𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟑𝟔: 𝒅𝒊𝒂 𝒅𝒐𝒔, 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒖𝒏𝒐

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Nada podría superar los amaneceres en la isla. El sol apenas había comenzado a iluminar el turquesa del mar, pero el sonido de las olas parecía mecernos a pesar de seguir en la cama. No quería moverme y perder el calor que se creaba cuando su pecho encajaba con mi espalda y una de sus piernas se colaba entre las mías, rozándose suavemente hasta casi engancharme con su pierna.

El sonido estridente de un teléfono nos despertó de sopetón. No era el mío, era el de Noah que no paraba de sonar. Alargó la mano a la mesita de noche y descolgó.

—¿Sí? Sí, soy yo. —Suspiró, frotándose los ojos con los dedos—. Sí, claro. Muchas gracias... —Seguía con los ojos cerrados, asintiendo—. Por supuesto, en dos horas está bien. No hay problema. Adiós.

Yo estaba de espaldas, pero escuché cómo colgó el teléfono y lo dejó en la mesita de noche, girándose en la cama para volver a encajar su cuerpo contra el mío y abrazarme.

—¿Quién era?

—El director de la empresa que lleva la boda de Grace...

—¿Quiere contratarte? —Noah asintió y me giré en la cama para quedar cara cara con ella—. ¿Y cómo sigues dormida?

—El sueño siempre gana.

Dos horas después estábamos desayunando en el restaurante del hotel. No había señales de Grace o Steve, normal y esperable. Mientras yo me comía una macedonia de frutas con yogur, el café y los huevos revueltos de Noah se enfriaban encima de la mesa a la espera de que terminase de hablar por teléfono.

Nunca me había importado nadie que no fuesen Piper y Grace y pensé que no me importaría la vida de nadie, pero aquí estaba, observándola dar vueltas mientras hablaba por teléfono esperando que la vida la tratase como se merecía. Había sido tremendamente egoísta, había sido egocéntrica y, quizás en algún punto, narcisista, pero ahora entendía a Steve y Grace. La felicidad de Noah era la mía.

—¿Dónde está tu novia? —Piper me sacó del trance.

—Está hablando por teléfono, el director de la empresa que ha organizado la boda de Grace quiere contratarla. —Ella torció el gesto, apoyando una mano en su cintura con las cejas fruncidas y los labios apretados.

—Tienes que decirle que venga a nuestra empresa, Olivia. —Se sentó en el sitio de Noah, inclinándose en la mesa, como si me confesara el mayor de sus secretos—. Necesito contratarla, seríamos los únicos en ofrecer ese tipo de servicio.

—No voy a convencerla de nada. —Agarré la tostada, chupándome el dedo que se había manchado de mermelada de fresa.

—Pero ¿qué dices? Esto me beneficia a mí y te beneficia a ti. Trabajarías con ella de nuevo.

—Lo sé, pero quiero lo mejor para ella y es ella quien tiene que decidir lo que de verdad quiere. —Le di un mordisco al pan, relamiéndome—. Si realmente la quieres en su empresa, tienes que enseñarle cuál es tu oferta y ella decidirá.

*

Colgué el teléfono y miré la pantalla de bloqueo. Olivia sonreía entre mis brazos en una imagen borrosa. Enfundaba ese vestido verde, con una sonrisa completa en la que mostraba todos sus dientes y el pelo desmelenado después de haberse soltado el recogido en mitad de la fiesta.

—Noah. —Levanté la cabeza al escuchar la voz de Piper, que caminaba hacia mí rodeada con un elegante vestido rojo y unas gafas que le tapaban toda la cara—. Buenos días.

—Hola, Piper. ¿Todo bien? —Guardé el teléfono en el bolsillo de mi pantalón.

—Sí. Ayer vi el vídeo que le hiciste a Grace. Muy bonito, profesional. Da justo en la fibra emocional de los invitados y creo que, además de los vídeos, podrías hacer otras cosas en la empresa. Como el diseño de invitaciones, carteles... ¿Aceptas? —Observé cómo me extendía la mano para estrecharla, pero me resistía a estrecharla.

let me be her (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora