Capítulo 2

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Aún estaba un poco aturdida por el golpe que me acababa de dar en la cabeza, cuando me levanté.

Estuviera dónde estuviera, estaba segura de que no era buena idea quedarme tirada en el suelo, viendo pasar a un par de personas caminando por la calle (al parecer la calle en la que vivo nunca a sido un lugar realmente concurrido), mientras proceso mi situación actual.

Lo primero que hice fue apartarme del camino de un par de señoras que iban caminando, y pegarme completamente contra la pared de la construcción que estaba a mi espalda.

Estuve a punto de preguntarles en qué año (o por lo menos dónde) nos encontrábamos, pero lo pensé mejor y no lo hice. Había visto suficientes series y películas (y también leído suficientes libros) como para saber que esa no era una buena idea. Fácilmente me podían tomar por alguna clase de chica loca o bromista.

Así que me dispuse a pensar en qué otra cosa hacer.

Supongo que tenía un poco cara de asustada o por lo menos impresionada, pero la verdad era que no me sentía de ninguna de esas dos maneras.

Solo me sentía curiosa.

Pero aún así no me moví de donde estaba por, por lo menos, cinco minutos.

Cada vez estaba más segura de que esto no era ninguna clase de sueño o alucinación, así que se me ocurrió hacer un pequeño recuento de los hechos.

Recuerdo haber estado en el coche con los De Villiers y después haber llegado a mi casa. Después de eso simplemente me había bajado del auto, de la misma manera en la que siempre me bajo de los autos cuando tengo mi mochila: de manera desastrosa, aunque jamás había llegado al punto de ser tan torpe como para caerme. Y esa era la parte extraña. No recuerdo haberme caído mientras me bajaba del coche (que hubiera sido lo más probable), mi caída se había producido justo después de que ya estaba parada en la acera, y si comenzábamos a hablar de cosas extrañas, con una especie de torbellino de colores.

Entonces se me ocurrió que había varias maneras de averiguar dónde me encontraba, aunque para mi desgracia, por más buena que fuera en historia, no era nada buena con las fechas.

Podría averiguar mi ubicación temporal (porque hacía tiempo que ya estaba más que convencida de que seguía en la misma calle) fácilmente solo con ver las ropas que vestían las personas u observando las fachadas de las casas a mi alrededor. Pero era más que seguro que no conseguiría nada de información si no tenía idea de cuándo estaba de moda qué. Aunque ya tenía unas cuantas pistas de la época.

Mi calle no se veía demasiado distinta a decir verdad, o tal vez sí.

Frente a mi casa, en mi época, había un gran camellón lleno de inmensos árboles, y en este caso, al parecer ya existía, aunque los árboles eran consideradamente más pequeños, por lo que deduje que en mis primeras suposiciones había estado en lo cierto: estaba por lo menos setenta años, o un poco más, en el pasado.

Tampoco las casas eran precisamente distintas. La colonia en la que vivía era una de las pocas que aún tenía gran parte de las casas viejas, así que por ahí podía empezar ya que las casas que estaban a mi alrededor se veían prácticamente nuevas.

Así que estaba en algún año cercano a 1910, por decir algo.

¿Y ahora qué se suponía que debía hacer?

¿Me iba a quedar de por vida atrapada en el pasado?

O más importante aún ¿Cómo es que, en primer lugar, llegué al pasado?

A pesar de el anterior momento de valentía que había sentido ahora sí que me estaba asustando.

Pero a pesar de todo parecía que mi cerebro aún conseguía funcionar y no dejaba de buscar opciones y explicaciones, además de maquinar planes, mientras sentía que un miedo creciente me invadía.

Piedras Preciosas. Una nueva generación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora