〔 𝙅𝙄𝙉𝙓 ➳ mala suerte, o creencia de que una persona u objeto brinda mala suerte. 〕
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Ley'ra, una integrante del clan Metkayina, había perdido todo atisbo de esperanza y aceptado su cruel destino.
Sin embargo, quizá su perspectiva cam...
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El pasar del tiempo siempre sería algo indescifrable, pues mientras que a veces parecía ser efímero, en otras ocasiones se hacía eterno. Y la gran ironía de aquello es que el primer caso solía ocurrir justo en los momentos más felices que quisieras que nunca acabaran.
Ya habían transcurrido un par de días desde aquel primer beso entre Neteyam y Ley'ra, lo cual los había hecho más cercanos que nunca. Gracias a eso la metkayina se había integrado por completo a aquel grupo formado por los Sully y sus primos, donde no faltaban las bromas por ver a sus mayores tan enamorados. El primer comentario malicioso, obviamente realizado por Lo'ak, les inundó de vergüenza; pero ya se habían familiarizado y hasta contraatacaban entre risas.
Aunque por el momento el ambiente era silencioso, pues los jóvenes se encontraban cada uno con ciertos quehaceres. En el caso de la parejita, ellos dos se hallaban algo alejados de los menores mientras realizaban la tarea más complicada: descamar los pescados.
—Eres demasiado rápida —susurró el de orbes dorados sin apartar la vista de su acción, sacando levemente su lengua inconscientemente por culpa de la concentración.
—Eso es porque llevo haciendo esto toda mi vida —Ley'ra soltó una leve risa, dejando otro pescado ya limpio en la cesta.
Ya casi terminaban, pero en definitiva la femina se había encargado de la mayoría de los peces. Como bien dijo ella misma, simplemente tenía más habilidad porque aquel animal era la principal fuente de alimento para los metkayina. Seguramente Neteyam sería mucho mejor para limpiar la carne de cualquier criatura típica del bosque.
La de ojos celestes observó de soslayo al mayor, cuya sonrisa se desvaneció lentamente hasta dar paso a un semblante pensativo. Él generalmente era más animado e incluso bromista, por lo que obviamente Ley'ra ya llevaba un rato extrañada por su comportamiento. Él solía ser el energético y parlanchín entre ambos (incluso si en su naturaleza estaba el ser calmado), no ella.
—¿Ocurre algo?
—¿Uhm? —El omaticaya alzó la cabeza con velocidad, chocando su mirada con la preocupada de la contraria — No, para nada —se apresuró a negar, regalándole una débil sonrisa sin mostrar los dientes.
—Sabes que puedes hablar conmigo —el simple gesto de alzar el hueso de sus cejas causó una pequeña risa nasal por parte del muchacho.
—¿Cómo es que eres tan perceptible? —Cuestionó con una sonrisa ladina, apartando la mirada.
—Digamos que es un don, aunque igual eres muy transparente —bromeó a la vez que guardaba la navaja que usaba con anterioridad en su debido lugar, extendiendo su mano para posarla en el brazo del contrario —. Te ves distraído, Neteyam.
El susodicho asintió un poco con su cabeza, confirmando el hecho de que llevaba toda la mañana metido en sus pensamientos. Suspiró levemente mientras volvía a establecer contacto visual con la fémina, siendo consciente de que ella era confiable.
