10 - El cambio

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Las FOP y emergencias se unieron a las CES tras el fin de la redada. Los reporteros de las diferentes cadenas de televisión también se sumaron para difundir el triunfo de la justicia. Un acto tan humano como el que había tenido lugar merecía ser compartido con el mundo. Solo una científica de Storm Company se mordía las uñas al reconocer el lugar de los hechos en la televisión.

Mei acompañó al agente Adams a la ambulancia y les explicó a los paramédicos los detalles de las heridas. Luego, ambos agentes se quedaron a solas.

―Te recuperarás pronto, Adams. Por suerte, los disparos no han sido graves ―lo animó Mei, que estaba sentada junto a la camilla en el interior de la ambulancia.

―Sí, te lo debo a ti por atenderme ―enfatizó un risueño Adams.

―Eso no tiene ningún sentido. ―Mei rio―. Gracias por arriesgar tu vida por Elisa.

―No ha sido nada. A fin de cuentas, todos somos compañeros. Supongo que me tendrán unos días en el hospital, ¡qué fastidio!

―Mira el lado positivo, serán como unas vacaciones.

―Será un aburrimiento, en especial sin ti. Las mañanas en el cuartel se me pasan volando contigo ―coqueteó Adams.

―¡Ja, ja! Vale, te enviaré fotos para que sientas que estás allí.

―Ya que lo mencionas, ven, hagámonos una foto. Quiero salir junto a mi salvadora.

―¡Tonto! Yo la hago, no te muevas demasiado. ―Mei extendió el brazo con su teléfono y ambos posaron con alegría―. Y... enviada.

―Gracias... ¡Qué pena! Aunque esta mañana no me respondiste, quería quedar contigo esta tarde.

―Podemos vernos cuando salgas del hospital. ¿Te gusta el sushi?

―Sí, desde luego.

―Conozco un restaurante donde podemos ir a comer ―propuso Mei.

―Puedes ir reservando si quieres. Estaré como nuevo dentro de tres días ―dijo Adams, destilando puro optimismo a pesar de palidecer.

―¡Estás loco! ―Mei rio―. Bueno, voy a seguir trabajando.

Los agentes de las CES regresaron al cuartel. Las Unidades 1 y 7 recibieron la enhorabuena por su trabajo. En cambio, el radiante entusiasmo fue sofocado por el cubo de agua fría que les cayó encima cuando se quedaron a solas con sus tenientes. Ethan, en especial, los riñó por su insubordinación, su falta de concentración, sus impulsivas tomas de decisiones sin la aprobación de sus superiores y sus disputas inoportunas.

―Lo he dicho mil veces. Se discute en el cuartel, no en plena misión cuando sois un blanco fácil. Guardaos vuestros juicios morales y vuestras tonterías para cuando estéis en casa. ¡Joder! Retiraos de mi vista. Tenéis el resto del día libre. ―Ethan se encerró en su despacho.

Todos respiraron un aire de descontento, de incomodidad y de insatisfacción, pero nadie replicó. Poco después, Ethan llamó al departamento científico para solicitar información sobre los nuevos uniformes mejorados tecnológicamente.

Parte del equipo de la Unidad 7 intentó contactar con Elisa, ya que estaban preocupados por ella, pero ninguno obtuvo respuestas. Richard informó que pasaría por la casa de su compañera para ver a su hermano y, de paso, descartar que ella estuviera allí. Tatiana se ofreció para ir porque ansiaba partirle la cara al indeseable muchacho, necesitaba desahogarse, pero la convencieron de que semejante acto empeoraría la situación.

Elisa, en busca de paz y soledad, se había marchado lejos. Había encontrado un lugar en la playa donde llorar sin nadie que pudiera molestarla. Ignoró todas las llamadas. Vivía uno de los peores días de su vida. El trabajo era lo único que tenía, donde podía pasar horas sintiéndose bien, y se le había convertido en un sueño roto. Eso, unido a su situación familiar, la destrozaba. Por si fuera poco, revivía el perturbador encuentro con Dmitry en su cabeza una y otra vez.

Evan 1. Renacer © [En proceso de edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora