CAPÍTULO 21: EL DESPERTAR DEL DISCÍPULO DE ESTE MAESTRO

1.1K 162 269
                                    

Enlace del capítulo en otras plataformas(Por favor, evite comentar en este párrafo para que no se pierda su función)

Enlace del capítulo en otras plataformas(Por favor, evite comentar en este párrafo para que no se pierda su función)

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Silencio.

Lo primero que Luo Binghe detectó fue el silencio absoluto.

Fue una extraña sensación dentro de su pecho, una angustia que superó sus miedos y le llevó a despertarse.

Y todo comenzó con un grito.

―¡BINGHE!

Cuando Luo Binghe volvió en sí se dio cuenta que estaba sentado en el suelo de un extraño paraje. A diferencia del paisaje onírico que ya conocía por practicar su cultivo, este extraño lugar era como un mar sin una sola isla o forma parecida a la tierra visible.

Sin poder evitarlo Luo Binghe se levantó asustado al comprender en donde estaba, solo para sorprenderse al darse cuenta que en realidad por más que sus pies tocaran las aguas, él jamás se hundiría en ellas.

Luo Binghe se maravilló con la vista a un mar tan profundo como aquel que a veces tragaba su figura entre sueños, y le mostraba visiones indescifrables sobre memorias que no le pertenecían.

Y entonces lo volvió a escuchar.

―3,333, recuerda, 3,333.

Esa voz.

Luo Binghe conocía esa voz.

―3,333, recuerda, 3,333.

Esa voz.

Era la voz de un niño.

―3,333, recuerda, 3,333.

Entonces sin poder evitarlo Luo Binghe comenzó a buscar de donde provenía aquella voz.

Por más que corría, Luo Binghe no podía encontrar a aquella persona, la angustia se apoderó de su pecho como la sensación de culpa.

―¡Hola! ¡Hola! ¡¿Dónde estás?! ¿Quiero ayudarte! ¡He venido por ti!

No importaba lo apagada que sonaba aquella voz, algo dentro de Luo Binghe podía escuchar el dolor, la ira y desesperación que albergaba detrás de su calmado tono.

No podía fallar, debía encontrarlo.

No podía irse, no podía dejarlo solo.

Se lo prometió.

¡Él se lo prometió a esa persona!

Entonces Luo Binghe sintió un tirón desde abajo, proveniente de sus túnicas inferiores.

Cuando sus ojos bajaron no vio nada cerca, pero sí pudo divisar a la lejanía una figura.

La figura de un niño lloroso.

El Omega y el Emperador: El Gran Omega Inmortal(Fanfic BingQiu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora