Paparazzi | Alejandro Balde • Pablo Gavi

7: After match day

Gavi.

Mientras me ponía las botas de fútbol no pensaba en nada. ¿Sabéis esos bajones que dan de repente después de haber estado bien todo el día? Pues eso me pasaba a mí después de acordarme de Celtia estos días.
No estaba tan afectado como creía que me afectaría porque al fin y al cabo nosotros llevábamos poco tiempo de relación pero había veces que me gustaría hablar con ella para solucionar las cosas.

Bueno pues estaba de bajón por eso y porque no iba a jugar la primera parte del partido. Estaba en el vestuario mientras la mayoría de mis compañeros ya habían salido de allí. Sabía que no era un partido importante pero aún así yo siempre quería salir al terreno de juego a darlo todo y hoy me había tenido que tocar esperar sentado en el banquillo.

—¡Ey Gavi! Tienes que salir ya, que ya va a comenzar el partido —me avisó Eric entrando al vestuario.

Me levanté de allí después de ponerme las botas y salí hacia fuera. Estaba bastante lleno el banquillo y el único sitio que estaba libre era al lado de Bruna. Iba vestida con un chándal del Barça, la camiseta era de manga corta roja y los pantalones eran unos shorts de chándal azules que dejaban ver sus piernas al aire. Ambas partes con el escudo a un lado y la marca de Nike al otro.

Ella estaba mirando a su cámara, seguramente viendo fotos cuando yo me senté al lado suyo sobresaltándola un poco.

—Joder, qué susto —me miró.

—Ni que hubieras visto a un fantasma, paparazzi.

—No soy paparazzi de nadie —me dijo y yo sonreí.

—No lo eres pero haces lo mismo que los paparazzis, hacernos fotos.

—¿A ti te hacen muchas fotos los paparazzis? —alzó una ceja.

—No tantas pero una vez me pillaron con mi ex en el coche, desde entonces todo el mundo sabía quién era. No nos dan privacidad, eso es lo que me jode.

—Eres una persona famosa ¿que esperabas?

—Una cosa es eso y otra es que no me dejen ni salir de mi casa tranquilo. ¿Te gustaría que nada más salir de tu casa hubiese un chico grabándote todo lo que haces?

—Ni de coña, le rompería el móvil —bromeó.

—Pues muchas veces lo he pensado pero me he contenido a no hacerlo y eso que tengo mala hostia cuando me enfado.

—¿Tú tienes mala hostia? Si tienes cara de niño bueno —Bruna rió mirándome y yo fruncí el ceño.

—Eso lo dices porque no me conoces y porque no me has hecho enfadar.

—En verdad si que eres muy borde. Siempre estás con cara de asco mirando a todo el mundo, podrías sonreír un poco más a menudo.

—Me lo dice la doña sonrisas ¿no? Tú también miras mal a todo el mundo por si no te habías dado cuenta. A mí el primer día que me viste me mandaste a la mierda.

—Normal, te colaste en mi habitación y viste todas mis cosas personales.

—¿Ya has usado el vibrador? —bromeé pegándole con el codo, ella abrió mucho los ojos.

—Eres un puto cerdo.

—Y tú muy amable —le sonreí dándole golpecitos en la pierna. Me quitó la mano enseguida y malhumorada para mi mala suerte.

Escuchamos el sonido del pito del árbitro indicando que el partido había comenzado. Bruna se levantó tiempo más tarde con su cámara y se agachó de cuclillas para hacer algunas fotos a los jugadores. Balde era el que tenía más cerca y vi que él miraba la cámara de reojo porque la pelota estaba lejos y se permitía despistarse un poco. Balde sonrió mirándola y a Bruna también se le salió la sonrisa.