¿EN CASA?

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Kakashi no se sentía avergonzado del beso a Sakura, aunque en días anteriores le molestaba el hecho de que lo relacionaran con ella, ahora lo aceptaba sin ningún problema. Mientras caminaba hacia su equipo se preguntaba si podían considerarse una pareja, eran demasiado jóvenes para ser tomados en serio, pero precisamente quienes conocían a Kakashi sabían de su seriedad en cada aspecto de su vida, y que se permitiera caminar de la mano con alguien ya significaba una relación seria. La sonrisa permanente se reafirmó silenciosamente bajo la máscara que cubría su rostro.

Si las cosas continuaban como hasta ahora, y si Sakura ya había decidido quedarse, lo mejor sería buscar una habitación para darle su privacidad y un espacio propio. Claro que le gustaba su compañía pero haría las cosas de la manera correcta. También planeaba hablar con Sakura al respecto, animarla a contarle la verdad, cualquiera que fuera, en ese punto creería cualquier cosa que ella le dijera. Para qué negarlo, de alguna forma se había enamorado. En cuestión de unas semanas se enamoró de esa misteriosa niña de cabello rosado que parecía conocerlo mejor que él mismo.

En todo eso pensaba mientras caminaba hacia su equipo que lo esperaba, pero a penas vio a su sensei, supo que se trataba de una misión importante.

-La situación entre las Aldeas ha empeorado. La Guerra comenzó y debemos ir al frente, tenemos una misión especial. Mañana a primera hora, Kakashi.

-De acuerdo- el ninja asintió y no dijo nada más, estaba preparado para la Guerra, sabía que tarde o temprano sucedería.

-Esta vez no puedo darte una fecha de regreso... o si realmente regresaremos. Así que es mejor que hables con Sakura, puede quedarse con Kushina, creo que es lo mejor.

Escuchó que Sakura lo llamó, pero como un grito a la distancia, de alguien que se aleja. Quiso girarse para confirmar que ella estaba bien, pero primero debía agradecerle a Minato, sin duda sabía lo importante que se convirtió Sakura para él.

-Gracias, sensei.

Dio la vuelta para volver con Sakura, desde que los rumores de la Guerra comenzaran y los conflictos se incrementaran aceptó ir al campo de batalla y morir como ninja. Estaba dispuesto a morir, lo aceptaba porque no había una razón por la cual regresar. Pero antes no existía Sakura, ahora se sentía diferente. Quería volver y sobre todo, quería que ella siguiera allí para esperarlo.

Buscó a Sakura con la mirada, justo en el lugar donde la había dejado, pero ella ya no estaba.

-¡Sakura!- no gritó con mucha fuerza, estaba seguro de que se trataba de una broma y aparecería en cualquier instante. Se quedó parado unos segundos que se convirtieron en minutos, y después en una hora. No se movió ni un centímetro durante todo ese tiempo. Un segundo después estaba en su habitación, ya había oscurecido y seguía sin señales de ella.

-¡Sakura!- gritó con toda su fuerza, hasta lastimarse la garganta. Esperaba verla aparecer en su habitación, pero no sucedió. Había desaparecido por completo, como si la hubieran borrado del mapa. Eso no era posible, ella debía estar todavía en la Aldea y no tardaría en volver. Salió a Konoha para encontrarla, sólo la había dejado un par de minutos, no más. Un par de minutos en medio de una multitud, ¿cómo podría haberse ido?

Sakura le dijo que si alguna vez desaparecía no la buscara, pero ¿cómo no hacerlo? si planeaba irse al menos se hubiera despedido. Era imposible que se marchara de esa forma tan silenciosa y repentina. No podía dejarlo solo ¿Realmente lo había abandonado?

La buscó toda la noche pero fue en vano. Fue como si Sakura se hubiera esfumado en el aire, preguntó en todas las entradas de la Aldea, pero nada. La buscó hasta el último minuto e incluso dejó una carta para ella, para cuando regresara. Cuando los primeros rayos de sol se asomaron volvió a su habitación que seguía vacía. Preparó sus cosas y se marchó a la Guerra.

ANTES DE NOSOTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora