Sarada y su otra familia.

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NOTA: Hola, empezaré por dar las gracias a quien leerá esto. Este pequeño one shot, es un borrador que hice hace mucho tiempo, y que finalmente termine de escribir, tuve que cambiarlo muchas veces para que tuviera un poco de sentido.

Se supone que sería un especial de pascua... ajaja sin comentarios.

Luego se volvió un capítulo de chocolate, pero no era dulce, ni amargo, ni suficientemente largo o corto.

En fin, espero me perdonen las faltas de ortografía.

¡Nos leemos en las notas finales!



       —¿No te sientes sola? Yo no podría vivir así —dice Ino.

Ella sonríe, porque hay algo que nunca perderá. Es esa cosa cruel y obsesiva que la impulsa en la vida.

Eso que se llama esperanza. De que él vuelva, de que él la mire, de que él la ame, de que vea en ella lo mismo que ve en Naruto.

Sabe que eso es imposible, que Sakura, a diferencia del otro hombre, nunca será suficiente.

Su amor por Sasuke, es solo su egoísmo personal.

       —Admito que a veces me siento sola, ahora me basta con que vuelva a casa a salvo. —No miente, pero tampoco dice la verdad. Si fuera por ella, volvería a seguirlo con tal de solo poder mirarlo todos los días.

Sin embargo, no lo hace, porque en casa, está el regalo que él le dio.

La hija de ambos.

Sarada, últimamente está triste. Su semblante, su voz, su mirada. Todo en ella grita que no es feliz, Sakura no sabe qué hacer o que decir para aliviar la mente afligida de la niña.

Solo puede observar el rostro dormido de su hija, su cabello negro, sus rasgos. Todo en ella le recuerda a Sasuke. Es su lazo con él, lo único que la une al Uchiha.

Mantiene a esa niña sin aclararle las cosas respecto a su padre, comprende que en ese aspecto falla mucho, Sarada tiene derecho a saber, pero no lo hace, porque no puede hacerlo.

Al inicio la pregunta le toma por sorpresa.

       —Mi papá... ¿Ocupa lentes? —sinceramente, no sabe qué contestar. Su hija le observa expectante. Se lleva el dedo a la barbilla intentando recordar.

       —No... tal vez. —Le sonríe para intentar calmarla, pero no funciona, ella le observa con esos ojos negros y le juzga por no saber. Por ser incapaz de darle una simple sensación de seguridad a su vida.

       —¿Cómo no puedes saberlo? ¿¡Eres realmente su esposa!?

Sakura siente que la ira se extiende velozmente por su mente, porque es el único método que conoce para evadir la realidad. Por eso, ella prefiere destruir una casa a que Sarada se dé cuenta.

Sus padres no se aman.

La niña llora mucho, está asustada, preocupada de que todo lo que sabe sea mentira, de que su vida entera sea un vil engaño, lleno de farsas y que termine como su madre amando un retrato sin expresión.

Sakura se encuentra siendo incapaz de calmar los miedos de su niña, porque no hay ni una sola pregunta que logre contestar, no sabe nada. Es solo ahí cuando se da cuenta de que no importa que haya tenido una hija con Sasuke.

Sigue sin significar algo en la vida de él.

Pensó que las cosas serían diferentes, que, con el tiempo, él entendería lo mucho que ella lo ama de forma sincera e incondicional. Pero eso no basta.

Un mal padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora