acto 7 la ciudad eldar

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Caín caminaba sin rumbo a través de la ciudad eldar, capturando fotos de la vida en el imperio de Shirou como si fuera un fotógrafo casual.

Caín tenía una galería de fotos que podrían ser una carta de triunfo para el imperio; un medio para resolver el problema de raíz. Sin embargo, la ciudad eldar parecía extrañamente tranquila y desierta, como si nadie estuviera dispuesto a salir.

¿Por qué? La razón radicaba en que más de la mitad de los eldars se sentían incómodos bajo el control de Shirou. Para ellos, era una subyugación absurda, lo que resultó en que gran parte de la población se mantuviera resguardada en sus bases, buscando otras formas de rebelarse o resistir en la sombra.

Algunos eldars, en cambio, vieron esto como una oportunidad para explorar nuevas perspectivas sobre su existencia y escapar de la terrible opresión que les deparaba el futuro. Estos individuos comenzaron a establecer sus propios locales y a involucrarse en los laboratorios, encontrando una nueva esperanza en su vida.

Mientras Caín continuaba explorando, notó a lo lejos una figura: una mujer acompañada de una niña.

- Eso fue grandioso, señorita Kiken - dijo emocionada la pequeña Shidou mientras caminaban por las calles abandonadas.

- Así es, Shidou. Estuviste muy bien en tu lección de hoy. Aunque recuerda, es un secreto. No se lo digas a papá. Tiene que ser una sorpresa - respondió Kiken con alegría mientras acariciaba el cabello de la niña.

- Señorita Kiken, una pregunta... ¿usted quiere a papá? - preguntó Shidou mientras sostenía la mano de Kiken.

- Jajaja, esa es una pregunta bastante difícil de contestar. Pero tu padre... tiene una chispa a la que no puedo resistirme. Es como algo mágico. Sin embargo, no sé si tu padre siente lo mismo - admitió Kiken con una mezcla de melancolía y sinceridad.

- Creo que mi papá también la quiere muchísimo - respondió Shidou con convicción y una sonrisa.

- Eso espero, niña, eso espero... Aunque he notado que a Zoru no le agrada mucho mi relación con Shirou. He visto cómo han estado peleando, y no quiero que ambos, ya sabes, se hagan daño entre sí - confesó Kiken con cierta tristeza en su tono, mientras Shidou quedaba momentáneamente sin palabras, incapaz de comprender completamente el conflicto adulto.

En ese momento, Kiken se percató de la presencia de Caín. Instintivamente, protegió a Shidou, poniéndose entre la niña y el desconocido.

Un humano en la ciudad eldar... es algo inusual de ver - dijo Kiken, sacando su espada que se iluminó con poder psíquico puro, creando una aura mística a su alrededor.

Caín desenvainó su espada motosierra y se preparó para el enfrentamiento. Los dos contrincantes estaban en guardia, listos para el impacto.

Kiken se movió rápidamente, intentando asestar un corte certero en la garganta de Caín, pero este logró reaccionar a tiempo y bloquear el ataque.

Caín hizo presión para liberarse del agarre de Kiken, pero la agilidad de esta le permitía mantener la ventaja. Con un movimiento ágil, Kiken logró cortar el hombro derecho de Caín, causando una herida profunda.

A pesar de los intentos de Caín por defenderse, Kiken continuó atacando implacablemente. Caín recibió múltiples golpes y se encontraba visiblemente herido.

En un esfuerzo por resistir, Caín logró propinar un golpe en el rostro de Kiken, aunque el contraataque fue inminente. Kiken utilizó su poder psíquico para inmovilizar a Caín en el suelo, dejándolo en un estado agonizante.

Kiken consideró desmayar a Caín para luego interrogarlo, pero el humano aún no estaba dispuesto a rendirse.

Poco a poco, Caín luchó por ponerse de pie y, de repente, logró desarmar a Kiken, clavando su espada en el estómago de esta. Kiken escupió sangre y cayó al suelo, pero su último acto fue liberar su poder psíquico en un intento de proteger a Shidou.

Portales dimensionales se abrieron, y criaturas demoníacas emergieron de ellos. Caín se vio forzado a huir rápidamente, dejando atrás a Kiken, quien con sus últimas fuerzas abrazó a Shidou, cerrando los portales antes de caer desmayada.

En otro rincón de la ciudad eldar...

- Uff, eso estuvo cerca - murmuró Caín mientras recuperaba el aliento, aún consciente de su herida.

- Estoy casi cerca de completar mi objetivo, solo necesito una última cosa más... una foto de Shirou Emiya - dijo Caín, observando la imponente torre que se alzaba por encima de todos los edificios: el Edificio Última Espada.

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En una sala de hospital, los eldars lograron estabilizar a Kiken. A pesar de sus graves heridas, tenían la esperanza de que sobreviviría.

Los doctores suspiraron aliviados al ver que Kiken estaba fuera de peligro, pero esa sensación pronto se transformó en temor. Las puertas de la sala comenzaron a derretirse, dejando paso a un visitante inesperado.

Shirou Emiya entró con una presencia avasalladora. Cada paso que daba dejaba a su paso llamas que aparecían y se extinguían en cuestión de segundos. El ambiente en la sala se volvió tenso y el calor se hizo cada vez más intenso.

Las llamas parecían ser una extensión de Shirou, emergiendo de sus ojos y rodeando su cabello. Su mirada se enfocó en Kiken, quien yacía herida en la cama del hospital.

- Voy a matar a ese maldito hijo de puta - pronunció Shirou con voz firme y decidida. La intensidad de sus palabras resonó en la sala, mientras los eldars presentes quedaron atónitos por la demostración de poder psíquico y control del fuego de Shirou.

El temor y la impresión en el ambiente eran palpables mientras Shirou se retiraba de la sala, dejando a los eldars en un estado de conmoción por lo que habían presenciado.

LA ESPADA DEL EMPERADOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora