Capítulo 96

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[Tywin Lannister POV]

Stannis estaba moviendo todo su ejército, o al menos la mayoría de él hacia mi casa, el por qué y el cómo... estaba más allá de mí... Sabía que Stannis era estúpido, pero esto era un nuevo punto bajo incluso para él.

Pero importaba muy poco, su movimiento era estúpido, y yo lo aplastaría por ello, y aunque perderíamos algunos hombres esta victoria valdría la pena, sin Stannis en el juego, sería capaz de concentrarme por completo en borrar a Ronard del mapa.

Esta era la apertura que necesitábamos para destruir a Stannis, él se había dejado abrir de par en par, y yo atacaría sin dudarlo, y si tenía suerte, sería capaz de absorber lo que Stannis dejara atrás.

"Dile a Jaime que esté listo, estamos marchando a casa", ordené a mis hombres, mientras salía de la carpa de guerra, preguntándome qué trajo esta estúpida jugada de Stannis, sabía desde el principio que perdería... pero no así, algo más estaba en juego, ¿pero qué?

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[Stannis Baratheon POV]

La corona, el Trono, los siete reinos, todo estaba finalmente a mi alcance, esa visión... el fuego me mostró un Rey, un rey valiente que luchaba contra los demás, un Rey que era amado, temido y respetado, y ese Rey era yo, finalmente conseguiría lo que era legítimamente mío y llevaría a Poniente a una era de Gloria y paz.

Melisandre, mi fiel consejera me había mostrado la voluntad de la luz, y yo obedecería, pues era el campeón de la luz, el parangón de la Justicia, era el elegido, y como elegido debía obedecer a mi dios, pues me había bendecido con su pura magnificencia.

Y para bañarme en esa hermosa gloria que vi en el fuego todo lo que tendría que hacer era acabar con Ronard, con un ejército de cinco mil hombres, sólo eso. Al principio pensé que Melisandre intentaba matarme, pero fui un tonto al confiar en la emisaria de mi señor, mi bello señor... no era más que una mensajera y tuve la audacia de golpearla porque dudé de sus palabras... las palabras de mi Dios.

"¡Ganaremos, porque la luz está con nosotros!" Grité con una sonrisa en mi cara, porque era verdad, no importaba cuántos soldados tuvieran... no importaba cuántos muros tuvieran, no importaba cuántos aliados tuvieran, al final no importaba, porque caerían, ningún hombre puede oponerse a la voluntad de un Dios, y yo era la voluntad de la luz encarnada en carne y hueso! "¡No temáis! ¡La luz está con nosotros!"

"Mi rey .... No creo... bueno..... No creo que esta sea la mejor idea..." Davos murmuró en un tono apenas audible.

"La voluntad de la luz es absoluta... no temáis Caballero de la Cebolla, la luz os protegerá", le dije mientras le miraba, "¡Así que calla y obedece!"

"Como... deseas mi Rey", Davos se inclinó mientras dejaba mi vista.

Game of Thrones: El orgullosoWhere stories live. Discover now