𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟓𝟔: 𝒍𝒊𝒆𝒔, 𝒍𝒊𝒆𝒔, 𝒍𝒊𝒆𝒔

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M-e-n-t-í-a. Men-tí-a. Mentía con todas las letras del abecedario de la A a la Z. A pesar de que Piper me dijese que era cierto, Noh me mintió en la cara y sin pestañear. Primero me dijo que estaba conduciendo, luego se excusa con que estaba en una reunión, pero yo era la loca por pensar que mentía. Definitivamente estaba completamente loca. Estaba perdiendo la cabeza poco a poco y ya no sabía si lo que sentía era verdad, era mentira o todo era una invención de mi mente que estaba comenzando a pudrirse a causa de los traumas.

Era sábado, pero Noah tenía trabajo y, aunque me parecía raro, ella no se comportaba de manera diferente y tenía la puerta de su despacho abierta mientras hablaba por teléfono frente al ordenador.

—La tipografía que me pides no está dentro del presupuesto, Brody. Pero... Claro. Si quieres algo que sea exclusivo, te lo puedo dar. —Noah se rascó la coronilla con la mano que sujetaba el lápiz digital—. Esa tipografía vale doscientos dólares, piénsatelo. Tienes la que ya hemos hablado, que no tiene coste adicional porque viene dentro del paquete y luego... ¿Sí? ¿Quieres esa tipografía? Te mando el nuevo presupuesto esta misma mañana para quitarnos de líos. Venga, nos vemos...

Y trabajaba con normalidad. Como si no me hubiese mentido con tal facilidad la noche anterior.

—¿Por qué estás ahí parada mirándome mientras trabajo? —Preguntó, mirando la pantalla del ordenador con la mano en el ratón.

Intentaba que no se diese cuenta de que estaba enfadada y sospechaba cosas, pero no quería que lo supiese.

—Por nada.

—'Por nada' suena a 'por algo'. ¿Sigues enfadada conmigo? —Se dio la vuelta con el ceño fruncido.

Lo que más odiaba de Noah era sentir tantas cosas por ella y ninguna de ellas era mala. Odiaba las ondas de su pelo que no llegaban a ser rizos, odiaba la camiseta de los Rams holgada con las mangas tan largas que llegaban hasta su codo y, sobre todo, odiaba esa mirada inocente de no haber hecho nada y parecía estar haciéndome luz de gas. ¿Cómo no iba a hacer nada, si me había mentido a la cara?

—Creía que lo arreglamos anoche.

—Pero Dios mío de mi vida. —Me pasé las manos por el pelo, dándome la vuelta sin poder soportarla—. Es que me volviste a mentir anoche y lo dejé pasar porque te echaba de menos. Me colgaste diciéndome que estabas en el coche y anoche me dices que estabas en una reunión. —Noah se levantó del sillón de su despacho y vino hacia mí—. Y ahora me dices que no me has mentido, que le pregunte a Piper, ¿tú me quieres hacer pensar que estoy loca?

—Olivia... —Me puso las manos en los brazos, intentando sujetarme.

—No, ni se te ocurra querer calmarme como si estuviese loca.

Y ante mi enfado, Noah volvió a reírse como si aquello fuese una broma. Como si yo estuviese loca y mi cabreo no fuese más que una pataleta de niña pequeña sin razón alguna.

—Vete a la putísima mierda, Noah. —Puse las manos en su pecho e intenté empujarla llena de rabia, pero sus manos me sujetaron más fuerte.

—Olivia, no fui a Sacramento por trabajo —confesó con una normalidad que me heló la sangre. Me soltó los brazos y sonrió levemente, poniéndose las manos en la goma del pijama—. Piper sabe que no fui por trabajo, pero no te he puesto los cuernos, por el amor de Dios. —Concluyó con una risa, pellizcándome la mejilla.

De repente el peso que me aplastaba el pecho desapareció. Así de fácil.

—¿Y para qué fuiste a Sacramento?

—No te lo puedo decir aún. Jesús, qué difícil es darte una sorpresa. —Gruñó entre dientes unido a una suave risa, abriendo la nevera para agarrar la mitad de un sándwich que se hizo esa misma mañana.

let me be her (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora