Capitulo 47: Los Steamer piratas.

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Cleofé miraba a todos con recelo, ¡se sentía tan tonta ahora!

-¡Ja, sin duda eres una idiota!-dijo un niño vistiendo una máscara con ojos púrpura.-¡Somos piratas! ¿Acaso eres ciega?-agrego el niño con una sonrisa burlona.

-Con las pintas que llevan nisiquiera lo hubiésemos sabido.-dijo Rubilax, el niño pirata chasqueó la lengua molesto al oír esto.

-¡Cómo sea, los hemos atrapados!-grito el niño con una sonrisa, mientras se carcajeaba.

-Nao, sino retiramos el ancla no iremos a ninguna parte.-comento otra pirata llamando la atención de Nao y sus rehenes, los cuales eran Cleofé, Rubilax y Pinpan.

-¡Gumi! ¡Cuántas veces debo decirte que cuando hay rehenes no debemos hablar de nuestros errores!-grito Nao, muy molesto.

-Tus errores, querrás decir.-corrigio la pirata de nombre Gumi. Nao chasqueó la lengua y cruzó sus brazos.

-¡Cómo sea, levanta el ancla!-grito él, Gumi a regañadientes fue al borde del barco y tomo la cuerda para así levantar el ancla.

-Oye, Cleofé, ¿sabes a donde nos llevan?-pregunto Pinpan en voz baja, aunque Nao si llego a escucharlo.

-¡Seré tan amable de decírselo, querido rehén!-dijo Nao con diversión en su voz.-¡Iremos a Ereboria, la más bella isla de todo este archipiélago!-informo el niño.

Cuando Cleofé oyó ese nombre su rostro se paralizó.

-¡¿EREBORIA?!-grito ella, con un poco de miedo.

-¿Que sucede?-pregunto Pinpan, sin comprender la reacción de la ocra.

-Es la Isla Maldita, Ereboria. Dónde está Cire Momore.-pronuncio la ocra.

-¡Solo son viejos cuentos para dormir!-grito Nao, mientras tomaba una cuerda del barco para así quedar sentado arriba de una vela.-¡Deberían preocuparse más por conocer a Pohl!-agrego el niño, quién soltó una carcajada maliciosa.

-O a Esqueleto.-dijo Gumi, quién se encontraba en el timón del barco.

-¡Cómo sea, disfruten el viaje!-grito Nao, quién bajo por el mastil con gran destreza.

Y fue así, que Cleofé, Rubilax y Pinpan comenzaron un viaje en contra de su voluntad hacia Ereboria.

Mientras tanto, Amalia y Kerubim se encontraba saltando entre las plataformas de Zurcalia.

-¡Esto no es muy seguro!-grito Amalia, quién estaba sujetada al suelo.

-No te preocupes, llegaremos pronto al templo de Yakusha. No está tan lejos.-pronuncio Kerubim, quién se encontraba en otra plataforma lejos de la sadida.-Seria peor si fuéramos hacia el mío.-agrego él.

-¿Por qué?-pregunto la sadida dando un gran salto para llegar a otra plataforma.

-Por que soy el favorito de mi padre.-respondio él.

-¿Los templos cambian de posición dependiendo del afecto del Dios Zurcarák?-pregunto Amalia, Kerubim le extendió una pata para que pudiera subir a la plataforma en donde él estaba.

-Si, cuanto más grande es, más alto está.-respondió el zurcarák.

-¿Cuanto falta para llegar hasta el templo?-pregunto entre jadeos la sadida.

-¡Solo un poco más!-dijo Crepin, quién rápidamente usando sus patas subió 5 plataformas rápidamente.

Amalia presentía que iba a tardar mucho ahí, pero debía llevar hasta ese templo. Debía encontrar al Maestro Joris y preguntarle sobre Yugo, debía entregar...

Debía entregar lo que él le había dado.

Solo así, la balanza estaría al favor de ellos y Qilby perdería la batalla.

Solo esperaba hacerlo a tiempo, temía que Qilby ya se estuviera preparando para otro ataque.

-¡ESE MALDITO, ESE MALDITO! ¿¡ACASO DESEA MORIR TANTO?!-grito con rabia Qilby, sacuendiendo su guadaña pero sin poder darle a nadie, ni a nada.

-Eres patético.-pronto paro, al oír una voz.

Miro con recelo al Selacubo.

-Ah, me estoy volviendo loco.-dijo Qilby, soltando una leve carcajada.-¿Sabes? Recuerdo cómo te cree, eres una obra grandiosa, el corazón de esa chatarra me sirvió bien para hacerte. Incluso pude aprender más sobre el Wakfu, pero... ¿Por qué razón...? ¿Por qué razón todos no vieron las maravillas que podemos hacer contigo?-agrego Qilby mientras se acercaba lentamente hacia el Selacubo que se encontraba frotando.-Incluso Yugo hizo está asquerosa dimensión gracias a ti, pero aún no tengo suficiente Wakfu para hacer lo que me prometí. Aún no puedes convertirte en una nave, nisiquiera puedo crear un Zaap tan poderoso para traspasar dimensiones... O incluso el mismo tiempo, ¡incluso podría destruir el maldito reloj del Dios Xelor!-grito Qilby entre risas.

Su risa rebotó por todo el lugar, fue ahí que entre tantas carcajadas se dio cuenta...

-Necesito recuperar a Sinonome... Si Yugo la obtiene... ¡ESE MALDITO DESGRACIADO NUNCA VA A TENERLA!-grito con furia Qilby.-¿Cómo puedo conseguir más Wakfu...? Necesito suficiente para hacer que funcione el Extractor y después... Robaré el Wakfu de todo el Krosmoz, crearé, eliminare, ¡jugaré con la vida y la muerte! Haré un mundo de mi total disfrute, ¡uno en donde no se contradigan mis palabras!-agrego Qilby y se acercó a los Dofus que se encontraban ahí.-Y nos reuniremos todos, ¡cómo en antaño! ¡Todo será como antes! ¡Incluso por puro capricho puedo traer de vuelta nuestro mundo! Y no se preocupen por Yugo, Adamai-Qilby volteó al ver al dragón que se encontraba en coma en el suelo.-y él, también vendrán.-agrego con una enorme sonrisa en su rostro.

Después se dirigío hasta el Selacubo y abrió sus ojos con sorpresa, para luego soltar una carcajada.

-¡SI, SI, YA FALTA POCO! ¡UN POCO MAS DE WAKFU! ¡JA, ESTÚPIDO BALTAZAR, SIEMPRE PONIENDO TU ESPERANZA EN TONTERÍAS! ¡¿QUIÉN ME DETENDRÁ?! ¡DÍMELO!-grito Qilby hacia el inmóvil Dofus donde se encontraba su hermano Baltazar.-Oh, ¿extrañas a Glip? Pobrecito, Baltazar, pobrecito.-agrego Qilby burlándose de su hermano.-Siempre fuiste un tonto, me alegra ver cómo los sucesos siempre me terminan dando la razón.-presumio el selatrop con una sonrisa.

Fue entonces, que en las costas de Ereboria, específicamente en el oeste, en la playa de los piratas, un barco desembarco a sus rehenes.

-¡Bienvenidos a Ereboria, pedazos de salamones!-grito Nao, quién fue el primero en bajar del barco.

Cleofé miro con extrañeza a todos los piratas que estaban en tierra firme.

-¿Esas son armas Steam?-pregunto la ocra.

-¡Si! ¡A que mola! ¿Verdad?-dijo Nao contento.

-Nao, no perdamos el tiempo y vayamos con Pohl.-dijo Gumi, quién sujetaba las cuerdas de los rehenes.

-¡Si, vamos! ¡No se vayan a cagar en los pantalones!-grito el niño.

En otra parte de la Isla Maldita, un grupo conformado por un forjalanza, ocras y steams, incluido un pulpo, no se encontraban en la mejor situación de sus vidas.

La simple razón era, que se encontraban luchando contra la armadura viviente Cire Momore. Pero esa historia tendrá que esperar.

La semilla de un Dios. [Wakfu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora