La pequeña Luz de esperanza

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La pequeña Luz de esperanza

Ese día el desayuno fue tenso e incomodo. Abigail y Novak no se dirigían la palabra, Bibi, pues estaba en su mundo rosa y las hermanas de Salvio estaban un poco refunfuñas por la llamada de atención de parte de su hermano.

Por su lado Salvio solo picaba un poco su desayuno. Él no tenía mucho apetito, así que solo jugaba con su omelette. Un sonido rompió el silencio incomodo de los presentes. Era un celular llamando. Las hermanas de Salvio corroboraron sus teléfonos, pero ninguna de ellas era. Bibi vio con desilusión que no era su abogado favorito y Novak y Abigail sin mirarse checaron sus respectivos aparatos.

-Salvio ¿no es tu teléfono el que suena? –le preguntó Abigail al cantante.

-¿Ehh? –dijo Salvio saliendo de sus pensamientos y sacando su celular de su chaleco de piel, revisó la llamada, era un número desconocido, contestó sin mucho interés.

-¿Hola?

-Andy ¿eres tú?

-¡¿Suri?! –dijo Salvio parándose de la mesa y dejando estupefactos a todos los congregados.

-Hola Andy, acabo de ver tu correo.

-Espérame por favor –y diciendo esto el chico salió del comedor para poder contestar con más comodidad su llamada.

Llegó a un pequeño estudio y cerró las puertas con llave para que nadie más lo molestara.

-Andy ¿Sigues ahí?

-Si Suri, perdón, es que tu llamada me agarro por sorpresa.

-Ahh – la voz de la chica sonó desilusionada- si claro debes estar muy ocupado. Si gustas después te llamó.

-No, no, no, no estaba ocupado, es que la verdad creí que no me ibas a hablar.

-No para nada. La verdad acabo de revisar la computadora, por eso no había visto tu mail. Perdona por llamarte hasta ahorita, yo creía que ya no te acordarías de mí.

-No Suri, no digas eso tu eres ….una gran amiga.

-Gracias, yo también te considero igual.

-Oye ¿dónde andas? ¿Sigues viviendo en Sonora?

-No Andy, ya no estoy allá. Mi papás y yo nos venimos a vivir a aquí a la ciudad de México hace ya 8 años, a mi papá lo transfirieron de su trabajo y pues nosotras lo acompañamos.

-Suri es excelente, Yo también me encuentro en la ciudad y me gustaría mucho verte de nuevo.

-Jajaja –la chica rió nerviosa –si claro a mi me gustaría verte otra vez.

-Pues no se diga más, te invito a… ¿a dónde quieres ir? Podemos ir a cenar, o si quieres podemos ir a un antro, conozco unos muy buenos..

-No, Andy, mejor… te invito a mi casa… es que no acostumbro a salir mucho y así aprovecho y mis papás te pueden saludar también.

-Ehhh si claro Suri, yo voy a tu casa ¿dónde vives?

Suri le pasó su dirección por teléfono. Era una zona al suroeste de la ciudad que Salvio no conocía bien, pero que no iba a tener problemas en llegar.

Cuando terminó de hablar con la chica y después de concertar la cita, Salvio se llenó de una inexplicable felicidad y la sonrisa llegó a sus ojos.

Por su lado la felicidad no era la misma para la pareja de Abigail. Novak se mostraba serio y reacio a seguir con el tema de su padre, pero Abigail no iba a quitar el dedo del reglón.

Eludiendo la TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora