18 - La Estrella

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— ¡Vamos, vamos, vamos! — le grito a Gael  en cuanto le paso la pelota.

Sus piernas se apresuran a pararlo y comenzar a jugar con ella cuando un centrocampista lo acecha. Pasa el balón por debajo de los pies de tipo en un tremendo pase hacia Xian, quien corre hacia el lateral derecho buscando un hueco para hacer el tiro. Dos jugadores lo arrinconaron y tuvo que pasarla a Kyle, que se encontraba en el medio campo por detrás. Me acerqué a donde estaba la acción para recibirla de su parte, sin embargo iban a volver a bloquear el paso. Estratégicamente me aventuré a la portería. Tenía que concentrar la atención en mí.

— ¡Gael! — grité justo antes de hacer un pase hacia la posición del capitán.

La defensa ya estaba lejos de él, así que lo pudo recibir sin problema. Si se apresuraba podría marcar en el minuto ochenta. "Vamos, Lamott. Tú puedes." Esa frase pasó por mi cabeza al menos unas diez veces antes de darme cuenta de quien había pasado como un rayo por mi lado.

— ¡Mierda! ¡Detrás de ti! — le grité, pero era demasiado tarde cuando una batalla cuerpo a cuerpo por la pelota ocurría a unos metros de la portería.

El cuerpo de Gael cayó al suelo justo después de lanzar en la dirección más cercana que pudo a la arquería. Era una apuesta poco segura, una que perdimos. El árbitro señaló la falta y declaró un penal a nuestro favor. No sé por qué mierda el entrenador decidió darle la oportunidad a Joey de redimir sus putos errores en el partido, lo cierto es que no lo hizo mal. Sin embargo tampoco marcó. En ese lapso de tiempo pude acercarme a Lamott para evaluar su estado.

— Te hizo lo mismo de la última vez, Gael. — señalo al ver una minúscula mancha de sangre en su camisa. — Lo voy a reportar. — decido, pero él me detiene con un brazo.

— No, Morena. — niega desesperadamente — No lo hagas. Evité un daño mayor, solo fue un pinchazo.

— Se darán cuenta de todas formas. — le digo enojada — Ese tipo las va a pagar, primero Kyle y luego tú. No se puede ir de rositas.

— Si me sacan del equipo, vamos a perder. Tú lo sabes, Morena. — lo veo sacar su banda de capitán de la pierna, donde siempre la usaba por excentricidad y cubrir la herida de su brazo con ella.

— No es momento de ser arrogante, Lamott.

— Tú sabes que no es arrogancia, Kayla. — era verdad. Gael Lamott era un pilar en el equipo — Solo quedan unos diez minutos contando extras. Quédate cerca. — me indica corriendo hacia su posición de nuevo. Yo vuelvo a la mía.

El balón no se encontraba cerca de mí así que aproveché para memorizar las zonas por donde se movían los chicos que estaban cerca de mí. Necesitaba saber que planeaba Gael. Suponía que quería hacer equipo conmigo, pero tampoco estaba segura de que pudiéramos solos con esto. Menos aun cuando ya tenía una mirada molesta por parte del otro capitán sobre mi nuca. Volví mi cuerpo hacia el medio campo mientras retrocedía un poco para evaluar el posible movimiento del balón. En un momento estaba a nuestro favor y en otro en contra, nada se podía definir. Miré a Gael inquisitiva, él me hizo una señal que entendí perfectamente y luego otra hacia Kyle.

— ¡Xian, aquí! — llama el chico desde el lateral derecho cuando el asiático tomó posesión del balón.

Se acercó un poco para asegurar el pase correcto y tiró. Kyle la paró con destreza y comenzó a salir del medio campo para acercarse a la barrera. Yo hice lo mismo desde el otro lateral. Gael se encontraba entre ambos y Joey un poco más atrás a la derecha mía. Kyle sobrepasó a un delantero y otro centrocampista y pasó a Gael, quien se decidió por ir de frente, cruzando y manipulando los movimientos del equipo contrario, hasta que yo llegué a mi puesto. De un pase la pelota tocó  mis zapatos. Miré a la portería, el arquero lo supo: iba a por la victoria.

Había entrenado mi velocidad desde que entré al equipo porque sabía que yo era la mejor en eso. Si Gael manipulaba a sus ansias el balón, Xian tenía una fuerza bruta tremenda, Kyle hacía muy buenos pases, Hugo nunca parecía equivocarse en cuanto a la dirección del balón, Joey era calmado dentro del campo, si todos tenían un brillo, el mío era correr más rápido que todos, era mi altura y constitución pequeña, era hacer lo que nadie se esperaba.

Corrí a toda velocidad buscando el mejor lugar para lanzar, los obstáculos se me iban interponiendo cada vez más. Solo tenía una cosa clara, mi cuerpo no podía traspasar la barrera de defensa o tendría una maldita posición adelantada aunque marcara. La defensa estaba conformada en este caso por tres jugadores, de los cuales uno se mantenía lo bastante cerca de la portería para intentar parar al atacante y los otros dos iban directo a mi encuentro porque ya estaba casi entrando en la zona de penalti. Delante de mi tenía dos pies y manos de personas distintas cruzados entre sí para impedirme el paso. Si no era por la buenas, sería por las malas. Pateo la pelota por entre sus piernas para pasarla al otro lado y me apoyo en sus hombros para saltar sobre sus brazos. Ni siquiera les hice un rasguño con los pies. Al segundo volvía a tener el balón en mi dominio. Respiré profundamente mientras sentía otras vez unas manos en las caderas.

— Así está mejor. — dijo la voz de Gael en mi cabeza cuando las acomodé — Lanza. — la patada fue la más fuerte que he dado en mi vida.

Tanto que ni el defensa, ni el guardameta pidieron detenerla a pesar de que iban por el lado correcto de la portería. El silbato sonó declarando el final del partido.

Creo que solo hasta ese entonces sentí un verdadero cansancio. Mis piernas y rodillas iban a flaquear cuando unas manos sujetaron mis muslos para abrirlos y levantarlos. Un segundo después estaba sobre los hombros de Gael. El público gritaba de emoción y nuestro equipo se reunía a mi alrededor. Ninguno de los miembros podía controlar la alegría y varias veces casi caemos al suelo. En medio del campo, nuestras animadoras bailaban y agitaban sus pompones. Un tipo disfrazado de tigre le hacía un baile bastante obsceno con su trasero a Christian Banned, el capitán del otro equipo. Mi padre estaba eufórico en su silla de ruedas y Pia lloraba de la emoción. Mi madre, por su parte, solo sabía mirar con desaprobación, a lo cual no hice más que sonreírle. Pero con con una expresión de superioridad, si no con felicidad. Debía demostrarle que esto, que no le gustaba, me causaba felicidad y no estaba dispuesta a renunciar a ella.

Hola

Como estamos en pleno mundial, decidí que iba a publicar en Silenciosa y Peligrosa:). Tenía parte de este capítulo preparado y solo faltaba editarlo antes de publicar.

Me encanta el fútbol, aunque no sepa mucho, pero intenté hacer este capítulo lo mejor que pude😊

Espero que lo disfruten tanto los fanáticos al deporte como los que no.
Si ven algún error, me lo pueden comentar, siempre estoy atenta a sus opiniones.

Hasta pronto, Besitos😋

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