Capítulo 1

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-No es posible -fue lo primero que dijo mi mejor amiga en el mundo, Frida, en cuanto le conté mi nueva situación-. Val, esto simplemente es imposible. No hay manera, ustedes dos se odian.

-Bueno, nuestra relación ni siquiera llega al odio. Es más no hay relación, no hay nada. No sé cómo se supone que me convierta en la tutora de un chico tan arrogante como lo es Gideon.

Mi amiga me miró con compasión.

Hacía una semana, a nuestra escuela había llegado un chico nuevo, lo cual a todos nos había parecido un poco extraño, ya que estábamos a tres semanas de que empezaran los exámenes finales.

Al principio todos estábamos emocionados por su llegada. Era alguien nuevo que conocer y además extranjero; en una escuela pequeña como la mía aquel era todo un milagro.

Y al parecer Matthew Gideon de Villiers si que era, para algunos, como un milagro.

Recuerdo que el día de su llegada yo había llegado un poco justa de tiempo a la escuela, así que no había podido presenciar su "magnífica" entrada, pero en cuanto me había acercado al grupito en donde se encontraban mis amigos pude enterarme de todo el revuelo que había generado Gideon.

En resumen todas las chicas habían enloquecido por él. Y cómo no. Tenía unos luminosos e increíbles ojos verdes que parecían un par de esmeraldas y un, por qué no decirlo, fabuloso cabello castaño que te daban ganas de revolverlo solo para conocer su textura, además de que ahora era el más alto de los niños de nuestro salón. Hasta los chicos estaban impresionados, aunque no se podía negar la envidia que se notaba en sus ojos cuando las chicas miraban a Gideon.

Pero también recuerdo lo arrogante que me pareció. Nada más había llegado y ya era amigo de más de la mitad de el salón, pero eso no era lo que me frustraba, aquello simplemente me daba igual, lo que me pareció extremadamente increíble fue que a pesar de que todos tratábamos de llamarlo Matt o Matthew él prefería que lo llamáramos Gideon, aunque esa sinceramente tampoco era la parte que tanto me molestaba, sino que él nos pidió que lo llamáramos Gideon por el simple hecho de que alguna de las chicas le dijo que sonaba más exótico y atractivo.

¿Pero qué demonios?

Y además ahora estaba lo que acababan de decirme el día anterior: me convertiría en su nueva tutora. Justo lo que quería hacer durante una hora seguida después de salir de la escuela... y dos semanas antes de los exámenes finales.

No es que en realidad lo odiara, había momentos en los que podía llegar a caerme bien, solo... que no es mi clase de persona. Podría hablarle y todo, pero no era la clase de chico de la que quisiera hacerme precisamente su mejor amiga.

Además de que, cabe mencionar, que el chico en cuestión tampoco parecía que estuviera muy necesitado de un par de clases extra. Gideon era tan inteligente como guapo.

Y eso era justo lo que no conseguía explicarme. ¿Para qué quería una tutora? O peor aún ¿por qué me querían a mí de su tutora? No era que tuviera las perores calificaciones ni nada, eran de las mejores, porque negarlo, pero esto no tenía sentido.

Sus padres simplemente habían llegado, aunque había un gran halo de misterio entorno a ellos, por lo que había oído decir, aunque creo que realmente nadie los ha visto además de los maestros, y habían pedido una tutora para su hijo, supuestamente por todo eso de que vienen de Londres y para que Gideon estuviera al tanto de el programa escolar.

Y ellos simplemente me escogieron.

Pero yo seguía preguntándome que tanto le podía enseñar una chica de 13 años a un chico inglés que tenía su misma edad. Esto no tenía sentido, pero ya no había vuelta atrás, yo había aceptado, más que nada por el hecho de que la directora casi me lo había pedido en un tono suplicante, y mi mamá ya había arreglado todo con los padres de Gideon, además de que ella estaba encantada.

Piedras Preciosas. Una nueva generación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora