Capitulo II

49 4 0
                                    

"Intentar olvidar a alguien que amas es como tratar de recordar a alguien que nunca conociste"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Intentar olvidar a alguien que amas es como tratar de recordar a alguien que nunca conociste". 

Anónimo.

Sentía un peso atroz en mi cuerpo; no podía moverme, hablar, ni siquiera abrir los ojos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sentía un peso atroz en mi cuerpo; no podía moverme, hablar, ni siquiera abrir los ojos. No sentía nada, era como flotar en el limbo, una sensación más terrible que las brutales palizas de mi padre o los días sin comer. Nunca, en mis dieciocho años, me había sentido tan mal.

De repente, y de la nada, comenzaron a oírse pasos cerca de donde yacía. Era irónico, incapaz de ver o moverme, pero podía oír.

Conforme los pasos se acercaban, mi mente formulaba miles de escenarios, cada uno más aterrador que el anterior, causando que el pánico me invadiera hasta dificultar mi respiración.

Los murmullos se intensificaban cerca de mí. En un esfuerzo por pasar desapercibida, me forcé a controlar mi respiración. La desesperación me consumía y las voces y pasos, cada vez más próximos, no ayudaban. Y de repente, alguien abrió la puerta.

—¿Es ella?

—Sí, es ella.

—¿Está sedada?

—Sí, tuvimos que administrarle un sedante bastante potente para que surtiera efecto.

—Despiértala, buscaré otro sedante por si pierde el control. El doctor y el psiquiatra no tardarán en llegar.

No comprendía qué estaba sucediendo. ¿Hablaban de mí? ¿Por qué me habían sedado? ¿Por qué necesitaba ver a un psiquiatra? Mi mente no podía procesar nada y el pánico que sentía no me ayudaba. De repente, sentí como si me hubieran arrojado agua helada sobre el cuerpo.

—Oye tú, levántate.

—¿Eh?

—Rápido, no tengo todo el día.

Frente a mí se encontraba un hombre con una camiseta blanca con un escudo en la parte superior derecha y su nombre en la izquierda. Llevaba pantalones blancos y zapatos de caucho del mismo color. Su cabello era corto y de un tono marrón oscuro, y sus ojos rasgados y pequeños, de un color aún más oscuro, casi negro. A simple vista, era evidente que era asiático. Sus gestos denotaban arrogancia y sus ojos me miraban con desdén y burla, como si fuera un insecto insignificante que podría aplastar sin consecuencias. Era obvio, incluso sin mirarlo detenidamente, que estaba disfrutando la situación enormemente.

Smile Town [Aversión #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora