12: Txuri urdin txuri urdin maitea

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Amor azul blanco azul y blanco

Amor azul blanco azul y blanco

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Viernes 26 de agosto de 2022

Meto la camiseta de la Real Sociedad por dentro de los vaqueros negros. Echo colonia en mis muñecas, por mi cuello, cojo los anillos e intento ponerme el colgante yo sola.

—Vamos, Lía —escucho de nuevo la voz de mi hermano metiéndome prisa.
—Joder, Asier —maldigo terminando de enganchar el colgante y abriendo la puerta de mi habitación caminando a paso rápido hasta llegar a mi hermano.

Llegamos al estadio de la Anoeta tras unos diez minutos de trayecto. Mi hermano aparca y nos bajamos para seguir a la marea de gente azul y blanca. Pedri me había mandado unas entradas para ir a la granda barcelonista, pero se las había rechazado mandándole mis entradas para las gradas de la Real Sociedad. Era lo único que habíamos hablado desde que había vuelto de Tenerife.

Nos sentamos en nuestros asientos asignados y los jugadores ya están calentando en el campo. Mi mirada busca a dos azulgranas y los localiza dando toques. Pedri pierde la pelota, y mientras la va a buscar, el sevillano centra su vista en las gradas buscando con la mirada a alguien, espero que sea a mí. Me río por la situación, esperando a ver si me encuentra, y al instante, sus ojos parecen unirse con los míos. Pedri se acerca, Gavi le da un codazo y la cara del canario también gira hasta nuestro lugar en las gradas, terminando por confírmame lo que me temía. Cuchichean entre ellos con la mano delante de su boca y me muero de ganas de saber lo que están diciendo.

—Salúdales —dice Asier dándome un golpe en las costillas con su codo.
—¿Qué dices? No. ¿Estás loco?
—¿Qué importa? —se gira a mirarme confundido. —Esas niñas llevan gritándole a Gavi desde que salió al campo, no será nada raro que te unas.
—Ya, pero yo no llevo la camiseta del Barcelona —le muestro el escudo de la Real.
—Todos sabemos que eres un poco chaquetera y te querías poner la del Barça, pero como no tienes la de Gavi aún y para darle en las narices al canario, me quitas mi camiseta —explica la definición exacta de como mi cabeza había pensado. No me molesto en negar nada, simplemente me río y vuelvo a centrar mi vista en el campo, pero ya no hay nadie.

En el transcurso del primer minuto, Lewandowski adelanta el marcador culé con un gol, que Isak iguala para la Real en el minuto seis. Dejando así el resto del partido hasta el descanso. Intento no celebrar los goles que el Barcelona mete, pero es bastante obvio que me alegro mucho de que estén ganando. A pesar de que, un trozo de mi corazón también quiere que gane la Real.

—Mira, entra Ansu —señala César, un amigo de mi hermano al jugador culé. Fijo mi vista con más detenimiento en los jugadores del campo que permanecen quietos esperando a que transcurra el tiempo de cambios. No logro ver muy bien de lejos, pero creo que Pedri me está mirando hasta que el árbitro vuelve a dar comienzo al partido.
—Lo siento —chillo levantándome para aplaudir en el minuto setenta y nueve cuando mi amigo mete un gol. Celebro dando aplausos junto a chillidos y coincide que la celebración del gol es en el lateral donde estamos sentados. —¡Ansu, te quiero! —grito ganándome malas miradas de la gente de mi alrededor, pero me da igual. La celebración termina, y antes de irse, confirmándome que me escuchó, el jugador hace un gesto con su mano lanzándome un beso.
—Estás chalada —dice de nuevo César mirándome raro. Me río encogiéndome de hombros y me vuelvo a sentar en mi sitio.
—Lo que decía, chaquetera —recalca mi hermano y niego con la cabeza con una sonrisa contenta de que mi amigo encajara un gol.

Sueños compartidos I y II | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora