༻ Capítulo 12 ༺

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𝘵𝘦 𝘷𝘦𝘰.
𝘵𝘦 𝘷𝘦𝘰, 𝘵𝘦 𝘷𝘦𝘰, 𝘵𝘦 𝘷𝘦𝘰, 𝘵𝘦 𝘷𝘦𝘰.
𝘦𝘴𝘵𝘢𝘴 𝘢𝘲𝘶𝘪́, 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘴, 𝘺𝘰, 𝘺𝘰, 𝘺 𝘵𝘶, 𝘺 𝘵𝘶.
𝘦𝘳𝘦𝘴, 𝘴𝘰𝘺, 𝘴𝘰𝘺, 𝘴𝘰𝘮𝘰𝘴, 𝘴𝘰𝘮𝘰𝘴, 𝘴𝘰𝘮𝘰𝘴.
𝘵𝘶𝘺𝘰, 𝘵𝘶𝘺𝘰, 𝘺 𝘮𝘪́𝘰, 𝘮𝘪́𝘰, 𝘮𝘪́𝘰.
𝙣𝙪𝙚𝙨𝙩𝙧𝙤.

El vínculo fue hecho de forma sutil. Ambos extremos de las trenzas estaban ahora unidas, ambos hombres estaban sin aliento. Eran uno mismo.

Ojos acquamarina y amarillos completamente dilatados, sintiendo el verdadero significado de la unión. Se sentía un mismo cuerpo.

Neteyam podía sentir el océano llenandolo. Ao'nung sintió como todo el bosque floreció en su interior.

Podía sentir en su propio cuerpo las caricias que dejaba sobre la piel húmeda de Neteyam. Podía leer lo que sentía, un poco de lo que pensaba.

Todo era una visión bendita de lo que ocurría dentro de sus cabezas. Como mirar a través de las cortinas.

No había sensación que pudiera compararse, nunca había sentido nada parecido, ni siquiera cuando formó el vínculo con su hermano espiritual.

Ao'nung besó los labios de Neteyam, recorriendo con sus manos inmensas todo el largo de su espalda. El beso era una suplica, era un gracias.

𝘨𝘳𝘢𝘤𝘪𝘢𝘴, 𝘨𝘳𝘢𝘤𝘪𝘢𝘴, 𝘨𝘳𝘢𝘤𝘪𝘢𝘴
𝘯𝘰 𝘵𝘦 𝘷𝘢𝘺𝘢𝘴
𝘲𝘶𝘦́𝘥𝘢𝘵𝘦, 𝘲𝘶𝘦́𝘥𝘢𝘵𝘦, 𝘲𝘶𝘦́𝘥𝘢𝘵𝘦

El Omatikaya creyó poder pasar por el ojo de Eywa y regresar en ese mismo instante.

Era como volver a nacer.
Un mismo ser.
Dividido en dos corazones.

- Quiero que nos hagamos uno mismo... - Suspiró Neteyam en los labios de su ahora compañero.

- Ya estamos unidos. - Él Omatikaya sonrió ante su respuesta, asintiendo mientras regaba besos en la base de su cuello. Justo en aquel tatuaje que asemejaba las ramas de un gran árbol.

- Quiero unirme a ti. Como un hombre se une a una mujer.

- Ninguno de nosotros es una mujer. - Neteyam no podia disimular su sonrisa, divertido ante la inocencia de la que presumía su compañero, sintiendo por medio del vínculo verdaderamente su confusión.

- Aparearnos. - La sola palabra hizo que el rostro de Ao'nung ardiera en rubor, toda la sangre dirigida a su rostro... y algunas otras zonas de su cuerpo. - Que entres en mi. Me tomes como tomarías a una mujer.

La vergüenza y timidez no le impidió responder de inmediato a su petición.

Por Eywa... había esperado y soñado con ese momento una fracción de su vida. Por la unión sabía que el Omatikaya también había fantaseado con ello.

Esa pizca de lívido entre ambos encendió una chispa que se convirtió en un incendio. Se sofocaron uno al otro con un beso que duró lo suficiente para privarlos de la respiración.

- Voy a tomarte como un hombre toma a otro hombre. - Ao'nung prometió. - No puedes compararte con cualquier otro ser vivo en esta tierra y todas las que existan. Te lo prohíbo.

Tomó con fuerza las caderas del Omatikaya, sus manos separaban sus muslos haciéndole rodear su torso con sus largas piernas, mientras lo sentaba en su regazo.

Neteyam se alegro del buen estado de salud de su compañero, Ao'nung estaba apretando contra su abdomen su miembro duro y pesado. Toda la anatomía de Ao'nung hacia alarde de su gran tamaño.
No pudo ocultar un momento de temor por la dimensión, pero se aseguró a sí mismo que podía tomarlo.

Los dedos, timidos y temblorosos, del Omatikaya se sumergieron en el agua. Lo rodearon, ganándose un sonido gutural como recompensa. Todo el cuerpo de aquel hombre del mar se estaba derritiendo ante su toque.

Y eso le arrebataba los pocos gramos de cordura.

- Nunca... nunca... he...

Era la primera vez que Neteyam escuchaba a Ao'nung vacilar al hablar. Pero eso le gustaba, más cuando el motivo era su propia mano moviéndose constantemente alrededor de su erección debajo del agua. El Metkayina trataba de decir que nunca había hecho algo como eso y su compañero pudo entenderlo sin necesidad de decirlo gracias al vínculo.

- Yo tampoco. Pero siempre deseé que fueras tú.

La sola confesión saco un gemido profundo de la boca del Metkayina, tirando su cabeza hacia atrás haciendo un esfuerzo increíble en no liberar su orgasmo en ese momento. Apretaba con fuerza sus dedos en su piel, marcandolo.

El Metkayina hizó alarde de su fuerza, tomando el cuerpo de Neteyam como si estuviera hecho de plumas, sacándolos a ambos del agua y recostando al Omatikaya sobre la hierba.

El atardecer estaba pintando los colores de Pandora de rosa, púrpura y dorado. Eso le daba una imagen preciosa de Neteyam. Acarició con la yema de sus dedos desde su pecho hasta su pequeña cintura, observando cada centímetro de su piel expuesta, satisfecho con ver su excitacion humedecer con pequeñas gotas su miembro erecto que descansaba sobre su vientre.
Ao'nung inclinó su rostro, metiendo su rostro entre los muslos de su compañero, frotando su mejilla contra la piel de estos.

- Por favor... por favor...

La voz del Metkayina estaba sonando casi como un sollozo. Ao'nung estaba rogando. Estaba ansioso por tomarlo, pero no movería un solo dedo hasta que Neteyam le diera su permiso.

Eso le daba un lugar de poder que el Omatikaya disfrutó.

Estiró su mano, acariciando el cabello de su compañero mientras esté dejaba besos sutiles sobre su vientre bajo que le hacían temblar.

- Ven, ya. Te necesito.

El Omatikaya no tuvo que decir más. Ao'nung sólo esperaba que no se arrepintiera de aceptar, pues no se pensaba detener ni contener.

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𝐋𝐢𝐞 𝐬𝐢 𝐨𝐞 𝐍𝐞𝐭𝐞𝐲𝐚𝐦𝐮𝐫 - 𝘈𝘰'𝘯𝘶𝘯𝘨 𝘹 𝘕𝘦𝘵𝘦𝘺𝘢𝘮. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora