Con olor a Hierro

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Este lugar realmente apesta, extraño mi hijo, extraño mis amigos, extraño la buena comida, ahora las clases de mercadotecnia se han convertido en pagar a los reclusos por mi seguridad y la seguridad de la mujer a la que le arruiné la vida, varias veces vienen sus padres a visitarla, conocí una joven acusada de venta de drogas, ella me dice todos los días cómo se encuentra Elena, aquella chica amable que conocí cerca del bosque ahora es una joven amargada, temerosa, no quiere saber de mi, invade todo recado que le he mandado. Fui tan ciego, merezco estar en este lugar, desde aquél día que nos condenaron no he podido dormir más de una hora, escucho como los reclusos hacen atrocidades por las noches, le pagan a las autoridades por todo tipo de abusos, no puedo estar más tiempo en este inhumano lugar, necesito salir, huir 

Estaba tan sumergido en mis pensamientos que de pronto ya se encontraba frente a mi Elena con múltiples moretones en la cara, trataba de decirme algo pero el olor a orines de mi celda ocupaba toda mi conciencia hasta que un agudo sonido proveniente de mis oídos bofeteó mi atención mientras ella susurraba "Alonso" 

Saco unas llaves de su pecho con cautela, observaba a su alrededor de no ser vista y en segundos ya estaba abierta la celda que me retenía, incrédulo camine hacia ella, tome de su loco corte de pelo con olor a los barrotes que solo la cárcel posee y la bese 

__ Si no estuvieramos presos, jamás lo habrías hecho - Interrumpió Elena entre besos 

__ Debí de darme cuenta antes Elena, eres tú - Susurró mientras alargaba el beso dulce intercambiándolo por un beso deseoso a más, sin darse cuenta ya se encontraban limitados por una fría y sucia pared, los besos de Alonso se recorrieron hacia el cuello como si de un vampiro se tratase pero de pronto fueron interrumpidos por el sonido de unas botas caminar hacia el pasillo de la celda

__ Debemos irnos Alonso, esta es nuestra única oportunidad - Dijo Elena con rapidez 

Corrimos hacia el lado contrario tomados de la mano, volteando hacia atrás y hacia adelante, era la oportunidad perfecta para escapar, la hora de la comida de las mujeres dónde toda la seguridad se concentra en separar peligrosas reclusas tomadas del pelo listas para matarse pero uno de los reclusos nos vio, grito y pronto se encendieron las alarmas de emergencia, corrimos todavía mas apresurados, ya podían escucharse infinidad de pasos hacia nosotros, celdas abrirse, más presos escapando de las celdas

Llegamos hacia un pasillo sin salida, sin escapatoria nos observamos fijamente 

__ Parece que se ha terminado el camino para nosotros - Dijo Elena mientras tomaba de la mejilla de Alonso con resignación 

Golpes y disparos se escuchaban resonar por toda la prisión, más de 50 reos habíamos escapado de las celdas sin aparente razón, la mirada de Elena llena de lágrimas sin apartarla de mi, me rehúso a no volver a tenerla tan cerca, próximos a volver a sumergirnos en el deseo se abrió una de las celdas que nos rodeaban, una mujer sin una pierna nos invitaba a pasar sin mencionar una sola palabra 


Viaje a SaturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora