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Unos minutos antes...


—Creo que ese fue el último —informó la chica observando al joven que se deslizaba por la rampa de hielo, apreciando la señal de Shoto indicando que estaba bien cuando llegó hasta él—. Seguiré inspeccionado la zona. Quizá Dyanmight está en la misma situación.

No obstante, a pesar de saber que había salvado a tanta gente, le quedaba cierta inquietud por encontrarse con la calma del lugar. Quizá era algo positivo no escuchar más gritos de auxilio, pero no creía que todo fuera para bien, había algo que seguro estaba dejando pasar o que no vio, no estaba segura. Así que decidió emprender una nueva vuelta para verificar y, como lo supuso, terminó encontrándose con la misma chica de la tienda de libros, inconsciente y con un pequeño estante encima de ella, producto de la primera explosión que los tomó por sorpresa, pues había ocurrido en el piso superior y podría ver el agujero en el techo.

De inmediato se acercó a ella, quitando el peso de la estantería para mirar si no tenía más heridas y por suerte no fue así—. Hey... —susurró— ¿Te duele algo? ¿Puedes moverte? —preguntó observando a la joven abrir sus ojos con dificultad.

—Eres la estudiante de UA... —murmuro regresando de su inconsciencia.

—Descuida, te sacaré de aquí —aseguró cargándola en brazos, recargando la cabeza de la joven en su pecho.

Tengo heridos —oyó la voz de Katsuki, sintiendo tranquilidad por saber de él.

No obstante, por el comunicador alcanzó a escuchar otra voz conocida y su cuerpo se paralizó al instante, sintiendo un escalofrío que recorría cada parte de su ser por reconocerlo finalmente y saber que él no se encontraba en la autopista como lo había predicho Naomasa.

Vaya, Vaya. Los héroes y la UA no dejan de meterse en mis asuntos.

—¿Dynamight...? —susurró la joven deseando que solo fuera una maldita broma.

Sabría que Todoroki también lo escuchó, pero no estaría para ver su gesto abrumado por la sorpresa que representaba la presencia del villano en aquel lugar. Él, al igual que su compañero, se sintió desesperado e impotente, pero no podría hacer demasiado al seguir supervisando las rampas de hielo y creando más pilares luego de la segunda detonación.

¿Una particularidad explosiva? —lo oyó una vez más y la ansiedad comenzó a carcomerla por dentro, obligándola a caer sobre una rodilla porque recordaba que llevaba a la chica en brazos cuando quiso dar un paso—. Ron ¿Te imaginas lo que pudo hacer con esas explosiones? —su risa siniestra solo fue un martirio para la joven, pues sabía mejor que nadie que cuando Kohaku ponía su vista sobre alguien, se convertía en su principal objetivo hasta conseguirlo o perder el interés, como sucedió con ella.

Pero dudaba que ese fuera el caso de Bakugo, él mostraba ser todo un maestro usando su particularidad que no dudaba que despertara la atención de Kohaku, o quizá ya lo había hecho. No dejaba de preguntarse por qué él estaba ahí, por qué no en el camión de valores intentando robar aquel dinero ¿Por qué tenía que estar ahí, con Katsuki?

Una explosión tuya sería la perdición para esos niños —nuevamente la voz de Kohaku resonó en los oídos de la joven, alterándola todavía más, porque sabía que su compañero tenía a dos niños con él por lo menos ¿Qué debía hacer?

—Miren lo que tenemos por aquí —la atención de (Nombre) viajó a la entrada del local donde estaba, encontrándose con un grupo de maleantes que le miraban con una sonrisa llena de satisfacción, como si hubieran encontrado un tesoro ahí mismo.

Diario perdido  •Katsuki Bakugō•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora