VI

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Dios, mío, bendito...

Aquí Ocon de nuevo hablando y... Bueno, hasta yo ni me creo lo que acabo ocurriendo anoche.

Me he acostado con Mick.

Repito para el que no me haya escuchado bien: Me he acostado con Mick, he tenido sexo con él.

Sé que Mick estaba borracho (No sé si considerara que me he aprovechado de él, cuando él se tiró directamente hacia mí) pero ¡Oh, dios santo! El hijo de puta era buenísimo en la cama.

"¿Pero en qué sentido te refieres Ocon, en el pasivo o en el activo?" Os seré lo más franco posible, los dos nos turnamos para dar y recibir esa noche.

Y ahora estoy hecho un lio no, lo siguiente, una maraña de emociones y pensamientos que pasan desde "¡Oh dios mío, he tenido sexo con Mick!" siendo el más hasta el de "¡Oh dios mío, he tenido sexo con el hijo de Michael Schumacher!" como el más negativo.

No sé qué hacer, no sé qué actuar después de esto, no quiero que mi relación con Mick se vaya al demonio por culpa de esto de sexo que ha ocurrido entre nosotros. Somos amigos pero ¿Y si pierdo esa amistad ahora todo por culpa de esto?

Tal vez sean paranoias mías, tal vez me esté imaginando situaciones que tal vez no pasen y solo me los estoy imaginando por el miedo por culpa de la posibilidad de perder la bonita relación que tenemos los dos, de amistad que nosotros ahora tenemos.

Dios mío... Solo desearía enterrar mi cabeza cual avestruz de la vergüenza.

¿Y cómo reaccionara Mick cuando se despierte?

Malditos pensamientos intrusivos, maldita desconfianza. ¡Esto no me pasa cuando hago alguna declaración hacia Alonso creyéndome superior a él! ¡No, maldito subconsciente!

Soy un estúpido bocachanclas para muchísimas cosas pero para otras soy un estúpido acomplejado que lo puede decir al hombre que me gusta, que realmente me gusta.

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Miami, Viernes por la mañana.

Nos encontramos en el hotel, Ocon se encontraba tumbado en la cama de aquella habitación despierto pero mirando hacia el techo mientras en sus mejillas se le notaba un fuerte sonrojo en sus mejillas mientras que empezaba a cruzarse por sus pensamientos un montón de cosas, sobre todo relacionadas con lo ocurrido aquella noche que aún le costaba procesar.

El de cabellos negros se giraría para ver a un lado, viendo a Mick ahí tumbado, se veía completamente adorable y hermoso el rubio dormido, y eso puso aún más rojo de la vergüenza al francés de cabellos negros.

Algo dentro de él deseo darle un beso a la blanquecina piel del Schumacher menor, y su corazón no paraba de latir fuertemente por ello, por lo que se lanzaría a hacerlo, dándole un dulce beso en la frente al joven de rubios cabellos.

Su mano fue al cabello de Mick y lo acaricio con parsimonia y esa sensación amorosa dentro de él crecía más y más.

La mano de Mick se movería, llegando a la mano de Esteban y poniéndola encima de la suya.

Mick abrió sus ojos lentamente y los dos muchachos se quedaron viendo, sentían esa conexión especial, pero también se notaba en el rubio un tanto sorprendido por eso. Las mejillas del alemán se pusieron rojos mientras observaba a Esteban con cierta amor.

—Oh, vaya...

Esteban apartaría su mano y los dos en eso se sentarían en la cama mientras que apartaban su mirada del otro con vergüenza.

—Así que... Hemos...— llego a tartamudear Mick.

—Sí, lo hemos hecho— contesto Ocon con cierta vergüenza al rubio.

Hubo un silencio abrumador en la habitación, se sentía muchísima tensión en aquel sitio que se podía cortar con el filo de un cuchillo.

— ¿Y ahora qué hacemos? — pregunto Ocon con cierta vergüenza a Mick.

—La verdad es que no lo sé. — simplemente respondió el rubio también con vergüenza.

Volvió a haber un silencio bastante incomodo en el lugar, para en ello Mick hablarle al francés.

— ¿Podríamos en algún momento repetirlo?

A Esteban le pillo completamente desprevenido esa pregunta de Mick y se le puso las mejillas rojas por culpa de esto.

— ¡Sí! — La emoción se le escapo cuando escucho eso, pero Ocon decidiría relajarse un poco para mejor responderle — Digo... Sí, me gustaría volverlo a repetirlo.

Mick solo daría una dulce risa y en eso Ocon noto que alguien lo abrazo por la espalda mientras notaba su cabeza apoyada cerca de su cuello. Ocon se puso muchísimo más nervioso ante esto, pero a la misma vez sintió calidez al notar el cuerpo del otro en el suyo.

—Y dime Mick, ¿Te gusto? — pregunto nervioso Ocon.

—Me gustó mucho la verdad.

Mick besaría entre el cuello y hombros al pelinegro, sacándole una ligera sonrisa al de cabellos negros mientras que el francés tomaba una de las manos del alemán con dulzura.

—Por cierto, tenemos que irnos al paddock que hoy son los libres. — recordó el pelinegro en ese momento.

— ¡Ah sí, se me olvidaba! Espero que Toto no me mate por llegar tarde. — contesto Mick.

—A mí me mata antes. — solo contesto Ocon al blondo.

—Pero si ni siquiera es tu jefe.

—Lo sé, pero le tengo más miedo a él que a otro jefe de equipo aquí.

—Ahora ya entiendo porque no le tienes respeto a Snafzuaer, Shafuza...— se trabo Mick con el nombre, para seguido hacer aspavientos con las manos y aclararse —Ya, tú jefe de equipo, ya me entiendes.

Ocon ante esto solo se rio, porque también le pasaba y solo llamaba a su jefe de equipo por su nombre "Otmar" y ya está.

—Sí... Cuando estaba Alonso en el equipo se podía mediar, pero desde que se fue Otmar solo es una cabeza de turco de los jefes de Renault.

—Prost cuando estaba en el equipo como una de las cabezas importantes no lo hacía para nada mal. — comento Mick al francés.

—Sí... Y no entiendo a día de hoy que puñetas hicieron los de Alpine para que se espantase y se fuese.

Mientras tanto en otra habitación...

Nos encontramos con Charles y con Carlos en la cama que también se les notaba que habían hecho algo esa noche, Charles en ese momento se encontraba con el móvil mientras que con Carlos se encontraba recostado en el hombro del monegasco viendo también el móvil.

—Oye Charles, ¿Deberíamos cambiarnos para irnos a la pista?

—Neee... Aún tenemos tiempo, es dentro de un par de horas así que podemos quedarnos aquí.

En eso alguien abriría la puerta de la habitación y verían que era Oscar Piastri con una cara de sueño bastante notable, y también con cara de molestia.

—Charles, Carlos, para la próxima vez por el amor de dios no puto gimáis tan fuerte que se os estuve escuchando toda la noche, ¿Vale?

Y con ello, tal como había aparecido el australiano de McLaren, cerró la puerta y se fue, dejando a Leclerc y a Sainz los dos rojos de vergüenza.

— ¿Tan fuerte lo hicimos? — pregunto avergonzado Leclerc a su pareja.

—Al parecer sí. — solo respondió Sainz de igual forma de la que su novio estaba.

Los dos después de aquello, lo único que pudieron hacer es reírse de la situación.


Blue Sky Eyes (Mick x Ocon)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon