Temporada 1: [Capítulo 18]

312 47 6
                                    

Anteriormente en: Mi esvástica

—Nada... solo, me siento terriblemente mareado...—dijo con su voz agotada, incluso le costaba ponerse de pie.— creo que la comida me hizo mal...

—No se preocupe señor Reich, vaya a descansar, yo acomodare lo que falta de las cartas.

Reich le agradeció a su mano derecha, el cual le insistió que lo acompañaría hasta su habitación, pero se le fue negado. Así que el de habla alemana decidió ir a paso lento, cuando llegó a su cuarto, se encerró con llave y se tumbó a la cama sin quitarse el uniforme, puso sus manos en su pecho y sentía su corazón latir con fuerza. ¿Que le estaba sucediendo?





Un apresurado alemán corría de un lado a otro por toda la oficina de su hogar; a Reich nunca se le había hecho tarde para absolutamente nada, siempre llegaba puntual a todos sus asuntos, pero este día es la excepción. El de esvástica se había quedado dormido de más por que desde ayer se ha sentido extremadamente agotado, cansado, con su cuerpo débil, algo totalmente extraño en el. Nada puede tumbar a ese Nazi, siempre tiene energías para sus planes, pero hoy no parece el caso.

Estaba en su escritorio rebuscando unos documentos y planos estratégicos que necesitaba para su reunión con Urss. Que por cierto, ahora que hablamos de ese soviético, se puede decir que hoy Reich deberá enfrentarse cara a cara con él para aclarar muchas cosas. Pero nuestro Tercer Gran Imperio Alemán ya tenía todo decidido, pero el mismo se preguntaba si era lo que realmente deseaba; lamentablemente para el de habla alemana, a estas alturas, ya no tiene derecho de decidir cómo vivir su vida, la guerra ya está sobre él y la ganará cual sea el precio.

POV. REICH

Estaba rebuscando entre los documentos de mi escritorio, necesitaba encontrar ya esos planos para mi reunión con Urss. Pero entre mis prisas y desesperación, termine haciendo un desastre en mi zona de trabajo.

—¡Maldicion! Por un demonio, lo que me faltaba.—limpie el sudor de mi frente con mi pañuelo y me tome un segundo para respirar hondo.— ¡Berlín!, ¿donde están mis malditos planos?

Berlín entro corriendo a mi oficina con un montón de rollos de planos entre su brazos, él se veía igual de estresado que yo, los tome rápidamente, junto con mi sombrero, el abrigo más grueso que tenía y toda mi voluntad para poder enfrentar al soviético y con todo eso puesto, salí corriendo de mi hogar para subir a mi carruaje a ir a mi punto de destino.

[...]

Ya enfrente del hogar de Urss, me tome un segundo para acomodar mi traje, los planos y relajar mis hombros; no debía parecer estresado, no podía dar la imagen de alguien que se siente fatal.

Toque el timbre y rápidamente un gran poste me abrió la puerta, me vio sorprendido y rápidamente me invitó a pasar.

—Dios mío, Reich. Te ves fatal.

—Oh, gracias, hola a ti también, tú te ves fantástico.—dije sarcástico y rodé los ojos mientras entraba a su sala y caminaba rápidamente hacia su oficina, para poder dejar todos estos planos en su escritorio.— no tienes por qué decirlo, pedazo de comunista.

—Vaya, además estás de mal humor. Pareciera que no dormiste bien

—Todo lo contrario.—al llegar a su oficina, deje todos los planos en su escritorio y estire mis brazos algo adoloridos.— Una disculpa por llegar tarde, esto no es propio de mi...

—Solo llegas cinco minutos tarde.—dijo el muy tranquilo.— me preocupa más tu salud que la hora a la que llegues.—no pude evitar verlo con un leve sonrojo, que busque tapar desviando mi rostro hacia otra dirección de la habitación.— ¿Todo bien, Reich?

Mi esvástica: [LIBRO #1- TERMINADO]Where stories live. Discover now