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Pov diamante morado.

- ¿Perla..? -pregunte desconcertada, la recuerdo, recuerdo todo de ella, desde el momento que fue creada hasta ahora, sin embargo, es como ver a una desconocida-

Perla morada: si mi diamante, soy yo, perdoname si interrumpido algo... Pero... Hice lo que me pidió, como fueron sus órdenes, vine de inmediato apenas lo realice.

Trate de recordar que fue lo que pedí, mis recuerdos son algo confusos, están mezclados como si fuera ensalada, lo recuerdo todo pero esta en desorden, todo llegó a mi tan de repente que es difícil de procesar.

-de acuerdo, perla ... -dije sin estar realmente segura de que era lo que le avía pedido- 

Ella asintió aún formando ese diamante con sus brazos, camino hasta estar a mi costado, bueno... Casi, estaba como a 10 metros lejos de mi, no estoy segura, la distancia me marea, verla a ella es como ver a una hormiga.

- recuérdame que era lo que íbamos a hacer... Es... Para saber si estás atenta, debes estarlo -mire de reojo a perla, ella se tenso pero asintió, suspire calmada al ver que el engaño funciono-

Perla morada: claro mi diamante, estamos en el planeta 2.345.552 de su propiedad, hubo complicaciones en la nueva guardería que tú misma decidiste resolver, todo tiene que estar perfecto, si no es perfecto, no sirve, no tiene propósito, es obsoleto y debe ser corregido de inmediato, de lo contrario, no vale la pena su insignificante existencia, debe ser eliminado cuanto antes. -hablo de forma monótona, esas palabras... Las recuerdo muy bien, son cosas que yo e dicho a lo largo de mi existencia- el problema se resolvió, la perfección perdura en tu magnífica  extensión, ahora, es hora de volver con las demás diamantes. Es todo, mi exquisita y sublime diamante.

Las adulaciones exageradas y consecutivas son algo a lo que no estoy acostumbrada, menos si no e echo algo relativamente importante para mereserlo

Mire al frente, una gran pantalla en forma de rombo sobre rombo estaba frente a mi, volví a mirar a perla, por lo mínimo ya se que hacer y por que estaba aquí.

- bien echo, fue perfecto como lo debería -dije tratando de sonar como lo haría diamante morado- volvamos a mi imperio cuanto antes.

Usando las memorias que me llegaron de la nada, como si fuese de forma automática, me rodeo una burbuja que me llevo a mi nave.

Me sorprendí, las naves de las diamantes en la serie, todos eran solo fragmentos de un cuerpo donde la que dirigía era blanco.

Frente a mi, una nave con mi forma, pero menos detallada, completa de pies a cabeza, inmensa como solo lo seria un rascacielos al lado de una simple caja, estaba mi nave, morada la cosa esa, encerio, amo el morado pero esto llega a ser el colmo, me van a doler los ojos.

La burbuja entro a la nave y me dejó sentada en un trono gigantesco que solo yo podría ocupar, extendí mi mano como se supone lo e echo desde siempre, una especie de pantalla morada con transparencia apareció, unos símbolos grabados en ella, sabía que significaba cada cosa, aún así era raro, nuevo pese a los recuerdos y de saber que esto ya era lo normal, es como cuando aprendes o estudias otro idioma, sabes lo que significa pero no es lo mismo a escuchar o leer algo de tu lengua natal.

La nave despego elevándose y saliendo de la atmósfera de ese planeta enorme, era similar a Saturno, sabía que no lo era, Saturno sería un guijarro comparado con esto.

A la velocidad de la luz, la nave se movió por el universo, avía un gran silencio, perla solo estaba parada allí, no hacía nada, no decía nada, solo esperaba órdenes que cumplir como buena cierva obediente a su ama.

lo frágil de un diamante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora