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Caminé por los alrededores algo así como unos diez o veinte minutos. No sabía si estaba esperando o si solo quería vivir la última temporada. Las lluvias estaban comenzando en la ciudad y me encantaba el olor a humedad en el ambiente.
"El puente de las lágrimas" decía aquella estructura de concreto en una placa poco visible para el mundo.
─Supongo que nadie ve lo que es importante.
Posiblemente Shuhua iba ahí a matarse el día que nos conocimos sin saber siquiera el nombre del lugar.
Ahora no caminaba sin una idea en la cabeza.
Sólo pensaba. ¿Por qué se llama de esa forma? Y pensé que quizá no todas las preguntas están para ser contestadas.
Posiblemente Shuhua estaría justo ahora de paseo con su padre.
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Tal vez al fin decidió construir un futuro lejos de ese infierno. Y el pensamiento le hacía ser feliz. ¿O le hacía sentir celosa? Realmente había perdido el sentido de reconocimiento hacía bastante.
Aún podía escuchar la voz de Shuhua diciendo que se verían al inicio de la próxima semana. Tal vez de esa forma sería más fácil.
Recibió un mensaje a su celular.
Posiblemente era Soyeon diciéndole que su madre al fin había dejado este mundo. Estaba casi segura. No sabía ni siquiera si era algo bueno o malo y se sentía culpable de no tener ninguna tristeza o resentimiento. Supuso que estaba vacía. Y se sorprendió porque sabía que estaba mal, pero no sabía que hasta ese punto.
Tenía razón aquella vez en la habitación de Shuhua.
La había visto, estaba feliz y radiante como si hubieran intercambiado lugares y había sido el día más feliz de su vida. Le dijo que la amaba y se dejó ser hasta caer dormida.
Tomó por fin la voluntad para estar sentada en la orilla. Jugueteó con sus pies como una niña pequeña y miró el fondo. Aquel punto al que Shuhua había visto en esa ocasión. Y las pocas personas que la vieron ahí, no pensaron en lo que estaba a punto de hacer. Solo vieron a una chica loca jugando.
Estaba sonriendo y seguía siendo el mejor día de su vida. Porque cada día con Shuhua era como un cuento donde los finales felices si existían.
Tomó su celular con cariño.
─Hey. ─ Dijo cuando escuchó el sonido de la respuesta.
─Hey. ─ Escuchó la animada voz de su mejor amiga. ─¿Vamos al cine un rato?
─Será después. ─ Dijo la rubia. Miró al cielo que comenzaba a ponerse más y más oscuro. ─ Oye...
