Capítulo 43

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"Me enamoré de los pequeños detalles, contando los tatuajes en tu piel. Dime un secreto, cariño, los guardaré y tal vez podamos jugar a ser una familia el fin de semana".

Troye Sivan- Angel Baby.

Roseanne Park.

Un Año Después.

-¿Y si lo hago mal? ¿y si el baile no sale? -se pasó la mano por el pelo, desesperada. La tomé de las manos, clamándola.

-Relájate, mírame -así lo hizo-. Eres maravillosa, y si te dieron esta oportunidad de mostrar tu baile, es porque sabían que podías dar todo -dejé un beso en su frente-. Y yo estaré ahí abajo, dándote todo el apoyo que te mereces.

-¿En serio?

-Nunca dudes de mi amor por ti, Jennie. Lo harás espectacular. Confía en ti.

Su mirada era hermosa. Después de un año en los cuales sólo trabajábamos y estudiábamos, una persona vio a Jennie y se interesó inmeditamente en ella. Era emocionante lo que teníamos, era divertido llegar a casa y compartirla con ella. Y para nada aburrido. Eran momentos tiernos, que sin duda, al final del día me gustaban repetir.

Y es que así se sentía la libertad, Jennie recién había cumplido los dieciocho años, y esto para ella no era nada fácil, pero quería hacérselo fácil. Que supiera que en todo momento cuenta conmigo, y que no hay ser humano en esta tierra que admire más la capacidad que tiene para manejar las cosas.

Cuando llegaba el momento, le preparaba una buena cena, y se la llevaba a la cama, compartíamos películas, miradas y sonrisas. Ella me hacía feliz, de eso no quedaba ni la más mínima duda.

Y ahora, con ella aquí, me di cuenta que es cierto, y que Jennie si puede lograrlo todo.

Inhaló y exhaló, y lo hizo así por cinco segundos, en los cuales no solte su mano ni una sola vez.

-Te amo -dijo sobre mis labios.

-Te amo, sal y muestra lo que tienes -levanté mi mano para que chocara los cinco. Salió trotando, lista para mostrarse.

Bajé a donde estaban todas la personas y hasta los jueces, no era yo quien se encontraba ahí arriba, pero sentía vértigo. Jennie se paró en medio de todo el escenario, y suspiró, no sin antes regalarme una sonrisa que sin duda correspondí. Me sentía tan orgullosa de ella y de lo grande que era. Brillaba por si sola, no necesitaba a nadie y ese siempre sería su poder.

Me recosté del asiento y esperé a que iniciara.

Cuando lo hizo, sus manos tomaron el primer paso, se movían libremente, mientras su cuerpo aun se mantenía en el punto. Entrecerré la mirada.

Se empezó a mover un poco más, dejándose llevar por la música suave que bailaba por todo el lugar y cerrando sus ojos. Seguía el camino de la musica, donde su cuerpo era quien domaba la sitaución, otorgándole mucha más estabilidad.

Se dejó caer en el piso, pasó sus manos por su largo cabello, haciéndolo lucir sexy. El brillo mezclado con orgullo que albergaba en mi mirada, no se podía comparar con nada.

El sentimiento que transmitía a la hora de bailar, era el mismo <<pero mucho mas fuerte>> que tenía cuando te miraba a los ojos. El baile terminó, y toda la sala quedó en silencio, Jennie respiraba con dificultad.

Me paré y empecé a aplaudir y no pasó mucho para que todos hicieran lo mismo, incluso hasta los jueces. Levanté los pulgares y ella me sonrió casi llorando.

Amando la terquedad de tu almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora