Capítulo 37

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Hoy tardé más tiempo eligiendo que ponerme, pues me vería con Mina. Bajé las escaleras corriendo al escuchar la bocina del auto de Mina.

—¿A dónde vas? —preguntó mi madre desde la sala, quien leía unos papeles.

—Mina me invitó a cenar —dije con una enorme sonrisa.

—Te lo dije el martes —mentí, de todos modos no recordaría.

—Está bien —dijo sin despegar la mirada de las hojas. Rodeé los ojos y caminé hacia la puerta.

—Wow —levantó ambas cejas al verme —Creo que tendremos que ir a un lugar más elegante de lo que había pensado —ambas reímos.

—Si quieres me cambio —dije señalando hacia atrás. 

—No, no —negó con la cabeza —¿Vamos? —caminamos hacia su auto, ella hacia el lado del piloto y yo al del copiloto. Abrió la puerta y subió, al contrario yo puse mis brazos en mi cintura y la miraba a través del vidrio frontal. Me miró y rió negando con la cabeza.

—¿Es de verdad? —preguntó con la sonrisa en sus labios.

—Pues en mis tiempos las cosas se hacían así —dije como si fuera una mujer de noventa años.

—¿En tus tiempos? —preguntó saliendo del auto.

—Sólo hazlo y no preguntes —mordí mi labio inferior reteniendo mi risa.

—Como ordene "princesa" —rodeó el auto y abrió la puerta.

—Aww —dije enternecida —Me dijiste princesa —la miré con ternura.

—Fue sarcásticamente —puso los ojos en blanco.

—Yo sabía que había una Mina dulce detrás de esto —hice un ademán señalando su ropa.

—Sar-cas-mo —separó en sílabas —Lo conoces de sobra —quería reír a carcajadas, era divertido molestarla así.

—¿Y a dónde tenías planeado que fuéramos? —le pregunté y subió los hombros en señal de "No lo sé" —¿McDonald's? —una vez más rió y me miró por un par de segundos. Luego regresó la mirada al camino y condujo al menos cinco minutos.

—Es broma ¿Verdad? —ésta vez sí solté una risa muy fuerte.

—Tú querías venir aquí, ¿No? —sonrió divertida mientras parqueaba el auto en el estacionamiento del mencionado restaurante. 

—Mina era sarcasmo... —bufé y bajé del auto, se estaba vengando por lo de "princesa".

—¿No te gusta? —preguntó cerrando la puerta del auto y caminó hacia mí.

—Si lo hubiera sabido antes, no me hubiera partido tanto la cabeza tratando de encontrar un lindo vestido.

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—Yo quiero un combo número uno y una malteada de... —dije pensativa tratando de decidir que sabor —Fresa —dije segura y el chico tocó la pantalla —¡No! Mejor chocolate —reí —Disculpa —le dije apenada ya que lo había marcado.

—No te preocupes, tómate tu tiempo —dijo el rubio con una galante sonrisa. Sentí como la mano de Mina pasaba por mi espalda, para llegar a mi cintura y lentamente me apegó a ella. ¡Bienvenidos celos!

—Vainilla, mejor vainilla —dije finalmente y volteé a ver al chico y su galante mirada había sido sustituida por una atemorizada —Mina —la llamé y cambió su intimidante mirada por una más suave. Pagó y el chico le entregó un pequeño letrero con el número de nuestra orden.

—Lo bueno es que llamé temprano para reservar una mesa —bromeó pasando su brazo por mis hombros.

—Cielos —fingí estar sorprendida —Creo que te debió haber costado demasiado conseguir ésta mesa, es una de las mejores del lugar —nos sentamos en la supuesta mesa especial.

—¿Se les ofrece algo más? —se refería el chico en especifico a mí, ya que sentía su fija mirada.

—No —contestó Mina duramente, de inmediato voltee a verla —Gracias —dijo mirándome.

—No te pongas celosa —le dije cuando el rubio se fue.

—No estoy celosa —afirmó desenvolviendo su hamburguesa que era dos veces más grande que la mía.

—¿Ah sí? —dije con el muy empleado en esta noche: Sarcasmo —Porque la verdad parecía que querías desarmarlo a golpes —suspiré —Seguro es mi imaginación.

—Sí, eso es... —seguimos platicando de cosas sin sentido. Me hacía preguntas le respondía, le hacía preguntas me respondía. No podía parar de reír, aunque ella intentaba no reír, terminaba haciéndolo.

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—¿Sigues pensando lo mismo sobre mí? —pregunté cesando un poco las risas.

—¿Por qué preguntas? —se recargó en el auto.

—Porque... —miré hacia abajo —En realidad me importa lo que piensas tú de mí —mordí mi labio inferior.

—No... —dijo tomando mi barbilla y alzando mi rostro —No pienso lo mismo —se acercó lentamente con un objetivo fijo: Mis labios. Me acerqué al igual pero desvié mi rostro y llegué a su mejilla, dónde deposité un suave beso.

—No beso en la primera cita —susurré entre risas en su oído.

—Me has besado antes sin siquiera tener una cita —dijo también en mi oído.

—Pero ahora la tenemos —golpeé su estómago en señal de juego —Y no hay beso en la primera.

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—Jihyo tenemos que hablar —cerré de golpe el casillero de Jihyo.

—¡Estás loca mujer! Casi me quedo sin cabeza —exageró.

—Qué lástima, ahora tenemos que hablar.

—¿Sobre? —preguntó abriendo nuevamente su casillero.

—Cancelemos la apuesta —dije sin rodeos.

—Tienes que estar bromeando, ¿No? —preguntó riendo mientras seguía sacando libros.

—¡Jihyo! no es broma —volví a golpear la puerta haciendo que se cerrara otra vez. 

—¿Entonces te rindes? —preguntó abriéndolo de nuevo y matándome con la mirada.

—No, sí... bueno no, sí pero no de ese modo —ni siquiera yo me entendía —Yo... yo me siento mal por estar jugando con ella... —dije con toda la sinceridad del mundo.

—No me digas —dijo burlonamente —Te enamoraste —soltó una carcajada.

—No seas idiota —pasé con desespero mi mano por mi cabello.

—Creí que querías recuperar a Joy y vengarte de lo que te hizo Myoui, ¿No? —tenía razón, no podía olvidar los motivos principales.

—Sí... —dije con confianza —Estás en lo correcto. Olvida lo que te dije, la apuesta sigue en pie.

Me, Myself & I || JeongMi Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang