IV. Eterna lealtad (final)

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E S C L A V O

IV. Eterna lealtad (final)

Después de un año de estar en servicio como guardián de Henry V, Eric había desarrollado fama de ser impredeciblemente violento al realizar sus ejecuciones en nombre del rey, empleando sus icónicas hachas para decapitar o herir de gravedad a cualquier bastardo que osaba perjurar en contra del monarca. Todos en Gales le temían y respetaban a la vez, pues, incluso con su carácter furioso y posición, no había perdido la costumbre de ayudar a los verdaderamente débiles. Nadie lo contradecía tampoco cuando debía hacer cumplir una nueva política que cernía al pueblo.

"El Cazador" ahora era un apodo conocido en todo el territorio.

Sí, podría decirse que disfrutaba de sus privilegios. Hal no había interrumpido sus encuentros nocturnos, pero al ser rey, era menos frecuente, resultando irritante. También lo eran sus allegados, víboras arrastradas, como Poins.

Era su amigo desde la adolescencia, pero a Eric le daba rabia verlo conversar con singular picardía durante las cenas ostentosas. Sentía que podría ser invisible a cualquiera, pero no para Hal. Había estado roto desde siempre, pero el monarca había sido la primera persona que se había interesado en su historia, en darle un lugar, en mirarlo como igual, sostener su palabra... Y él deseaba darle a conocer esas piezas rotas.

Sabía que podría resultar inadecuado en todo aspecto, pero esos sentimientos se habían acumulado en su pecho al entender que su vida estaba atada para servir a la corona; todo creció desde que se había vuelto su sombra, y en las noches, lo poseía.

Aunque hubiera podido callar para siempre, la guerra se lo impidió.

El rey Henry V había decretado que habría una campaña bélica contra Francia por el derecho sobre Gales. Los planes se habían trazado hace medio año, siendo la máxima prioridad reclutar el mayor número de soldados, desviando fondos de las arcas del palacio para financiar la forja de armas y entrenamiento. Eric había participado en entrenar novatos para el combate cuerpo a cuerpo.

Una vez que el plazo de preparación concluyó, el cazador decidió que, si iba a morir en el campo de batalla, lo haría protegiendo al hombre que le devolvió la vida. Y se lo haría saber antes de que llegara la tormenta.

La tarde previa a la marcha a Francia, Eric solicitó audiencia con el monarca, quien había preferido tener la conversación en su biblioteca.

—Adelante, Cazador —saludó Hal después de que los custodios abrieran la puerta. —Confío en que todo está preparado con la división de paladines letales. Ven, he estado gestando otro plan para nuestra victoria, aunque si es necesario replegarse, igualmente haré perecer a esos necios.

Eric carraspeó para que el noble lo mirara desde su escritorio.

—Todo está preparado, majestad.

Hal entrecerró los ojos. Notaba que la voz de su guardián tenía un matiz de pocos amigos.

—Guardias, quisiera hablar con el Cazador, en privado. —agregó para despachar a los escoltas, quienes, una vez estuvieron fuera se alejaron hacia sus habitaciones. Sabían que cuando el rey deseaba conversar con el montaraz, se prolongaría hasta el amanecer.

Hal se levantó de su asiento, rodeando la enorme mesa hasta llegar con Eric. Le dio un beso posesivo en los labios, envolviendo sus dedos en las correas de cuero que cruzaban su pecho, parte de su atuendo. Pudo sentir un cierto descontento en la forma que el montaraz lo tomaba por la cintura, como si no estuviera cómodo con aquello. Intentó nuevamente avivar su interés con un beso más atrevido y húmedo, pero obtuvo una interrupción.

Esclavo [Hiddlesworth AU, Hal x Eric] R+18 COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora