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"¿Algún día me dirás como sabes usar un arma?" Habían pasado ya dos meses de cuando tuve que disparar en el pecho de un hombre. Estaba secando mi cabello, después de obligar a Spencer para hacerlo, había logrado que su cabello, ahora hasta los hombros, se viera más brillante y arreglado.

"Sabes donde vivía, tuve mi época rebelde cuando te fuiste, me  involucre con un tipo en una mafia, el me enseñó, se disparar al menos cinco tipos de armas, ellos querían que me quede, era buena en matemáticas, me hacían realizar las cuentas de la banda, ahí aprendí italiano" sonreí ante el recuerdo "a los 15 años me volví la contadora de la mafia, hasta antes de llegar, unos días antes, mis padres encontraron el dinero que el jefe me pagaba, lo estaba ahorrando para la universidad" suspire, había sido un día muy malo "me lo quitaron, me acusaron de prostituta y me botaron de la casa" me hice una coleta, el calor había subido a mitad de agosto "en fin, lo demás ya lo sabes" me encogí de hombres.

"¿Que?" Se había parado de la cama en donde estaba sentado esperándome "¿Como pudiste entrar a la mafia? En especial a la cosa nostra" comenzó a caminar de un lado al otro "ellos tienen un lema Caissa" asentí "entras con vida, solo la muerte te saca" volví a asentir "¿no dirás nada? Pueden estar buscándote" llevo su mano a la frente.

"¿Podrías calmarte?" Me dejé caer en la cama "lo se, pero ellos jamas supieron mi verdadero nombre, todos me decían, igual, Caissa y si me buscarán, se enteraran de que mi familia terminó en la cárcel, deben asumir que estoy allí" si eso lo ponía como loco, no quería saber lo que pensaría al ver el tatuaje con aquel lema en mi pelvis.

"Dios..." tomó un gran respiro "tenemos que decirle a Hotch" me senté en un instante. Hoy era el último día de trabajo en la UAC, ahora ya me pagan, así que, tenía más ropa. Gracias a las chicas, claro esta. Además, había subido 20 kg, antes apenas llegaba a los 40 kg, ahora estaba en mi peso correcto y me encontraba mejor de salud. El yeso me lo sacaron hace unos días.

"No, no, no" agite mi cabeza de un lado al otro "no quiero que se preocupe más, mañana empiezo a trabajar en la cafetería frente a la oficina y no quiero arruinarlo" me pare y camine hacia el "¿podríamos guardar esto como un secreto?" Trate de poner mi mejor expresión de perro triste.

"Bien" suspiro "¿Algún otro secreto que deba saber?" Lleve mi mano a mi barbilla, tomando en cuenta de donde vengo y la familia que me tocó, se podría decir que estaba destinaba a terminar en la mafia, pero según yo, no había nada más.

"No, creo que no"

"¿Crees?" Rodé los ojos.

"Korol, no exageres, tampoco es como que matara a alguien ni nada" lleve mis manos a los bolsillos traseros de mi short de mezclilla.

"Al menos" murmuró, tomándo sus típicas Converse para ponérselas, lo imite, solo que las mías eran blancas, debía combinar con la blusa de tiras que llevaba puesta, color rosa pálido. No era mi favorito, pero pasaba.

"¿Lista?" Yo asentí, tomando la mano que me ofrecía.

En el camino, hablamos del libro del arte de la guerra, pero la leímos en versión japonesa, había comenzado a estudiar japonés cuando empecé a trabajar con los demás, era aburrido estar con Penelope esperando resultados. Tome un curso en línea mientras ella buscaba ADN. Para finalizar el mes, ya podía leer en japonés, aunque tenía que mejorar mi pronunciación.

Apenas llegamos, JJ nos llamó por un caso, yo primero pase por la cafetería como siempre, para llevarles su café. Apenas llegue, vi en la pantalla y dejé caer los vasos de plástico.

"Mierda" me apresure a limpiar lo que ensucie, corrí hasta la cafetera y tome todas las servilletas que pude, volví y Spence tomaba los vasos poniéndolos en el basurero, me ayudó a limpiar mientras los otros explicaban el caso.

CaissaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora