Wherever I Go

310 31 5
                                        

Abrí los ojos en cuanto Michael dejó su cuarto tras taparme hasta el cuello con la sábana. Pude haberle dado las gracias y los buenos días, pero fingí que dormía porque no me apetecía hablar. No dormí esa noche tampoco, y no porque el sofá fuera incómodo. Yoichi no había salido de mi cabeza desde que abandonara su habitación. Luego estaba el problema con Ness también... Sin embargo, pensar en mi situación con Yoichi dificultaba hasta mi respiración.

En unos días se solucionará, me repetí durante toda la noche.

Pero no creía en mis propias palabras... Lo iba a perder. Iba a perder a un chico increíble. Y después irían otros... Y luego... Luego...

Mi móvil sonó. Seven, versión explícita, de Jung Kook.

El tono de Leo.

Estiré el brazo hacia la mesa de detrás de mi cabeza y respiré hondo antes de contestar.

—¡Hola, amor!

Sonreí. Con Yoichi y Ness destrozándome la mente y el corazón, pero sonreí.

Era Leo.

—Tendrías que haberme llamado hace siete horas cuando aterrizaste en Madrid.

—¿Y perturbar tu sueño? Nunca, princesita. A menos que fuera con mis besos, cosa que desgraciadamente no puedo hacer ahora.

—Pronto podrás —le y me garanticé—. Además, tampoco había un sueño que perturbar... Casi acabo en la cárcel por agresión e intento de asesinato.

—Guau... Falto un día y me pierdo toda la diversión.

Se me escapó una carcajada. Muy corta. Lo siguiente no tenía nada de gracioso.

—¿Y quién fue el desafortunado? ¿Prince?

—Ojalá... Ah, y he roto el corazón a un pobre ángel cuyo odio me he ganado a pulso.

Leo aguardó a que me explicara y sí, le relaté lo vivido desde que nos separamos sin guardarme ningún detalle (solo la historia del alemán). Sorprendentemente no lloré. Mi momento con Yoichi me había drenado.

—Y fin. Soy una mala persona y una amiga nefasta que destroza todo lo que toca.

—Chihaya, tú me has pegado bofetadas cada vez que me comportaba como un idiota (es decir, la mayor parte del tiempo). —Volví a sonreír—. Pues imagina que estoy ahí contigo soltándote bofetadas hasta que retires las tonterías que acabas de decir.

—¿Vamos a empezar con BDSM telefónico?

—Cuando vuelvas a tus cabales, quizás. Chihaya, tú le dijiste a ese Isagi que no querías salir con él, pero ese oyó lo que quiso. Ni siquiera tenías por qué contarle que estás conmigo. Es tu vida privada.

—Y él es mi amigo... era...

—Si hubiera sido tu amigo de verdad, ¿no crees que te habría entendido? ¿Que se habría molestado en conocerte más? —Guardé silencio. Yoichi había sido un amigo de verdad, ¿o no?—. Además, que te has disculpado con él más de lo que deberías. Él, en cambio, no. Ni un puto lo siento por todas las gilipolleces que dijo sobre ti cuando ni se sabía de nuestra relación. Te has portado muy bien con él para lo que se merece.

—Ya... pero no quiero que nuestra amistad, o lo que sea, termine así. Quiero que hagamos las paces. ¿Sabes? Esto es peor que con Sae...

—Sí. Isagi es más gilipollas que Itoshi. —No le corregí—. Si quieres perdonarlo, aunque opine que no se lo ha ganado, hazlo. Pero no te arrastres. Que él se disculpe primero apropiadamente y que aprenda a aceptar un rechazo.

新時代~Blue LockWhere stories live. Discover now