« VIII »

917 52 54
                                    


Adrien

—Eso no fue lo peor, luego el niñato salió correteando con mi paquete de dulces picantes.

—¿Y qué fue lo que hiciste? —preguntó Luka conteniendo su risa.

—Lo que cualquier adulto responsable haría, llamé a seguridad para recuperarlas.

Compartimos brevemente una mirada con el peliazul provocando que un poco de cerveza nos hiciera toser al intentar tragar y reírnos al mismo tiempo.

—Joder es que ustedes no se toman nada en serio —se cruzó de brazos el moreno adoptando una pose de ofensa.

—Viejo te has peleado con un niño por un paquete de dulces.

—Y lo has hecho llorar —añadí.

—Era el último ¿ustedes qué hubieran hecho?

—Pues nada, esto es como con tu pareja, ella pide menos comida asumiendo que con esa cantidad estará satisfecha pero luego termina robando comida de tu plato.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Nino.

—Cierras el pico y te sacrificas —respondí sencillamente jugando con mi envase vacío.

—Oh por favor —rodó los ojos dejándose caer despatarrado en su lugar.

—Adrien tiene razón —me señaló nuestro amigo para luego beber otro trago y continuar—. Además, ¿qué harás cuando tu hijo un día te pida tu propia comida? No vale no convidar.

—Alya se encargará de hacerles suficiente comida para que no deba comer de la mía. Además mis dulces entran dentro de mis no negociables.

—No funciona así ¿verdad Adrien?

Alcé mis cejas apretando mis labios al sopesar la idea. Definitivamente la comida entraba dentro de mis propios no negociables. Ni siquiera era compasivo con mi propio hermano ¿por qué lo sería con un niño?

—Coincido con Nino, la comida no se negocia. Además se supone que los niños no deben comer comida de adultos.

—No puedo creer lo que oigo —echó su cabeza hacia atrás para luego mirarnos incrédulo—. ¿Serían capaces de negarle un poco de comida a sus propios hijos?

—Si —respondimos como si fuese obvio.

—Tan sólo imagina que llegas un día a tu casa, luego de haber trabajado duro durante horas y que lo único que quieras es sentarte a comer esa última porción de pastel de chocolate que vienes anhelando desde que te levantaste —comencé ejemplificando—. Entonces ves a una mini versión tuya pidiendo un poco de lo que comes solo por molestar, porque de seguro ya ha comido, y debes darle porque es tu propio hijo.

—¡Es un pobre niño!

—¿Cómo es que terminamos en este absurdo debate? —preguntó Nino.

—No lo sé pero estoy descubriendo que no puedo dejar a mis futuros hijos con este par de tíos egoístas.

—Oh vamos Luka —reí visualizando su divertido rostro al borde del colapso—. No es para tanto, además seremos los mejores tíos del mundo.

—Tú ni siquiera quieres tener hijos y ¿pretendes que confíe en que deje a Luka junior a tu cuidado? —chasqueó su lengua ante la negativa—. Ni hablar.

—Siempre tío nunca padre —estiró su cerveza el moreno en mi dirección para que las chocáramos.

—Salud.

Terminamos riendo ante la derrota del peliazul que nos miraba como si no tuviéramos remedio.

●¥¥¥¥¥●

Forever us || Adrinette +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora