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Louis balanceaba sus pies de adelante hacia atrás mientras esperaba a su novio sentado en un banco, miraba a todo su alrededor con ojos soñadores, siempre le había gustado estar al aire libre.

Harry vio sentado al castaño y su corazón automáticamente comenzó a latir de una manera más rápida. Lo que le provocaba ese chico.

–Hola, mi vida.

–¡Hola! –el castaño exclamo abrazándolo.

Harry rio en su oído y lo abrazo más fuerte.

Louis sufría de discapacidad intelectual leve y aunque no se notaba mucho si se notaba en su comportamiento infantil continuo o cuando no sabía pronunciar algunas palabras.

–¿No me vas a dar un beso? –el rizado se separó un poco del abrazo mirando los labios de su novio.

–No –Louis se cruzó de brazos haciendo un puchero.

–¿Por qué, amor?

El castaño miro para otro lado como que si estuviera pensando en su respuesta. Miro de nuevo a su novio y le frunció el ceño.

–No te he visto en todo el día y no he podido hacer trenzas en tu cabello.

–Porque te tenía una sorpresa –Harry le sonrió.

–¿Qué?

–Primero tendrás que darme un beso.

Louis con sus mejillas sonrojadas asintió y tímidamente se acercó a su novio uniendo sus labios. Ambos cerraron los ojos disfrutando el momento. Harry mordió levemente el labio inferior del castaño.

Se separaron del beso; Louis con sus mejillas rojas y Harry con una sonrisa. El rizado metió una mano en su bolsillo y de allí saco una pequeña bolsa con ligas de todos los colores.

Louis las agarro entre sus pequeñas manos y las miro con la boca abierta.

–¿Te gustan, mi amor?

El castaño asintió energéticamente con la cabeza.

–¿Puedo hacerte las trenzas de una vez? –Louis pregunto emocionado.

El rizado miro para todos lados y se percató de que estaban en lugar público.

–Tendrás que esperar que lleguemos a casa.

–¡Harry, por favor! –Louis suplico con un puchero.

El rizado miro a su novio, él era así y así lo amaba.

–Está bien, bebé.

Louis brinco emocionado y sonrió mostrando todos sus dientes. Se colocó detrás de Harry y agarro su largo cabello entre sus pequeñas manos.

–¿Cómo la quieres? –pregunto infantilmente.

–Como tú quieras, mi vida.

El castaño sonrió tontamente por el apodo y comenzó a trenzar el cabello de su novio.

Te verás muy bonito –dijo con su voz aguda–. Y te voy a querer mucho más de lo que ya te quiero.

Y con solo escuchar esas palabras. El pulso de Harry comenzaba a acelerarse. Porque él amaba a Louis con toda su vida y haría cualquier cosa por él.

Trenzas {Larry Stylinson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora