Prólogo: Tormentos del pasado

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Desde que tenía memoria, Seiro era capaz de ver cosas que otros no. Como un mar bajo sus pies, un manto inmenso se extendía hasta donde alcanzaba la vista, revolviéndose y removiéndose a través del mundo. Pero aquel manto no se movía sin motivo, parecía reaccionar especialmente a ciertas cosas: personas, objetos o lugares donde ocurrirían grandes eventos, era como si aquella tela fuera capaz de ver el futuro.

Un día, mientras Seiro jugaba alegremente por las calles de su pueblo natal, de pronto se quedó quieto. El suelo bajo sus pies pareció hundirse, el manto desapareció de la vista, dejando un vacío que se hacía cada vez más hondo, y cuya oscuridad se volvía cada vez más profunda. Mientras aquel agujero se extendía cada vez más, hasta engullir el pueblo completo, el cielo comenzaba a oscurecerse, y Seiro comenzó a temblar de miedo. El primer rayo cayó, y el sonido ahogó por un segundo los gritos de las personas. Las nubes de tormenta encima de su cabeza rugieron con furia antes de comenzar a descargar una lluvia de destellos sobre las viviendas. El pueblo entero estaba sumido en el caos en cuestión de minutos. Los edificios, en llamas; las personas, corriendo despavoridas; y los gritos, inundando el aire.

Seiro solo se quedó ahí, quieto, demasiado asustado como para moverse. En su mente de nueve años solo atinó al instinto de llorar. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras soltaba sollozo tras sollozo, llamando a sus padres, rogando que alguien lo ayudase. De pronto, un estruendo sonó muy cerca, Seiro se volteó para ver como la casa de dos pisos junto a la que se encontraba se balanceaba peligrosamente. Gritó y trató de correr, pero apenas pudo recorrer unos metros antes de que el edificio se desplomara encima de él. Cuando el polvo se asentó, Seiro tosió, de algún modo no había sido aplastado. Cuando alzó la vista, se sorprendió con lo que vio: El manto había emergido de las profundidades del abismo, formando un único bulto lo suficientemente grande como para sostener una viga de madera que, de otro modo, lo hubiese aplastado. Sin embargo, Seiro notó que en el mismo punto donde el manto se había curvado se encontraba un pedazo de piedra del mismo tamaño, que era lo que realmente había detenido la viga.

A pesar de ello, Seiro se había quedado atrapado, no había salidas a su alrededor. Al intentar incorporarse, se dio cuenta de que un pedazo de madera se había alojado en su antebrazo. La vista de la sangre hizo que se mareara.

—¡Ayuda! —gritó, aguantando el dolor. Se acostó sobre el suelo—. Alguien, por favor... —sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente— Mamá... Papá... Quiero ir a casa...

Sin embargo, sus sollozos no fueron escuchados. Sumido la desesperación, el niño agotó sus fuerzas y cayó dormido.

***

Al despertar, lo primero que Seiro notó fue que el manto transparente cubría todo el suelo nuevamente. La tormenta ya había acabado, pero daba igual, no le quedaban fuerzas para pedir ayuda, ni para moverse. Se quedó acostado, recordaba a sus padres y sus amigos, deseando poder salir para encontrarlos y seguir jugando como si nada hubiera sucedido. Su estómago rugió, lo que le hizo recordar las comidas que su madre le preparaba con tanto cariño, sirviéndole porciones con una sonrisa mientras él devoraba todo lo que había en la mesa, para luego ser regañado por glotón. Lo invadió la tristeza, su vista se nubló mientras se quedaba poco a poco sin fuerzas.

De pronto, escuchó algo desde afuera. Unas voces con urgencia ahogadas, seguidas de los pasos de varias personas. Seiro decidió hacer un último esfuerzo, recolectó toda la energía que le quedaban para levantarse. Exhaló profundamente, y lanzó un grito de auxilio con todas sus fuerzas antes de desplomarse.

Las voces se detuvieron. Mientras la vista de Seiro se iba nublando poco a poco, vio como los escombros a su alrededor comenzaban a moverse, dejando entrar la luz del sol. Lo último que escuchó fue la voz de un hombre gritando a otras personas que había encontrado a alguien, y lo siguiente que vio fue un destello verde y una mano extendiéndose hacia él antes de perder la conciencia.

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⏰ Last updated: Apr 09 ⏰

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Magiekku: Reliquias del OcasoWhere stories live. Discover now