🍃Naoya Zenin🍃

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¿𝕌́𝕝𝕥𝕚𝕞𝕒 𝕧𝕖𝕫?

Limpio mis manos llenas de crema en una toalla blanca que llevo sobre mi hombro mientras entro al baño para limpiarlas como se debe. El penúltimo cliente del día, pienso. En tan solo unas horas dejaré por fin este trabajo al que le he dedicado varios años de mi vida. Ya es momento de dejar de ser una masajista y pasar a un mejor trabajo y con esto me refiero a un trabajo donde el pago sea mejor. Quiero decir, no es que no me guste mi trabajo haciendo masajes, ya que me considero una de las mejores en el local donde trabajo, pero de vez en cuando necesitamos buscar lo que mejor nos conviene.

La cliente, a la que acabo de terminar su masaje, comienza a vestirse rápidamente como si tuviera prisa por salir de aquí. Es una mujer de negocios así que es de esperarse, además que durante su masaje no paró de recibir llamadas y mensajes que interrumpieron tanto su tranquilidad como la mía. ¿Será esa la vida que me espera en mi nuevo trabajo? No lo creo, al menos no por el momento, pero quizás si me llegan a ascender lo será. No importa, no son cosas de las que deba preocuparme por el momento.

Si hay algo que extrañaré de este local de masajes es la paz y tranquilidad que siempre me transmite. Los difusores de aromas siempre emanando deliciosos olores que mi nariz recibe con gusto. El sonido del agua chocando con las piedras que provocan las pequeñas fuentes que hay en cada habitación. Y la simple decoración que da la sensación de estar en el punto más relajante de nuestro inconsciente. Cambiaré todo este apacible espacio por una gris oficina, pero espero cada pago pensar que valió la pena dejarlo.

—¿Dices que hoy es tu último día aquí? —me pregunta la clienta mientras guarda el resto de sus cosas dentro de su bolso.

—Lo es —respondo con una sonrisa.

—Una lástima. Tienes unas manos excelentes —saca su negra cabellera que quedó atrapada dentro de su camisa—. Espero que hayas entrenado a otra chica o no volveré a recibir un masaje igual de relajante como los tuyos.

—Estoy segura que la compañera que ocupe mi lugar podrá hacerlo igual de bien y complacerla, señorita.

—Eso espero porque sino hablaré con el dueño para que te traiga de vuelta —suspira—. Muchas gracias, debo irme.

—La acompaño hasta la salida. —Me ofrezco y abro la puerta de la habitación. Una vez la mujer sale, yo hago lo mismo y cierro la puerta tras de nosotras.

Mientras caminamos por los blancos pasillos, conversamos sobre el trabajo, del por qué existía, hasta que pasamos al significado del dinero. Cada una de nosotras dio su humilde opinión y de cierta forma llegamos a la misma conclusión. Por un momento vi a la mujer con intenciones de quedarse a conversar un rato más de no ser porque nuevamente la volvieron a llamar de su trabajo. Sale por las puertas de cristal del establecimiento y no tardo en perderla de vista.

Regreso al mostrador, donde Aoba —la chica que se encarga de recibir a los clientes y hacer citas— juega candy crush en su celular. Debe estar en un nivel complicado, ya que se le ve muy concentrada y frunciendo el ceño como si estuviera pensando arduamente que dulce mover a continuación. Espero que termine el nivel para hacerle la pregunta que quiero.

—¿Quién es el último cliente? —cuestiono al escuchar la música de cuando terminas un nivel con éxito en el juego y ver la expresión de satisfacción en la cara de Aoba.

—Déjame revisar —deja su celular sobre el mostrador y busca en el ordenador la lista de clientes—. Naoya Zenin.

—¿Naoya? —pregunto sorprendida, hace tiempo que no escucho su nombre—. ¿Qué es lo que quiere?

—Solo un masaje. No debe tardar en llegar, quedan siete minutos para que sea la hora de su cita.

—Naoya nunca llega temprano —río—. Iré a ordenar la sala. Mándalo al cuarto de bambú cuando llegue, por favor.

Deseo I Jujutsu Kaisen One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora