| ʀᴇᴛᴏ ɪɴꜱᴛᴀ-ʟᴏᴠᴇ 2022 |
Un cliché es una idea, frase o expresión que ha sido usada en exceso, por lo que pierde novedad y originalidad.
Aquí exploraremos distintos clichés pero sumándole el trágico y angustioso emparejamiento de Gabriel y Nathalie...
Nathalie sería una de esas personas que reprenderían a cualquier persona por estar jugando con la comida. Su tenedor se pasea por el plato con los panqueques a la mitad, no puede digerir un bocado más pero trata de verse lo suficientemente casual para los hombres delante suyo.
La conversación entre padre e hijo fluye de manera natural, trata de entrometerse pero la incomodidad de su estómago hace que pase la mayor parte del momento hasta que es interrumpido por el celular del joven.
-¿Recuerdan a mis amigos que tienen una banda? –La pregunta es tonta, los adultos recuerdan a detalle cada uno de sus amigos–, tocaran esta tarde y me preguntaba si podía ir a verlos.
-No llegues demasiado tarde. –Es la única respuesta que recibe de su padre, lo que es una afirmación.
-No lo haré –Se levanta de su asiento extasiado–, los veré más tarde, ¡Adiós!
Un portazo es lo último que escuchan del chico, ha salido a una enorme velocidad; ambos viendo hacia donde este ha desparecido.
-Creí haberle enseñado modales al chico –Él comenta–, al menos para levantarse apropiadamente de la mesa.
Nathalie concuerda un poco en ello pero no para ser demasiado estricto con él –Estaba emocionado, cualquiera se levantaría de ese modo pero esperaremos a que regrese para hablarlo.
-Sus amigos no irán a ningún lado –También se levanta–, esperaré a que termines y podremos comenzar el trabajo.
Su vista ojea los platos de los hombres, completamente vacíos, muy diferente a los suyos que está casi lleno; no hay manera natural de disimular esto.
-Estoy llena. –Es una completa mentira.
-Apenas has comido –Gabriel recoge el de su hijo y el suyo, colocándolo en el lavaplatos. Regresando con ella, estudia el plato lleno–, ¿Muy salados?
-Un poco –Utiliza la salida que él le ha dado–, ¿Te importa?
-No, tratare de hacerlos mejor la próxima vez –Retira el plato de su lugar. Quiere castigarse al ver como el tira la comida–, podemos comenzar…
La mujer se coloca de pie y a una velocidad sorprenderte abandona la cocina, dejándolo completamente solo; parpadea sorprendido varias veces, en menos de un segundo ha quedado completamente solo.
Retira el mandil de su cuello colocándolo en un perchero a un lado de la estufa; no cree que los panqueques que hizo estuvieran tan mal para salir huyendo, se niega a creer que ha fallado en la cocina.
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El sonido del agua yéndose por el retrete es lo único que puede pensar en ese momento. Camina y reposa en el pie de la cama. Las palmas de sus manos cubren sus ojos tratando de controlar la respiración.
A estas alturas no puede seguir negando la verdad, el retraso, las molestias y estar devolviendo el estómago son señales claras, aún debe confirmarlo pero ha hecho los números y concuerda con la vez que estuvo con Gabriel.
