El puesto de Rachel se mueve llevándola de un lado a otro, despertandola de repente cuando frena con brusquedad, no sabe ni en qué momento se quedó dormida, la jornada en el restaurante donde trabaja como mesera la dejó agotada y mareada trata de ubicarse, es la única persona que queda en el autobús y el chofer parece que perdió la cabeza.
—¡Puede ir más despacio! —le grita al conductor— ¡Oiga!
La fábrica que pasa es una señal de que está cerca de su parada y con el corazón en la mano se pone en pie.
—¡No lleva vacas, animal!
Trata de acercarse a la puerta, el hombre que conduce es un peligro, el saber que se va a bajar es lo único que la calma… Busca la cara del chofer para insultarlo, pero… El bache que pasa la hace dar un salto que la lleva hacia adelante, su cabeza impacta con la lata de arriba y la curva que toma la mueve consiguiendo que de un momento a otro termine en las piernas del conductor que frena.
Abre la boca para hablar, pero los insultos que tenía preparado se quedan atascados en su garganta al notar el hermoso rostro de ojos grises que queda frente a ella, realmente sexy y muy hermoso, el corazón lo siento como si se le fuera un abismo.
—¿Qué pretende? —baja la vista a sus pechos— ¿No pagar el pasaje?
—¡Es usted un abusivo! —se levanta— Claro que voy a pagar mi pasaje.
Rebusca el billete que le tira.
—Con lo que queda, ahorre y compre una licencia —baja los escalones.
—Compre carro si quiere ir en algo decente —le dice cuando se baja y vuelve arrancar como un loco.
«Maldito» Rachel se pone la mano en el pecho, no sabe si está alterada por la velocidad o por la cara que acaba de ver, al parecer es un conductor nuevo nunca lo había visto. Agitada entra a la farmacia por una píldora para la migraña donde atiende el italiano de bata blanca que la mira de arriba abajo.
—Principessa —le entrega el medicamento con una sonrisa en la cara— Esta linda la noche, ¿no crees?
—Si —paga— Lastima que un maldito me la arruino, ten buena noche.
—Igual tú…
Saca una copa de vino a la cual le da un sorbo mientras se aleja.
El vecindarios suele avivarse los sábados por la noche, pasa por la cantina donde saluda a Laila, por el almacén de calzado de Bratt, por el restaurante donde cocina Stefan y por el taller donde trabaja Parker, con su papá y el viejo Gauna.
Hace el mismo recorrido de todos los días hasta que llega a casa y mientras Rachel se mete a bañar enojada con el conductor, Emma se levanta de mala gana hastiada de los gritos de su madre.
—Te dije que trajeras un pepino y traes una piña —la regaña— ¿En qué estabas pensando?
—Dijiste que una piña…
—Pe-pi-no —contrarresta su madre— Ve a devolver eso.
—No voy a devolver nada, es vergonzoso…
—Ve y así aprendes —la obliga sacandola de la casa.
Con rabia camina al supermercado. Por suerte el cajero le daba igual, «Alan» eso decía en su camisa, pese a que la molestaba no sería tan vergonzoso embaucarlo y tener que explicar que en vez de un pepino compro una piña.
La puerta tintinea cuando la abre y el cajero se endereza cuando la ve dandoselas de galan.
—Vengo a cambiar esto —le muestra la piña— No es la que quiere mi mamá, así que me llevaré un pepino.
Se acerca segura a la caja, pero dicha seguridad desaparece con el hombre que sale de la mini oficina arremangandose las mangas de la camisa, castaño, alto y acuerpado, la presencia le separa los labios cuando el sujeto se planta frente a ella, Alan le explica y el mira la piña que tiene entre los brazos.
El cajero desaparece y el castaño mira el puesto de los pepinos, no tiene que hablar para darse a entender y ella hace el cambio, no tiene uniforme de cajero, pero abre la caja recibiendo la factura, sus dedos rozan y él hace la devolución en silencio mientras ella se aclara la garganta.
—¿Y eres nuevo aquí? —le pregunta Emma. No le contesta, solo medio asiente.
Planta las manos en el mostrador insinuando que ya está y ella coge el pepino.
—Gracias —se retira nerviosa.
Siente los ojos del sujeto sobre ella en lo que se retira y estando en la puerta se vuelve hacia la caja.
—Adiós —le dice él y el pecho le da un brinco obligándola a salir rapido.
Rachel cuenta en la cena lo sucedido con el conductor, Rick le comenta que es el hijo del dueño del paradero de autobuses, Sam comenta que el supermercado de la esquina tiene nuevo dueño.
—¿Ah, si?—Emma se hace la desentendida mientras que a Rachel le preocupa el tener que volverse a topar con el conductor atarban que al parecer estará seguido en el vecindario.
Nota: Se que muchas ya leyeron el fanfic de ilenko y emma de la bella durmiente, ¿pero quieren que lo suba por acá?para que esté acá y marquen sus partes favoritas¿o no le interesa?
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