Capítulo 8

2.2K 169 3
                                    

Dejé el pincel a un lado, agarré el lienzo y me levanté de mi lugar para ir a dejarlo junto a los demás para que se secara. Miré las diez pinturas que había hecho desde la mañana, me limpié el sudor de la frente con mi antebrazo y volteé a ver hacia el atril y los demás lienzos. Aún tenía energía.

-Solo uno más.

-Llevas diciendo lo mismo desde la sexta pintura -me recuerda Alex, quien estaba a un lado, sentado en el sofá.

-Ya, pero ahora sí es en serio -sonreí ampliamente sentándome nuevamente frente al atril, colocando en este otro lienzo.

-Haré como si te creyera eso -responde riendo, pero se acerca al borde del techo y mira la manada desde allí.

Lo miré, notando la pose que adoptó, perfecta para ser plasmada en un cuadro. Se apoyó de espalda contra el borde, subiendo los codos a este y mirando por encima de su hombro. Abrí los ojos de par en par, las luces y el viento... era simplemente perfecto.

-Bueno, te dejo seguir. Pero no te quedes hasta muy...

-¡No te muevas!

Fue como darle una orden a un perro obediente. De inmediato se quedó quieto y sorprendido, pero un poco nervioso.

-¿Qué? ¿Qué pasó? -preguntó aún sin moverse.

-Es que... te ves bien así -puse el pincel frente a mis ojos, cerré uno y lo medí con este-. Mantente así, te prometo terminar rápido.

-¿Sabes de ese momento cuando eres consciente de que te quedaste mucho tiempo quieto y ya se te acalambra el cuerpo? Bueno... estoy en eso.

-Solo aguanta, por favor.

Él me mira de reojo pero sonríe de lado y suspira volviendo la mirada a la manada por encima de su hombro.

-Está bien... Lo intentaré.

Sonreí ampliamente y rápidamente comencé a hacer los trazos y delinear su cuerpo. Lo miraba cada segundo para no saltarme ni un detalle. Terminé con el boceto y pasé a pintar.

-¿Por qué no solo tomas una foto? -cuestiona.

-Podría, sí... pero no quiero. Pienso que se ve mejor así, la foto no me dará los detalles que quiero.

-Si tú lo dices... -responde suspirando.

Seguí pintando cada detalle, cada sombra y luz, hasta su pequeño lunar en el cuello. No... Son dos, uno más pequeño que el otro. No tardé tanto, increíblemente solo media hora, un nuevo récord. Recuerdo haber hecho retratos de mi madre, a veces tardaba más de dos horas o una.

-Listo, ya puedes moverte.

Él finalmente suspira aliviado a la vez que se apartaba del borde. Se estira y se acerca a ver la pintura.

-Wau... -se queda viendo.

Me sentía como una niña pequeña esperando ser elogiada. Sentada de piernas cruzadas, con mis manos en el hueco que creaba con estas, y aleteando con las rodillas mientras lo miraba sonriendo sonrojada.

-¿Qué te parece? -pregunté.

-Realmente parece una foto, pero mucho más realista... -comenta-. Es perfecto, de verdad es increíble el talento que tienes, Amaris.

Cada palabra suya elogiando mi pintura era como un gran regocijo para mí en mi interior.

-Todas tus pinturas son maravillosas.

-¿En serio lo crees? -miré hacia allí, donde las tenía secándose.

-Por completo.

Entonces pareció como si se le hubiera venido una idea a la cabeza, él sonríe y me mira nuevamente.

-¿Qué te parece... exponer tus obras? Hacer una galería con ellas y que la manada pueda ver y apreciar tu arte... Claro, si tú quieres.

-¿Exponer mis obras...? -miré su retrato recién hecho, luego las demás pinturas-. No lo sé... ¿y si a los demás no les es para tanto?

-No lo creo, estoy seguro que a muchos de ellos les fascinará ver tus pinturas. Puedes, de igual forma, exponer las digitales. Es solo una idea, por supuesto no estás obligada a hacerlo si no quieres.

-No... sí me interesa... -admito sonriendo apenada-. Supongo que, solo me da algo de miedo que nadie venga. Ya sabes... preparar algo así y que al final nadie aparezca, como cuando quieres hacer una fiesta de cumpleaños con todos pero terminas solo.

Estando en mi casa, a veces me la pasaba viendo que ocurría en el mundo humano... Tantos niños y niñas a los que les ha pasado, me hizo sentir tanta pena por ellos. Por eso nunca quise hacer una fiesta de ningún tipo con los demás Dioses y sus hijos. Ellos son peores que los humanos.

-¿Te ha pasado? -cuestiona Alex pero yo negué con la cabeza.

-No... Oh, bueno, que yo recuerde no... -respondí a la vez que seguía con mi mentira de no recordar nada-. Pero sé que pasa y la verdad no quiero pasar por eso.

Alex asiente comprendiendo pero me sonríe y apoya su mano en mi hombro.

-No tienes de que preocuparte, en serio. Si te animas a hacerlo estoy seguro de que toda la manada irá a ver tus obras.

-Me gustaría... -suspiré-. Lo pensaré, ¿está bien?

-Como quieras, cualquier cosa sabes que cuentas conmigo.

Aquellas palabras me hicieron sentir tan bien, tan reconfortada, que ni siquiera fui capaz de detener a mi propio cuerpo cuando ya alcanzó a Alex y lo abrazó con fuerza. Él se sorprende pero no tarda en corresponderme, me rodea con ambos brazos y yo podía sentir mi cuerpo más calmado a cada segundo.

Creo que el haber estado despierta desde la madrugada hasta ahora, y que Alex sea cálido y reconfortante me está pasando factura. Quiero dormir...

-Okey, es momento de un descanso -lo escuché murmurar mientras pasa su brazo por debajo de mis piernas.

-Quiero seguir pintando... -traté de resistirme pero fue en vano.

-Lo harás en otro momento, por ahora ya fue suficiente.

Me carga en brazos y yo bostecé acomodándome con mi cabeza apoyada en su hombro y agarrando ligeramente su remera entre mis manos.

-Oye, Alex... -hablé adormilada.

-¿Sí, mi Luna?

-¿La galería puede tener una habitación blanca donde se proyecten mis pinturas digitales hasta por el techo? -pregunte recordando que un grupo de chicos de una escuela fue a algo así.

Creo que estaban proyectando las obras de un antiguo y gran famoso pintor que le gustaban los girasoles... ¿Van Gogh? Creo que se llamaba.

-Es una gran idea, haremos eso.

-Genial...

Sonreí antes de empezar a quedarme dormida. Sentí igualmente el tierno beso en mi frente que Alex me había dado. Se sentía cálido...

AMARISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora