5 - Se acabó el cuento de hadas

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¡Hola, familia!

Muchísimas gracias por todo el apoyo. Como ya saben, hemos llegado a los 6M de lecturas en "La hermana de mi novio". Me hace muy feliz que siga creciendo lo que hemos construido con tanto amor. Además, "La novia de mi hermano 1" está muy cerca del medio millón de lecturas. Me alegra mucho que la versión de Laurita también reciba su dosis de cariño.

Por otra parte, el fragmento del capítulo que les traigo hoy también está destinado a felicitar a todas las mujeres por este 8 de marzo de 2023. ¡Preciosas!, hoy  y siempre. 

En cuanto tenga un respiro, escribiré y les traeré el resto de este capítulo. Por ahora, disfruten con el desenlace de la escena donde nos quedamos. Aquí, su humilde escritor, se va corriendo a las clases de japonés para no llegar tarde... ^^'

¡Un beso enorme!

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Se acabó el cuento de hadas

ANA

—¡¿Qué?! —Encaro a esa serpiente sin miedo—. ¡¿Qué coño has dicho, hija de puta?! —Su mordedura siembra veneno en mi pecho y dolor en mi corazón, pero también despierta mi cólera.

—Oh... —La mosquita muerta arruga las cejas y finge asombro ante mi brusca reacción—, ¿no lo sabes? A Laura le ha salido un lunar pequeño en el muslo. Seguro que sabes de cuál hablo. Se retorció de placer cuando se lo lamí...

La imagen mental de Laura hundiendo su cabeza entre las piernas de esa víbora y viceversa quiebra mi estabilidad emocional por completo. La traición me desgarra el alma, me castiga con tal severidad que, en una fracción de segundo, mis latidos se revolucionan y los ojos se me humedecen de rabia. Enloquecida, agarro a Aiko por el cuello de la camisa, la zarandeo como si fuera una muñeca de trapo y la estampo contra la barandilla de la escalera, espantando a los alumnos que hay a nuestro alrededor.

—¡Eres una grandísima hija de puta! —Ojalá las muecas de daño que se dibujan en el rostro de esta maldita debilucha cada vez que la sacudo me consolaran—. ¡Repítelo si tienes ovarios!

—Te sienta bien el apodo de cornuda... —murmura casi silente, con el volumen justo para perturbar mis oídos. Es tan desgraciada que se atreve a exhibir una sonrisita provocadora por un breve instante.

—¡Hija de puta! —Le cruzo la cara con toda mi ira concentrada en la palma de mi mano. La magnitud del estruendo se equipara al ardor que se extiende por mi piel—. ¡No te saldrás con la tuya!

—¡Dios! Menuda cachetada —comentan con exaltación.

—¡Pelea! ¡Pelea!

—¡Para, por favor! ¡Me haces daño! ¡Por favor! —La despreciable Aiko dramatiza su victimismo. ¡Me da asco!

—¡Yo sí que te voy a destrozar, hija de puta! —Le asesto otra bofetada en sentido opuesto y ella, gesticulando como una niña indefensa, se lleva la mano a la mejilla—. ¡Tú no eres nadie para joderme la vida! —La sigo agitando y golpeando contra la barandilla con tal violencia que parece que la cabeza se le desprenderá en cualquier momento. ¡Debería tirarla por las escaleras!

—¡Por favor! ¡Ayuda!

—¡Ana, basta! —Entre el inmenso mar de murmullos, distingo la voz de Laura. En efecto, la encuentro al pie de las escaleras cuando volteo la cara. No puedo descifrar si es enojo o decepción lo que expresa su rostro.

—¡No! Esta hija de puta merece que la ponga en su sitio.

—¡Te digo que la sueltes! —Laura termina de subir a toda prisa.

La hermana de mi exnovio [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora