Jefe y Empleador.

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Este no es el trabajo que un asistente debe de hacer

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Este no es el trabajo que un asistente debe de hacer.

Ella solo debía acomodar su agenda, tratar con compradores groseros, decirle lo que debía hacer cada hora de cada día, solamente eso; no tener que disimular su ausencia, cuidar de su hijo que descuidaba, sobre todo no pensar en planes que terminarían fracasando olímpicamente.

Definitivamente es un exceso de lo que su contrato decía, ninguna cláusula sobre aterrorizar una ciudad con tu jefe por su esposa.

Un escándalo que al mundo le encantaría escuchar, lo que sería la pesadilla de recursos humanos y también la suya.

La primera vez que sucedió quiere culpar al sueño, al sabor de derrota que Gabriel traía consigo; a la sobre carga de sentimientos que tenía en ese momento para no haber detenido lo sucedido.

La culpa que invadió a los dos no fue suficiente para detenernos, continua pasando, en especial cuando las derrotas se sienten tan agrias como la recién ocurrida.

-Lamento que haya fallado. –Se lamenta con sinceridad. Cada plan fallado es un golpe en su esperanza.

-No entiendo que está mal. –Él se queja, acariciando con el aliento caliente su nariz por lo bajo.

Esto le dice que retroceda, trata pero su brazo en su cintura la retiene como una cadena a su lado; no deberían hablar del plan fallido por traer a su esposa después de haber tenido intimidad, se prende.

Pero no hay demasiado de que hablar, desde luego a pesar de ser completamente adultos se niegan hablar de esto, sucede y después fingen que no ha ocurrido, para repetirlo sin preguntas o cuestionamientos.

-Tal vez si uso de nuevo… –Es un titubeo que no alcanza a completar.

-No –Su voz vuelve a la robótica y fría que usa regularmente–. Eso se acabó.

-Pero… –De nuevo trata, un discurso de porque tienen más posibilidades si se coloca el miraculous está en su cabeza pero se niega a escucharla, no quiere volver a discutir por lo mismo.

-Se acabó –Repite como si fuera una orden–, podemos hacerlo sin ese miraculous roto. –No da paso para intentar convencerlo, él es explosivo por naturaleza, tocas una fibra y se activa, como ahora.

Aventura su mano a su rostro, delicadamente talla su mentón, subiendo por las mejillas llegando a su oreja donde trata inútilmente de acomodar unos mechones que se han soltado debido a la más reciente actividad.

Cualquiera que los viera pensaría que es una tierna caricia de esposa a esposo, pero no lo es, no son esposa, son jefe y empleador; unidos con el fin de traer a la verdadera esposa aquí.

Detiene las acciones de la mano al sentir la intensa mirada que este le da, no hay otra palabra, es como si estuviera cavando en el fondo de ella, sin sus lentes aquellos ojos toman una vista completamente diferente.

Lo Apasionado en lo cliché  ||Gabenath||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora