prólogo

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(5 años desde el atraco al banco de España)

El aire sacudía su cara mientras huía en su Yamaha negra último modelo, uno de sus tantos caprichos que compró con el dinero de sus grandes golpes. Escondido tras una gafas como el mismísimo Clark Kent,conseguía una vez más salir sin dificultad de un contratiempo peligroso. Un nuevo atraco, nuevas ideas y por supuesto dejando a un lado la parte sentimental y sintiendo la adrenalina en su cuerpo, pensaba millones de ideas ilegales y arriesgadas.
¿Sabéis cual es el límite de atracos que un ladrón quiere hacer? La respuesta es sencilla: no hay límites.

Llegó a su departamento en frente de la playa de Estambul. Pensó que sería un  buen lugar para pasar desapercibido y así evitar que lo reconocieran. Aunque para los demás hubiese muerto en el atraco al banco de España, lo podrían descubrir.
Abrió aquella bolsa y sacó un reloj impresionante que acababa de robar de un museo de Turquía, lo colocó en un estante en donde mirándolo sonrió, su hermano Berlín deseaba robar aquel reloj cuando todavía vivía.
Mirando aquella joya y sirviéndose una copa del vino más distinguido, levantó la copa brindando haciendo honor a la memoria de su hermano. Y sonrió, aunque esa sonrisa le duró poco, recuerdos vinieron a su cabeza, recuerdos de Berlín, Tokio,Nairobi, Bogotá... Había perdido mucha gente y desde entonces, él vivía con culpa, no había una sola noche en la que no repasara a conciencia el último atraco, pensando en como se le pasó tantos fallos. Si pudiese dar el tiempo atrás lo haría para jamás hacer aquel atraco.

Tenía la mesa del salón llena de planos, papeles y libros, él decidió parar de hacer atracos pero necesitaba hacerlo, lo necesitaba como el aire que respiraba y esque solo una cosa él tenía clara en su día a día: estaría robando hasta su último suspiro.

Fue a la cocina a prepararse la cena, unas latas de atún con un poco de pan, ni siquiera se paraba para prepararse una comida decente, pasaba el tiempo en lo que le gustaba hacer y muchas veces el se sentía obsesionado con el mundo del ladrón, pero ya sabéis que él no era un vulgar ladrón, su estilo era más sofisticado e intelectual, el ladrón común pecaba de anteponer la accion de robar, de satisfacer su vicio de ladrón antes que la inteligencia, Sergio Marquina no.

Vivía solo, la relación con Raquel después del atraco era fenomenal pero con el paso del tiempo, el peso de que ella dejara todo para irse con el profesor, y la pérdida de la custodia de Paula poco a poco mató la relación. Ella decidió abandonar a Sergio para irse con su hija ya que su exmarido había ganado el juicio por la custodia de Paula y eso Raquel no lo podía permitir, por un lado Sergio lo entendía, tenía que luchar por su hija aunque a él le hubiese gustado que ella se hubiese quedado a luchar los dos juntos por estar con Paula. Su partida le dolió y mucho y desde entonces tomó una actitud muy fría respecto a tener sentimientos, aunque nunca fue partidario de sentirlos.

El que le visitaba a menudo era Palermo, pasaban horas y horas juntos hablando de lo que solo dos ladrones podrían hablar.

Se mantenía en contacto con los demás miembros de la banda a través de postales con palabras ocultas en los textos, juego que se le ocurrió al profesor para que nadie los descubriera.

Bajando a un bar apartado de Estambul, tomó su café como hacía de costumbre y dándole un sorbo pensó en lo fugaz que es la vida y en lo que disfrutaba robando, llegó a pensar estar enfermo y obsesionado por los atracos pero pensó que una cosa que te hace feliz no puede ser mala.

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Después de mucho tiempo sin venir por aquí me animo a empezar este fanfic ya que en la otra historia "un amor odiado" muchos de lo lectores me pedían otra historia serlicia. Espero que os guste y disfrutéis de este nuevo fanfic 💞💞💞

Un atraco al deseo (Sergio Marquina Y Alicia Sierra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora