Nuestro primer celo

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Narra Pepa

Mamá nos había ido avisando de que ya era hora para nuestro primer celo, yo ya tenía 16 y por nuestra condición de trillizos mi hermana quizás entraría por las mismas fechas.  Nuestro olor ya había surgido hace tiempo, éramos trillizos pero cada uno tenía rango diferente Bruno era un beta, mi hermana una alfa y yo una omega.
Por alguna extraña razón me sentía atraída por el olor de Julieta, me resultaba dulce y me encantaba.
Mamá nos informó de que no podíamos salir de casa pues no podíamos tomar pastillas pues al ser nuestro primer celo debíamos pasarlo sin supresores o podríamos sufrir problemas más adelante.
Esa mañana fuimos a la escuela del pueblo, yo me sentía algo extraña desde hace unos días, me dolía la cabeza, me dolía también el cuerpo y había hablado con Julieta ella sentía lo mismo.
Mi madre mi dijo que en cuanto sintiera calor en mis partes intimas me fuera, pues si los alfas me olían no iban a tratarme precisamente con cuidado.
Estaba atenta, me mantenía alejada de los alfas por si acaso, mi hermana por el contrario no tenía miedo, al fin y al cabo lo peor que le podía pasar a ella si entraba en celo era que se tiraría a varios omegas, quizás y con mala suerte embarazaba a alguna omega.
Todo el día transcurrió con tranquilidad, pero de pronto sentí un ligero calor algo doloroso en mi parte íntima, entendí lo que significaba y sin decir nada salí de la clase corriendo, el profesor ni se inmutó pues mi madre ya había hablado con ellos. Corrí lo más rápido que pude a casita, pues seguramente mi aroma estaba volviéndose dulce, muy dulce. Llegué y subí corriendo las escaleras, ni siquiera saludé bien a mi madre y ella ya entendió por qué, tenía que encerrarme en mi cuarto y no salir de ahí, pues aunque doliera tenía que intentar calmar yo sola mi dolor y la verdad estaba empezando a doler mucho...
No sabía cómo le iba a mi hermana, pero esperaba que le fuera bien.

Narra Julieta

Yo estaba en clase de educación física, mi hermana se había ido corriendo por lo que supuse que su celo ya había llegado, yo estaba atenta pero en eso empecé a sentir calor en mi parte íntima y algo de...¿Necesidad? Corriendo fui a los vestuarios pues primero tenía que cambiarme, mi hermano me vio y ya entendió lo que me pasaba, se limitó a recoger mis cosas que estaban en un banco apoyadas, para que así me pudiera ir más rápido.
En los vestuarios empecé a cambiarme de ropa, pero de pronto una compañera entró, me había visto irme de prisa y se había preocupado por mi.
Pero eso no fue bueno para mi.
  -¿ Julieta te pasa algo?
Al escucharla gire la cabeza y su olor llegó a mi, haciendo que mis colmillos crecieran, la necesidad empezaba a ser demasiado grande, y su olor solo me hacía más difíciles las cosas
  - Yo- yo solo estoy entrando en celo...necesito irme cuánto antes, tu olor no me ayuda...eres una omega...*dije con dificultad. Pero ella, lejos de irse se acercó más a mi y libero más su aroma*
  - Tranquila yo te puedo ayudar... *Dijo para después sentarse a horcajadas encima mío y empezar a besarme, sentía como poco a poco iba perdiendo el control y antes de si quiera darme cuenta, estaba saciando mi celo con ella. Se sentía muy bien, y la sensación era realmente adictiva, ella contenía con sus manos su gemidos para que nadie nos escuchara y yo me limitaba a dar fuertes embestidas, pues la necesidad que sentía era demasiado grande, llevaba ya varios minutos allí, lo que supongo, alertó a mi hermano, el cuál sin importarle que fuera el vestuarios de chicas entró y me vio en plena acción.
Rápidamente me pegó con algo en la cabeza buscando disuadirme, y lo consiguió, por unos instantes recuperé mi conciencia, al ver lo que estaba haciendo me subí rápidamente la ropa interior y terminé de acomodarme el vestido, él me dio mis cosas y yo fui corriendo a casa.
Al llegar me di cuenta de que mi madre no estaba, seguramente para no oler el olor de Pepa, pues decía que el primer celo es el que más huele puesto que mi hermana no tenía con que tranquilizarlo y su olor cada vez era más intenso, yo me dispuse a subir las escaleras para entrar a mi cuarto, pero entonces su olor llegó a mi. Ella llevaba más horas que yo con el celo, así que era comprensible que su olor fuera tan intenso.
No pude evitarlo, me acerqué a su puerta, grave error, y al sentir su olor mi alfa se volvió a apoderar de mi, su aroma siempre me había resultado muy atrayente, pero ahora...en pleno celo...me volvía loca...
Toqué la puerta buscando que mi hermana me abriera, la necesitaba, había vuelto a doler.
  - Pe-Pa por fa-vor a-abre *dije con dificultad notando como ella se acercaba a la puerta y de esta manera su olor me llegaba mil veces mejor*
  - Pe-pero ma-mamá ha dicho que-que no nos pode-demos ver durante el ce-lo...*dijo ella con dificultad, notaba en su voz que estaba necesitada, al igual que yo*
  - Pepi por favor...te necesito...déjame entrar...necesito que pare de doler...
  - Pero si lo hago...*Pepi estaba dudando, lo noté en su voz, en parte sabía que si abría quizás no había vuelta atrás, pero liberé mi aroma para que ella también pudiera olerlo. Pasaron quizás 2 minutos y finalmente ella me abrió la puerta, y se acurrucó en mi buscando más de mi aroma.
  - ¿Qué vamos a hacer ahora...? *Pregunto confusa y con cierto miedo*
  - Yo-yo te ne-necesito solecito... *Dije para después entrar con ella al cuarto*
Mi madre no iba a volver en cosa de 4 o 5 días, pues no sabía cuánto le iba a durar el celo a mi hermana y tampoco cuanto me iba a durar a mi. Por lo que quedó en irse con Bruno a una casa al final del pueblo, nos había dejado provisiones de sobra para pasar los días y ya había avisado al instituto.
Nadie iba a llegar, solo íbamos a estar mi hermana y yo...
Con cuidado me acerqué a Pepa y empecé a repartir besos y caricias por todo su cuerpo, necesitaba que ella correspondiera pues tenía demasiadas necesidades. Ella así lo hizo, entre jadeos me llevo a la cama, donde me puso entre sus piernas buscando algo de atención, notaba que ella también se había dejado llevar por su omega, ella ya no tenía ropa interior, pues se notaba que había intentado calmar su celo sin éxito.
Yo bajé la mía y llevé mi miembro a su entrada, no sabía muy bien que iba a pasar, pero mi cuerpo lo necesitaba. Entre con cuidado pero aún así dolió un poco, mi hermana estaba mucho más apretada que la otra omega y eso me hizo un poco de daño y a ella también.
Después de unos segundos empezamos a movernos suavemente, tras unos minutos ya no dolía prácticamente y lo que era dolor, se estaba convirtiendo en mucho pero que mucho placer, con cuidado aumenté las embestidas llegando cada vez más profundo y a una mayor velocidad. Se sentía increíble, era como estar en el paraíso, así estuve prácticamente todo el día, evitando correrme dentro de mi hermana, saliendo a tiempo, mi alfa estaba fuera de si, pero tampoco eres tan tonta, sabía que si embarazada a mi hermana íbamos a tener serios problemas.
Estuvimos así por horas, hasta que ambas caímos agotadas en el colchón.
Yo necesitaba retomar energías y mi hermana también por lo que ella empezó a comer y yo empecé a hacer lo mismo con las provisiones del cuarto una vez estuve dentro.
Mi hermana y yo no hablamos en todo ese tramo, preferí quedarme callada y mi hermana igual.
Pasaron las horas y un olor dulce volvió a llegar a mis fosas nasales, pero esta vez, se acercaba a mi, de pronto sentí como la puerta se abría dejando ver a mi hermana la cual jadeaba y tenía las mejillas rojas
  - Juli...te necesito...por favor...entra...no aguanto más... *Dijo para luego venir hacia mi cama y colocarse encima mío*
Mi miembro ya estaba totalmente erecto con la escena, por lo cual no fue difícil para mí hermana sacarlo de su escondite y empezar a subir y bajar una y otra vez. Instintivamente agarre las caderas de mi hermana para aumentar la profundidad y la velocidad, pues sentía que ella sola era incapaz de saciarse completamente. Efectivamente mi hermana no se quejó, entre sus movimientos y los mios habíamos conseguido un exquisito ritmo, no tardamos en llegar al orgasmo una y otra y otra vez.
Estuvimos así por tres días, el cuarto arreglamos y lavamos todo y prometimos no volver a hablar de eso nunca, pues solo lo habíamos hecho por el celo, aunque...yo si sentí algo especial aquel día... Con aquella omega no fue igual que con mi hermana...era distinto...
Pasaron algunos días, ya hacíamos vida normal, todo estaba bien, hasta que una mañana vinieron los padres de aquella omega con la que había perdido el control para hablar con mi madre.
La omega no era capaz de mirarme a la cara, cosa que no entendía del todo.
  - Pasen por aquí *señaló mi madre su "despacho"*
Estuvieron horas hablando y ¿Discutiendo?, Yo estaba en el salón con mi hermana y aquella omega me miraba de reojo, mi hermano por el contrario no le quitaba ojo por si acaso.
Mi madre y sus padres acabaron saliendo, mi madre se veía enfadada, muy enfadada y a la vez...¿Decepcionada? ¿Qué había pasado?
  - Julieta Madrigal solo te pedí una cosa, te dije que en cuanto sintieras algo vinieras a casa, te lo pedí por favor. No sabes en qué lío nos has metido
Yo la miré confundida ¿Acaso mi madre lo sabía? ¿Sabía lo que había hecho con mi hermana? ¿Pero cómo? La miré y ella se encontraba igual de asustada que yo
  - Ya me han contado los padres de esta muchacha que saciaste en la escuela tu celo con ella, pues bien Julieta Madrigal, ahora vais a tener un bebé, y todo por no hacerme caso.
Yo abrí los ojos de par en par, no podía ser, yo no había llegado a correrme dentro de ella ¿O sí?
Por otro lado mi hermano Bruno me miró asustado pues el sí me había visto con la omega.
Mi hermana era todo lo contrario a sorpresa, estaba enfadada y triste...lo noté por la nube que se formó en su cabeza, me lanzó un rayo y se fue corriendo y llorando a su cuarto.
Pero...yo no había hecho nada...no con ella...ni siquiera lo había hecho con Pepi... No podía ser...
No tenía forma de demostrar en ese momento que el bebé no era mío, por lo que tuve que limitarme a aceptar lo que me dijeron, una vez naciera el niño me casaría con la omega y la marcaría. Aún tenía una oportunidad, al nacer el bebé le podían hacer una prueba de paternidad, tenía que demostrar que no era mío...
Mi hermana al enterarse bien de todo me dejó de hablar, estuvimos así durante 9 meses, me dolió que se alejara pero no podía hacer otra cosa, cada vez que me acercaba se iba y ya no venía a hablar conmigo...
Por suerte cuando nació el bebé el médico nos hizo una prueba de paternidad y no era mío, resultaba que era de un muchacho del pueblo.
No quise enterarme de más, era lo único que me interesaba. Fui corriendo a decírselo a mi hermana y pude ver por su arcoiris que se alegraba de la noticia, se acurrucó en mi pecho, sin embargo ella ya había hablado con Bruno y Bruno ya le había dicho que efectivamente yo estaba haciéndolo con esa omega, y para que mentir, si él no me hubiera parado, quizás el niño si hubiera sido mío*
  - ¿Por qué viniste a mí, si la tenías a ella?
La pregunta me dejó en shock, no sabía que responder, se suponía que no íbamos a volver hablar de eso...
  - Yo, en realidad fueron mis instintos...yo no quería nada con esa omega...yo estaba en el baño intentando cambiarme rápido para volver a casa, y entonces ella entró, al ver que estaba en el principio de mi celo, se puso a provocarme y a echarme su aroma.
Ni si quiera recuerdo cómo fue, pero en un momento Bruno me golpeó la cabeza y me hizo salir de dentro de la omega...pero jamás me llegué a correr, mucho menos dentro de ella.
Pude volver en mi y llegar a casa...pero entonces llegó a mi tu aroma...y era tan dulce...no me pude resistir...
Me tentaba decirle a mi hermana que su aroma me atraía, pero decidí no hacerlo, sabía que ella solamente me había correspondido por su celo, no quería estropearlo más, por lo que decidí no hacer nada y limitarme a acariciar su espalda
- Entiendo... Por favor, no lo vuelvas a hacer
Yo entendí que mi hermana se refería a que no volviera a buscarla, no sería sino años más adelante cuando me enteré que a lo que ella se refería es que no volviera hacerlo con ninguna omega que no fuera ella.
Quizás las cosas hubieran empezado a fluir desde ese entonces, si tan solo hubiera entendido bien a mi hermana...

Dulce pecado Where stories live. Discover now