Cuando se ilumina un día gris

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Era un día lúgubre y no era como cualquier otro. Las nubes abundaban produciendo un paisaje nublado y con algunas de ellas que parecían a punto de liberar el agua contenida, pues estaban más grises que las otras blanquecinas. Es por ello, que el día combinaba muy bien con el acontecimiento que ocurría en el cementerio más acomodado de la ciudad de Edén. Se caracterizaba por sus árboles y mausoleos dignos de familia adinerada, sin embargo, nada de eso importó para Anya que estaba siendo un apoyo para Damian que él, a pesar de ser el funeral de su padre ni una pizca de dolor sintió. Así que debió de actuar como si estuviese abatido, aunque en realidad no lo estaba. Tanto como su presencia o ausencia no importó en la vida de Damian. No.

Todos estaban vestidos con atuendos negros, Anya y Yoru usaban un vestido negro, mientras que Damian y Lloid usaban un traje negro. Estaba de más decir que la prensa se inmiscuyó también en la escena triste que parecía sacada de una película trágica. Todo estaba muy tranquilo, sospechosamente tranquilo, debido a que estaban enterrando el ataúd cuando de pronto dos presencias se hicieron notar entre la multitud. Eran nada más ni nadie menos que la madre de Damian y el hermano mayor de él, Demetrius. Ambos con ropas de tonalidades negras.

Damian, que estaba abrazando a Anya se acercó a su madre y a Demetrius, pero en ningún momento se separó de su novia, al contrario, la tomó de la mano y Anya sin saber muy bien que pasaba. Se dejó arrastrar por él.

—Anya, te presento a mi madre y a Demetrius, mi hermano mayor.

—Mucho gusto —dijo Anya con una sonrisa tímida, intentando por todos los medios NO leer sus mentes.

—Madre, Demetrius, les presento a mi queridísima novia, Anya Forger —dijo Damian con la seguridad que lo caracterizaba.

—El gusto es nuestro, querida —Melinda se acercó a ella y la abrazó—. Siéntete una más de nosotros.

Entonces, algo que nadie esperaba pasó. Lloid se acercó al encuentro, junto con su esposa. Así todos se presentaron. Tanto Melinda como Yoru congeniaron al instante. De este mismo modo, Lloid debía ir a una reunión urgente con Silvia, pues debía comentar el deceso. Para su suerte, el funeral terminó antes de lo esperado y cada uno de los asistentes se fue por su camino, sin embargo, tanto los Forger como los Desmond acordaron en ir a almorzar a un restaurante lujoso.

—Mil disculpas, pero yo deberé ausentarme. Tengo que ir a una reunión urgente con mi equipo de trabajo.

Dicho lo anterior, se retiró y se fue por su camino. Anya sabía que mentía, pero no podía delatarlo, porque eso sería exponer su identidad como espía así que se despidió de su padre, al igual que Yoru.

Tanto Yoru como Melinda conversaban sobre el funeral mientras que Demetrius, Damian y Anya estaban en un silencio sepulcral. Se encontraban en la limosina de los Desmond y se dirigían a un restaurante totalmente acomodado y lujoso. En las ventanas tenían vitrales coloridos y a simple vista se podía ver lo caro que era, sólo por ver la infraestructura por fuera. Al entrar, todo se veía espléndido, las mesas tenían manteles de seda, los candelabros iluminaban el recinto y había una mesa que tenía una terraza que dejaba ver el extenso paisaje de la ciudad de Edén. Y para ser precisos, justo en esa mesa, que era para 10 personas, se sentaron sin más.


Los temas variaban de aquí para allá, hasta que llegaron a uno que tanto Damian y Anya preferían evitar a toda costa.


***





Lloid llegó a la oficina en donde se encontraría con Silvia. En el pasillo del edificio se encontró con su colega Nightfall, ambos se saludaron. Pero, ella quiso abrazarlo, aunque claro fue evitado por Lloid, que dijo que debía ir a una reunión urgente.

El amor siempre floreceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora