El "príncipe" Boo

🟩Capítulo 10⬜

Luigi estaba en su habitación de la mansión, pintando un cuadro sobre Mario, habían pasado dos días desde que sucedió la cena en el castillo de la princesa Peach. Y sinceramente le habían agradado los dos.

Por lo que no pudo evitar pintar un cuadro sobre algunos momentos de la cena. Algunos Boos curiosos estaban detrás de él mirando lo que pintaba, últimamente le habían preguntado cómo habían preguntado cómo fueron las cosas en aquella cena en la que su tío Evaristo lo acompañó.

Su padre en especial fue quien mostró más interés, intentando saber si las cosas no fueron mal o sino fueron una trampa. Las típicas cosas de padre medio paranoico con el que vivía.

Aunque también Luigi recordaba la invitación que le había hecho a Mario, en cierta forma se sentía feliz de haberlo conocido, de tener a alguien quien posiblemente podría volverse un amigo.

No es que no le agradará tener amigos Boo pero las cosas eran más diferentes entre vivos y no vivos. Era una experiencia nueva para Luigi convivir con alguien que no esté frío al tacto o que no sea un lagarto.

En cuanto al cuadro que estaba haciendo en ese momento, era sobre el momento donde encontró a Mario inspeccionando el puente, en cierta forma le pareció tierno ver al pequeño hombre observando tan detenidamente todos los detalles del puente.

En parte pintarlo fue un pequeño desafío siendo que Mario tenía la piel un poco tostada, posiblemente por estarse exponiendo al sol constantemente. Aunque a Luigi le agradaba el pequeño reto que terminó siendo el pintar al pequeño hombre en el cuadro.

A diferencia de Luigi que era pálido como un cadáver, Mario parecía estar lleno de vida en su piel, aunque la diferencia en los ojos era notable, los ojos de Mario parecían estar llenos de un dolor y resentimiento oculto, como si hubiera sufrido mucho a lo largo de su vida.

Era interesante para Luigi notar eso, considerando que Mario era muy alegre, ¿Depresión tal vez?, Por lo que sabía gracias a su padre, las personas deprimidas muchas veces no llegan a parecer que lo están, aunque eso dependía según la persona.

Aunque también había notado que Mario en la cena parecía sentirse... Culpable, como si se sintiera culpa le por comer. ¿Ansiedad?, Realmente era complicado saberlo. Mario no cumplía mucho con los típicos estereotipos de una persona con ansiedad, supuso que tal vez sería como con la depresión, tal vez actuaba diferente en Mario.

No podía evitar pensar que los humanos eran complicados, aunque Luigi luego se dio una palmada en la frente al recordar que también era un humano. Convivir con tantos Boos realmente le había afectado si se daba cuenta.

Soltó una risita ante el pensamiento mientras continuaba pintando, sintiendo a su padre mirándolo, atento a cada pincelada que daba.

Sabía que su padre estaba atento ante lo que hacía, mayormente se mostraba siempre interesado en lo que él pintaba, y no era sorpresa considerando que muchas pinturas de la mansión habían sido hechas por Luigi.

Le daban algo de vida a la mansión, además de que también podían ser aterradoras dependiendo la iluminación y el ángulo en el que sean vistas. Aunque últimamente alguien había robado uno de los cuadros.

Según su padre, se sospechaba de un científico viejo y loco que está obsesionado con los fantasmas, siempre usando una aspiradora para atraparlos.

A Luigi no podía evitar darle un poco de risa si el viejo loco un día intenta atraparlo pensando que es un fantasma, no le importaría darle un puñetazo si es posible por el cuadro robado y por los Boos y fantasmas atrapados.

- ese humano, ¿Cómo dijiste que se llamaba pequeño demonio llorón? - preguntó su padre.

- se llama Mario, ya te lo había dicho antes papá "Agosto" - respondió Luigi con una pequeña sonrisa burlona mientras volteaba a mirar a su padre.