01 - Las CES

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La era del desarrollo tecnológico se había extendido a nivel global como una pandemia. Los privilegiados jugaban a ser dioses sobre un tablero de ajedrez que representaba los despliegues reales de sus avanzados juguetes. Los menos favorecidos soñaban con los proyectores holográficos y las muñecas de inteligencia artificial a semejanza de sus ídolos.

La generación de falsos políticos profetas, elegidos por una población cegada por tales corruptos incompetentes, respiraba su fin con el alzamiento de los empresarios. Por primera vez en la historia, mujeres y hombres con una visión de futuro conquistaron la presidencia. La nueva era estuvo a punto de desembocar en un conflicto bélico a escala mundial, pero los nuevos representantes del poder impusieron la otra cara de la moneda al destituir a los viejos políticos.

Los líderes empresariales promovieron la paz y el primer impacto de ello fue eliminar las pequeñas fronteras. Dejaron de existir países para convertirse, por proximidad geográfica, en Naciones, siendo las más representativas la Nación de América del Norte, la Nación de Europa Occidental y la Nación de Asia del Norte.

Las nuevas políticas de igualdad del mundo moderno permitían que cualquiera pudiera volverse rico de la noche a la mañana, pero a un alto precio de exigencia personal que pocos estaban dispuestos a asumir por conformismo. También era fácil saborear el lado opuesto, pues la nueva sociedad estaba diseñada para que todos fueran productivos, y eludir las responsabilidades como ciudadano tenía consecuencias.

Las grandes empresas que se consolidaban con el nuevo sistema de gobierno invirtieron capital en el desarrollo de la seguridad civil. Después de todo, un ganado bien cuidado sería más beneficioso. Se crearon fuerzas especiales como las FOP, Fuerzas del Orden Público, encargadas de la seguridad diaria de los civiles, y las CES, Cuerpo Especial de Seguridad, unidad destinada contra el terrorismo y todo lo que representara una amenaza de nivel superior.

Dentro de las CES de la Nación de América del Norte destacaba la Unidad 7. Operaba con frecuencia en la isla artificial del Atlántico Land Heart. Sus logros se debían a la buena compenetración de los miembros del equipo, aunque acumulaba sanciones por seguir su propio protocolo de actuación. Precisamente se encontraba en una misión cuando ocurría el accidente del camión furgón en el norte de la isla.

El edificio empresarial Cronos estaba rodeado por soldados de las FOP, que se ocupaban de mantener los alrededores despejados de ingenuos civiles curiosos. El furgón blindado de la Unidad 7 arribó a toda prisa y se detuvo junto a los coches patrulla de las FOP. Algunos sonreían con orgullo, como si la solución estuviera frente a ellos. Otros, envidiosos, observaban y pensaban en cuál sería la desagradable sorpresa que tendrían que limpiar después.

Las puertas traseras del furgón se abrieron y, veloces, varios miembros del equipo bajaron del vehículo. Todos vestían con un uniforme negro especial ceñido al cuerpo. En una oreja portaban un dispositivo para las comunicaciones del que se extendía un lente holográfico hasta el ojo inmediato.

La francotiradora Tatiana, una joven de cuerpo atlético, fue la primera en salir. Tenía sus largos cabellos negros recogidos en una cola de caballo, salvo por el mechón rojo que le colgaba en forma de trenza. Sus atractivos ojos azules resplandecían como su gran rifle. Como siempre, su presencia despertaba suspiros de asombro entre la multitud porque había sido una prestigiosa actriz.

La siguió el cabo Fernández, conocido por el equipo como Tanque. Su aspecto corpulento y sus gestos toscos eran los responsables del amistoso apodo. Poseía rasgos latinos e intimidaba por su enorme escudo antibalas, que le valía para derribar puertas y todo lo que se le pusiera por delante, pero todos sabían que era un hombre noble y que, siendo uno de los mayores del equipo, se desvivía por sus compañeros.

Evan 1. Renacer © [En proceso de edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora