12 - Reducida a cenizas III

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¡Hola, corazones!

¿Qué tal si condimentamos más sus teorías para que concluyan el fin de semana con las neuronas tostadas? Dormirán profundamente y despertarán con energía para afrontar la nueva semana, se los aseguro. 

Al final, sigo fragmentando el capítulo. Supongo que para la versión editada habrá cambios en algunos títulos y otros ajustes, pero sí o sí el capítulo que cierra este arco de la historia se titulará "Reducida a cenizas" y no será este, sino el siguiente -si no se sigue alargando-.

Otra cosita. He visto que algunas personas buscaban un grupo de WhatsApp y me lo comentaron por IG. Aún existe el que creé por petición popular cuando escribía LHDMN. Si alguien quiere ingresar, que me escriba preferentemente por IG para enviarle la invitación.

Dicho esto, muchas gracias por sus votos y por sus comentarios. Me río mucho con sus ocurrencias, la verdad, y disfruto con sus debates. Venga, ¡a disfrutar!

¡Un besote!

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Reducida a cenizas III

ANA

Ding, dong.

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuve en este apartamento que tantos cambios trajo a mi vida. Pensaba que no volvería por aquí, incluso había renunciado a algunas de mis pertenencias que no recogí cuando debía. Sin embargo, el mensaje de Eric fue capaz de traerme de vuelta una vez más. A pesar de que me resultó extraño y desconcertante que él contactara conmigo después de vomitarme encima su rencor, mi anhelo de proteger a Laura superó mi desconfianza y decidí asumir el riesgo de sufrir una última humillación. Puede que Eric haya meditado a solas sobre el asunto y se le haya removido la conciencia. No me queda otra que averiguarlo. Al fin y al cabo, ya no tengo nada más que perder.

—Hola, Ana... —me saluda Eric tras abrir la puerta. Enseguida, la intensa fragancia de su perfume inunda mi olfato. Huele a naturaleza salvaje, reforzando el aspecto varonil que dibuja su camiseta ceñida a su torso. Parece que se duchó hace poco porque sus cabellos negros están humedecidos.

—Hola... —le contesto con el mismo tono neutral y tenso.

—Emm... Adelante. —Me cede el paso—. Lo siento por el desastre. —Debe referirse a las botellas de cerveza y los vasos con restos de alcohol que hay sobre la mesa. Algunos tienen marcas de pintalabios. Intuyo que disfrutó de una buena juerga, es a lo que se suele dedicar para presumir de su popularidad—. Tuve invitados antes de salir corriendo para el gimnasio y, cuando regresé y te escribí, no esperaba que respondieras a mi mensaje y mucho menos que vinieras tan rápido. Solo me dio tiempo a ducharme.

—Da igual... —Un aluvión de recuerdos absorbe mi mente cuando me adentro en el salón. En esta casa viví momentos duros y tristes, pero siempre tuvieron más valor para mí las vivencias que me llenaron de felicidad y que me hicieron despertar cada mañana con una sonrisa en los labios. Hoy contemplo la morada de un engreído al nivel de Estefanía y Adrián. El salón exhibe los trofeos de Eric, los pósteres de él posando como modelo para algunas marcas famosas de ropa y accesorios—. Vayamos al grano.

—No hace falta ir tan deprisa. —Eric cierra la puerta—. Tu presencia me incomoda y sé que la mía también te incomoda. Preferiría que nos relajáramos antes para tratar el tema con calma y no caer en una discusión. Ten en cuenta que para mí no es fácil hablar de una persona a la que considero muerta y mucho menos tratar con la otra que me traicionó. —Sin pelos en la lengua. Es mejor así.

—De acuerdo. Yo también prefiero que hablemos sin caer en la falta de respeto.

—¿Quieres beber algo? Tengo desde agua hasta diferentes tipos de ron. También tengo zumos, gaseosas... —Un arsenal para sus fiestas improvisadas.

La hermana de mi exnovio [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora