13 - Reducida a cenizas IV

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¡Hola, corazones!

Por fin llegué a este capítulo que tanto anhelaba escribir. Este capítulo cierra un ciclo de la historia y, tristemente, también toca anunciar que es el final de la temporada. He de retomar las revisiones de mis libros antiguos, por lo que las actualizaciones de LHDME se pausarán de momento. Aun así, intentaré escribir los siguientes capítulos siempre que pueda porque me encanta estar en contacto con ustedes y ver cómo sufr..., digo, cómo disfrutan con la novela, en especial con los debates que se generan en el grupo de WhatsApp últimamente.

Si les gusta el capítulo, agradeceré que aporten sus votos y sus comentarios.

Un besote. ¡Las quiero!

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Reducida a cenizas IV

LAURA

—Por el momento, estas son la última caja de libros y la última mochila de ropa hasta que recojas lo demás —comenta Aiko cuando entramos en su apartamento—. Dejémoslas aquí mismo y respiremos un poco.

—Gracias por ayudarme a traer las cosas que me había llevado al hotel. —Acomodo la mochila junto a la caja que Aiko ha puesto en el suelo.

—Moon, no tienes que dármelas. No me cuesta nada ayudarte con la mudanza. Preferiría ayudarte con la mudanza en lugar de tener que faltar mañana al instituto para hacer varias gestiones legales sobre el contrato de alquiler, el estatus de mi visado y más...

—Es mucho trabajo. No voy ni por la mitad. Me falta por recoger casi toda la ropa y un montón de libros y figuras más, entre otras cosas, que tengo en casa de Ana. Ya es la tercera vez que me mudo y cargo con mis cosas. ¡Moriré! —Me dejo caer en el sofá.

—¡Ja, ja! Tal vez esta sea la mudanza definitiva... —Esa insinuación despierta mi sonrisa traviesa—. Mañana haré una copia de la llave de la casa para ti...

—¡Oh! Tendré acceso ilimitado a la morada de la emperatriz Aiko Suzuki —bromeo.

—¡Ja, ja! Y a sus aposentos... —¡Qué juguetona es! Una mirada nos basta para entendernos. Yo estaba dispuesta a dormir en el sofá, pero ella me lo prohibió, así que compartiremos la cama como buenas amigas—. Te traeré zumo de frutas para que refresques la garganta y recuperes las vitaminas que has perdido. Luego, colocaremos las cosas en el sitio que he despejado para ti.

—Vale. Gracias, Aiko. —Siempre está pendiente de mí. Me cuida igual que cuando éramos novias.

Mientras ella va a la cocina, pienso en que me parece estar viviendo dentro de un sueño. Aún no asimilo que mi Ai está viva y que viviremos juntas de nuevo.

—¿Alguien pidió una bebida refrescante y sana? —Aiko regresa con un vaso para mí y otro para ella. Tras entregarme el mío, coloca un par de portavasos en la mesa de centro y se sienta a mi lado.

—¡Sí! Necesitaba esto —expreso después de empinarme la mitad del zumo.

—Sabía que estabas sedienta. Cuando estás conmigo, sufres golpes de calor. Tal vez debas plantearte si te conviene mudarte conmigo, no sea que mueras por deshidratación. —Culmina sus pícaras palabras con una sonrisa coqueta antes de humedecerse la boca con la bebida.

—Correré el riesgo. Un pajarito me dijo que eres experta en reanimación. Seguro que conoces muchas técnicas para reanimarme si me provocas un golpe de calor. —Me relamo los labios tras tomar un sorbo de zumo. No he podido evitar seguirle el juego.

—¡Ji, ji! Me gusta que sigas siendo la misma de siempre. Te noto mejor de ánimos y eso me alegra mucho. —A pesar de que tontea conmigo a veces, me sigue respetando y no ha recurrido a ninguna estrategia para mínimamente robarme un beso—. Me dijiste que aún entrenas para no olvidar lo que te enseñé. Yo sigo siendo muy rigurosa con mi entrenamiento. Ahora que viviremos juntas, ¿te gustaría que entrenáramos como solíamos hacer?

La hermana de mi exnovio [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora