Agustina;
Las cosas entre Valen y Tadeo no mejoraron mucho. Tadeo le pidió tiempo para pensar en todo y Valen lo aceptó.
Flashback
Buscamos en los pasillos hasta llegar a el último, este se encontraba al final de la escuela por lo que era poco concurrido por los alumnos. Y allá se encontraba el morocho, estaba con una petisa castaña, muy linda, pero Mica le pasa el trapo.
—Che depa, ¿podemos hablar?—preguntó mi novio. El morocho asintió y frunció el ceño al notar la mirada perdida de mi novio.
Nos apartamos un poco hasta que la petisa decidió tomar su camino al ver que sobraba en el lugar. Tomé la mano de Valen para tranquilizarlo un poco y continuó con un discurso que, supuse, se armó de camino a acá.
—Yo...bueno, dije algo que no debí.—el morocho lo miró confundido pero aún así lo dejó hablar.—Se me salió decirle a Mica que...
—¿Qué?
—Que estás enganchado y estás intentando olvidarla con la piba esa.—soltó suspirando.—Me siento mal por que sos mi mejor amigo y no debí.
La cara de Tadeo daba miedo, mostraba desilusión pero también furia. No dijo nada y solo se fue dejándonos parados en el último pasillo.
—Tranquilo, amor. Ya se le pasará.
Actualidad
Cruzaron varias palabras a lo largo de la semana pero no mejoraron mucho. Tadeo seguía molesto pero al menos pudo decirle a Martin lo que le pasaba con Mica. Martin entendió que debía hacerse a un lado por que entendió que Mica no le correspondería. Sin embargo, los sentimientos de Tadeo y mi mejor amiga si eran correspondidos.
La tarde era algo calurosa y un poco soleada, si no fuera por las nubes grises que amenazaban soltar agua en cualquier momento, se sentiría más penetrante el sol en la piel.
Caminé las cuadras faltantes hasta que llegué a la heladería. Fede y Martha me recibieron con un gran abrazo, esos que solo ellos dos tenían para ofrecer, únicos y especiales.
Me puse el uniforme y por último el delantal negro con el logo en tonos pastel de la heladería. No habían muchas personas, la plaza de enfrente estaba casi vacía, de no ser por el grupo de cinco pibes que andaban en skate mientras dos chicas los observaban y tomaban mate.
Todo eso se podía ver desde los cristales enormes que permitían el paso a la vista al exterior. Me recargué en el mostrador a esperar que alguien en el transcurso de la tarde atravesara aquella puerta, también de cristal.
Los dos mayores de edad charlaban de sus hijos, nietos y de lo felices que estaban por que la navidad se acercaba. Yo odiaba esa fecha, no entendía el motivo de inventar una historia y hacerle creer a los nenes que un anciano con una larga barba y cabellera blanca regalaba juguetes mientras volaba y renos tiraban de un trineo, completamente patético.
En cambio, ellos parecían amar dicha fecha, me explicaron que no era tanto por la historia de papa noel y la ilusión de los niños al saber que un personaje regalaba juguetes. Era por el hecho de convivir en familia, los preparativos previos a la fecha y por que alguien compraba un regalo pensando exclusivamente en vos. Pero bueno, alguien que no tuvo una familia numerosa no comprendía la alegría de celebrar eso.
Siempre fuimos mamá, Lucas y yo. Lucas casi siempre pasaba la fecha fuera de casa, ya sea con amigos o con su pareja del momento.
En cambio, mamá y yo teníamos una cena completamente normal y veíamos películas, ella siempre compraba un detalle para mi, lo que estuviese a su disposición, pero nunca con una mentira de fondo, me dijo que el viejo con barba blanca no existía, pero que ella si y podía comprarme un detalle. Se lo agradecí siempre, las mentiras tienen patas cortas, como la mía con Valen, aunque yo se lo confesé.
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MALDITA SONRISA; Wos
Fanfiction• Al final nadie sabe el dolor que esconde una sonrisa. Nunca sabemos cuantas cosas arrastramos con nosotros a lo largo de nuestra vida.•
