Tiago.
Noche tranquila en Lockinhald.
Frente al podio, el micrófono tan abajo que he tenido que subirlo y ajustarlo para poder dar el discurso de agradecimiento acompañado de mi grupo de ciencias que junto conmigo hemos explorado la ciencia al máximo consiguiendo la mejor nave que ha podido explorar otros planetas, la galaxia entera; dando orgullosos las pruebas de que existe vida en mundos alternos al nuestro dónde su líder es una especie demasiado alta con un sedoso pelaje en todo su cuerpo y un singular dialecto que solo entiende su pueblo conformado por hombres que se dicen llamar Jedis, defensores de la paz.
—Gracias por confiar en un grupo de jóvenes enamorados de la ciencia —dije con las lágrimas empañando mis ojos, sosteniendo un premio en color oro con la leyenda grabada "número uno en la ciencia" —Esto no lo hubiéramos logrados sin ayuda; todo se lo debemos a nuestros cerebros, si, a estos cerebros tan listos. De no ser por ellos y de nuestro esfuerzo, ni con nuestros padres lo hubiéramos conseguido. ¡Gracias! —levanté el trofeo en alto mientras el público vitoreaba el nombre del grupo — ¡Gracias a nuestros malditos cerebros! ¡Somos los putos amos de la ciencia!
Y mientras levantaba el trofeo al aire, este se me fue derritiendo como helado bajo el sol escurriendo entre mis dedos.
—¿Qué carajo? —bajé los brazos y observé mis manos en un color rojo vivo.
El miedo me recorrió por mi cuerpo, tenía las manos ensangrentadas. Volteando al frente, viendo al público que ya está desvaneciéndose y el ruido de golpes sobre una estructura sólida de madera resonaban como si provinieran del cielo.
—¿Qué está pasando? —pregunté hacia mis amigos, pero ellos ya no estaban a mi lado, habían desaparecido.
El ruido no cesaba, cada vez eran más fuertes, constantes y penetrantes en mis oídos. Bajé del escenario y corrí lejos de ahí, lejos de esa locura de premiación.
Cuando el sudor me recorría la frente, el cuello y todo el cuerpo, las gotas saladas me caían en los ojos cuál ácido, el ardor se volvía insoportable pero no me impedía al seguir corriendo; lo único que lo consiguió fue una estructura dura en color café con las betas de la madera sobresaliendo.
El golpe me retrocedió de un fuerte golpe hasta caer de un sentón doloroso que me nubló la vista hasta cerrarlos y caer inconsciente.
Los golpes volvieron, esta vez se sentía todo más real y el ruido se colaba a mi cerebro entrando por mis orejas.
Abrí los ojos poco a poco somnoliento, la respiración entre cortada, apenas recuperando mi ritmo normal. Hundiéndome en la almohada, intentando volver a sentir que mi cuerpo a pesar de correr, se sentía como volar sobre nubes.
—¿Qué pasa? —cubrí mis ojos con mi antebrazo; los golpes a la puerta seguían sin controlarse — ¿Por qué tanto ruido? —me quejé mientras pataleaba sobre el colchón en una pequeña rabieta.
—¡Abre la puerta! —gritaron afuera.
Abrí los ojos, parpadee un par de veces, la visión de mi cuarto estaba frente a mí con la realidad cayéndome con fuerza y de golpe.
—Fue un sueño —suspiré, llevando mi cabello hacia atrás y descubriendo mi frente y rostro para percatarme de que el sudor era muy real y había sido a consecuencia de cubrirme hasta la coronilla con la cobija.
El aire de la ventana se colaba solo un poco, no estaba cerrada en su totalidad, pero si lo suficientemente para que no entrara el aire como era debido. Las cortinas estaban sujetas por un pequeño pedazo de tela del mismo color, textura, y material que el resto de la cortina; el paisaje que se asomaba por mi ventana, era un espectáculo. Era un viaje al siglo XV en la era de los licántropos que aullaban a la luna llena, la misma que se posaba frente a mí. La misma que me hizo cubrirme con la cobija para no tener que verla y crearme escenarios de hombres lobos convirtiéndose esta noche entrando por mi ventana para atacarme y comerme vivo, ni siquiera se tomarían el tiempo de matarme de un arañazo y me comerían decentemente, solamente me comerían vivo, gritando de dolor porque convertirme en ello sería demasiado para su manada de hombres salvajes y lobos... y peludos.
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𝟟𝟘 𝕪𝕖𝕒𝕣𝕤 𝕠𝕗 𝕝𝕠𝕧𝕖 (En Pausa)
Teen Fiction"Hoy tuve una oportunidad más para extrañarte, para seguir amándote, para escuchar nuestras canciones, para revivir todo lo que fuimos. Y doliste, doliste como solo podrías hacerlo la última noche de febrero de un año bisiesto." Donde Zack y Nathan...
