📻 Especial Día del Padre 📻

1.4K 174 11
                                    

Era un día especial, el sol salió más temprano y los pajaritos cantaban felices mientras revoloteaban por la isla.

Magia. Exactamente así se podía definir lo que se sentía ese domingo.

En cada casa, los niños celebraban a sus padres.

Roier sentía que alguien le hablaba a lo lejos. Seguía dormido, así que no podía reconocer a esa pequeña voz.

—Pa, despierta. Vamos—Bobby insistía.

Pocos minutos después, lo logró.

—¿Qué pasa, chaparrito?—habló, mientras se sentaba en la cama.

—Levantate, Pa. Te espero abajo.

Dando esa orden, el pequeño salió de la habitación.

El castaño se desperezó, levantándose por fin. Bajó en pijama, ya después se cambiaría.

Abajo, justo en el comedor, lo esperaba su pequeño hijo con el desayuno servido en la mesa.

Bobby se había levantado más temprano de lo normal para preparar todo, pidiéndole ayuda a su mami Jaiden, quién había salido para darles ese momento especial a ambos.

Entre risas y cariño (y un poco de desorden), prepararon todo para celebrar a Roier en este día especial.

—Siéntate, Papi. Lo hice yo solito—dijo con orgullo.

—¿Tú solito?—preguntó mientras se sentaba.

—Bueeeeno, mamá Jaiden me ayudó. Pero yo hice casi todo—confesó.

Roier se rió, mientras despeinada un poco el cabello de su niño.

—Bueno, a comer chaparrito.

Desayunaron entre bromas y conversaciones variadas. El ambiente estaba lleno de amor y tranquilidad.

La conexión que tenían era hermosa, padre e hijo se respetaban y amaban.

Casi al terminar, Bobby le entregó una caja decorada por él mismo.

—Feliz día, Papá.

La caja estaba llena de dibujos de los dos, algunos dulces y una flor igualita a la que le dio el primer día que se conocieron.

Roier le dio las gracias con un abrazo. Estaba encantado con todo esto, era su primer día del padre y no podía ser más perfecto.

Justo cuando se iban a levantar de la mesa, llamaron a la puerta.

Bobby corrió a abrirla, pues él ya sabía quién golpeaba.

Roier esperó sentado un momento.

—Mira, Pa. Vinieron a visitarte.

Levantó la cabeza y vio quienes eran.

—¡Feliz día, Tío Roier!—ambas niñas gritaron al unísono.

Se acercaron a abrazarlo, entregándole una cajita cada una.

—Muchas gracias, Tilin—besó la frente de esta—Muchas gracias, Juana—imitó el acto anterior.

—Gracias por siempre cuidar de nosotras, Tío—dijo la pequeña de moño rojo.

—Ay, me van a hacer llorar—se resfrego los ojos evitando las lágrimas—Vengan aquí los tres.

Haciendo caso, los tres se acercaron a él, siendo envueltos en un abrazo lleno de cariño.

Roier amaba a ese niño y esas dos pequeñas con todo su corazón.

Jamás creyó poder sentir un amor así, tan puro, tan limpio, tan real.

Amaba ser Papá, amaba ser Tío.

No lo cambiaría por nada del mundo, nunca.

૮ ˶ᵔ ᵕ ᵔ˶ ა

Algo diferente para el día de hoy, espero les guste 🫶🏻

Mil amores | Q!roier OneshotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora