Muerte vampirica (SpV#2)

Capítulo 12

Me arrastraron por los pasillos mientras mis pies resbalaban en el suelo, hacía rato que había dejado de intentar huir y me di por vencida.

—Esperar —Pidió mi tío deteniendo a los guardias— Tengo que hablar con ella.

—¿Es una orden directa de Henry?

—No, pero...

—Entonces aparta.

Los guardias fueron a continuar cuando Gabiru extendió la mano dejándose asomar un billete anaranjado.

—Solo serán dos minutos.

—Dos minutos, ni un segundo más— Finalizó uno de ellos soltándome.

Caí al suelo, había agotado todas mis fuerzas.

—Lia, escúchame, analiza cada palabra que diga ¿lo has entendido?

Me coloqué la mano en el corazón, latía tan rápido que apenas podía escucharle.

—La sala F esta echa para jugar con los sentimientos de las personas, se meterán en tu mente y se divertirán con tus deseos, ilusiones, sentimientos, pensamientos... pero sobre todo recuerdos. Te dañaran por todas partes, pero no será físicamente, sino, psicológicamente. ¿Lo entiendes?

Moví la cabeza revelando que lo había entendido, o al menos, escuchado.

—Un minuto— Anunció el guardia.

—No te matara, pero te destrozara por dentro. Nadie ha vivido lo suficiente como para contarlo, ya que acababan suicidándose o muriendo de tristeza.

Le miré fijamente, aquello lo había entendido a la perfección.

—Sin embargo, puedes evitarlo, no puedes evitar que te dañen, pero si, puedes dañarles tu a ellos. Sueña con Henry, intenta meterte en su mente, descubrir sus orígenes. Él podrá ver lo que tú ves, si logras descubrir eso, se entristecerá al verlo. Costará, lo sé, al principio no podrás guiarlo, pero tienes que hacerte con el control completo. Tienes que tener presente que es una simulación, no es la realidad. ¿Lo harás? —No podía contestar, estaba muerta de miedo— Lia, lo lograrás, sé que puedes, eres más fuerte que eso, igual que tu madre.

—Ya es la hora— Interrumpieron agarrándome de nuevo.

-¡No! ¡Esperar! ¡Lia tienes que saber algo más, si mueres en la proyección, mueres en la realidad!

Mis ojos se abrieron como platos y me atragante con mi propia saliva.

-Vámonos -Finalizó el hombre empujándome.

Mis ojos se abrieron como platos y me atragante con mi propia saliva.

—Vámonos —Finalizó el hombre empujándome.

—¡Un minuto más, por favor!— Suplicó sin éxito— ¡Lia, no pienses en tus debilidades, por esas empezaran a atacar! ¡Lia!

Siguieron caminando hasta pararse en una sala, alcé la vista y vi la letra F, mi corazón, junto a mis músculos, dejaron de funcionar. Convirtiéndome en una simple muñeca, una débil e inerte muñeca.

Abrieron la sala colocando una contraseña como candado. La sala estaba oscura, al igual que mi interior. Pronto se encendió una luz que alumbraba directamente al centro, dejando ver una silla. Me sentaron y ataron para que no me moviese. En cuanto finalizaron, se marcharon.

—Aun puedes decirme donde está el cuerpo de tu hermana— Informó Henry saliendo de las sombras.

Le miré mostrando en mi rostro el asco y odio que le tenía.