𝐒𝐍 | ❝Cuando yo pensé que no tenía nada me aferraba a vos, y eso me hizo seguir.❞
━ Dónde Emiliano y Roma se conocen a los diecisiete y viven todo juntos, incluyendo la selección argentina.
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Emiliano se aburría en Inglaterra.
No lo malinterpreten; jugaba para el Arsenal, estaba en un país de Europa, la pasaba bien... pero a veces se aburría, sobretodo cuando estaba solo.
Su papá se quedaba dos meses con él y así se turnaban con su mamá y hermano hasta que algunos meses se tenía que quedar solo, tiempo que utilizaba para mejorar su inglés (que daba pena) o su táctica de ataje.
Sumergido en sus pensamientos, él caminó por las calles de Inglaterra hasta llegar al edificio de departamentos dónde vivía, no era lujoso pero estaba bien, nada le importaba con tal de cumplir su sueño.
Con una mano se acomoda el gorro en la cabeza que tenía que llevar puesto por culpa de la nieve, y con la otra daba vuelta la llave del portón para entrar.
Ah, ahí estaba.
Parada en frente del ascensor, la chica del departamento del final de su pasillo se encontraba, él no necesitaba verla de frente para saber que estaba escuchando música por los auriculares, y se enojó con él mismo por no haberse arreglado un poco antes de salir.
"Si sabes que ella siempre aparece a las 18:30, ¿por qué no te arreglas un poco?" piensa, y camina hacía su posición.
Ella había escuchado sus pasos, porque había volteado ligeramente la cabeza, pero aún así no lo saludó, era raro que lo saludara, era raro que tuviera una sonrisa. A Emi le hubiera gustado decirle que tenía mucha cara de orto, pero si lo hacía probablemente la cachetada más suave que se comería se iba a escuchar en Argentina.
Argentina... extrañaba su casa.
El ascensor finalmente llegó y ambos se quedaron en silencio, frente a frente aunque ella estaba mirando su teléfono. Trató de no ser obvio, pero cuando el pelo caía sobre su cara de esa forma tenía ganas de correrselo para verla mejor.
Era un pelotudo, la mina no le había hablado nunca y él ya flasheaba romance. Todo culpa de haber venido a Inglaterra y no saber chamuyar en inglés (todavía).
La miraba y no lo podía creer, era increíble como alguien tan lindo podía tener tanta cara de culo, media muchísimo menos que él pero estaba seguro de que en una pelea ella se arregla sola.
El ascensor paró en el piso de ellos, y él la dejó salir primero, caminando detrás de ella hasta que se metió en su departamento, sin mirar atrás.
Emiliano miró la puerta fijamente y con un suspiro, entró a su casa.
Algún día, capaz.
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━ Nosé, aveces pienso en irme pero no me sueltan ni en pedo boludo. ━ habló por el teléfono de línea, sabiendo que la llamada le iba a costar un huevo.
